Capítulo III.

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—No despierta, ¿seguro que le diste la dosis correcta? —oí una voz desconocida.

—Sí, estoy seguro. —segunda voz desconocida.

—La mataste. —tercera voz desconocida.

No entendía qué sucedía, mis párpados pesaban, no podía abrir mis ojos.

—No la maté. —habló la segunda voz, ésta vez con un tono de voz más alto.

—¿Y por qué no despierta? —habló la primera voz.

—Se está moviendo. —Habló otra voz.

Moví un dedo, luego otro, hasta mover por completo mi mano derecha. Abrí mis ojos y me encontré con mis piernas. Levanté la cabeza y una punzada en el cuello me detuvo. Gemí ante el dolor y automáticamente cerré los ojos.

Volví a abrir los ojos, levanté por completo mi cabeza y me encontré con tres hombres totalmente desconocidos.

—¿Dónde estoy? —pregunté entrecerrando los ojos debido a la luz.

—Bueno, no está muerta. —dijo uno de los hombres.

Miré atentamente a los tres, no pasaban de los veinticinco. Y luego me di cuenta de la situación, me encontraba sentada en una silla, mis manos y pies estaban siendo detenidos por sogas.

Comencé a temblar al ver lo que sucedía. Estaba siendo secuestrada.

—Desátenme. —les ordené.

Los tres hombres rieron ante mi pedido.

—Ay niña, que inocente eres. —rieron los tres juntos.

Las lágrimas no tardaron en salir y comenzaron a mojar mis mejillas que seguramente se encuentran con un tono rojo ante la rabia de estar en esa situación.

—¿Qué quieren? —pregunté.

—Tus padres ya saben lo que queremos. —contestó uno de ellos.

—Cien millones de dólares en cinco horas o su linda hija sufrirá las consecuencias. —rieron.

Mis sollozos hacían eco en la habitación. ¿Cien millones de dólares? Mis padres no tenían semejante cantidad de dinero.

—Es imposible, ellos... ellos no tienen esa cantidad de dinero. —hablé con la voz temblorosa.

—Lo sabemos, y le estamos dando cinco horas para obtenerla. —habló el que parecía ser el jefe.- o sino... tendrás que pasar por sucesos no tan... agradables.

Sabía a qué se referían. No pude evitarlo y lloré aún más.

—No tienes nada de qué preocuparte si tus padres consiguen el dinero. —habló otro de los hombres.— preocúpate cuando pasen las cinco horas y no te hayamos liberado. —rieron nuevamente y se fueron, dejándome completamente sola.

Intenté zafarme de las sogas, pero lo único que lograba era lastimarme. La habitación donde me encontraba estaba completamente vacía, no había nada que me ayudara a liberarme.

La desesperación me invadió por completo, necesitaba calmarme para pensar mejor las cosas.

Tal vez mis padres si conseguirían el dinero y saldría sana y salva. ¿A quién podía engañar? En cinco horas conseguirían menos de la mitad.

Era imposible obtener ese dinero en menos de cinco horas. Estaba aterrada, lo estaba y mucho. No sabía de qué eran capaces de hacer.

Lo único que hice fue rezar. Rezarle a Dios para que nada sucediera, para que mis padres consiguieran el dinero. Para volver a mí casa con mi familia, mi hermana, mis amigos.

¿Jessie y Lincy sabrán de la situación? ¿Jason sabrá también? No sabía qué hora era, no había ventanas que me indicaran si era de día o de noche. Y como dije antes no había nada en la habitación, ni siquiera un reloj.

Estaba desesperada, no sabía qué hacer y el silencio de la habitación no me ayudaba. Al otro lado de la puerta oía risas, ¿cómo podían estar tan tranquilos? ¿Cómo podían reírse en una situación así?

Y entonces comprendí... comprendí que seguramente no era la primera vez que secuestraban a alguien. Pero... ¿por qué a mí? No era de una economía alta, no tenía una casa lujosa, tenía lo justo y lo necesario. ¿Será que les gusta ver sufrir a los padres? ¿Les gustará hacer sufrir a la víctima?

¿Qué me harían a mí?

No podía evitar tener tantas preguntas, tal vez era una manera de alejarme de la realidad y mantenerme en mi cabeza para evitar lo obvio. Me torturarían o quién sabe qué otra cosa.

Me odiaba. Me odiaba por ser tan débil y llorar. Me odiaba por no poder pensar con claridad y planear un escape. Tendría que haber algo en toda la habitación, no puede ser que no se les escape nada.

En la esquina izquierda se encontraba un pedazo de vidrio, el problema es que no llegaría hasta allá sin caerme y menos podría agarrarlo. Mi único escape tirado a la basura.

Tendría que esperar. Esperar para el horror.

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⏰ Última actualización: May 21, 2017 ⏰

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