PRÓLOGO

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-Año Nuevo... ¿Eh? -me dije a mí mismo mientras salía vaho de mi boca por el frío-.

Me encontraba en el mirador de la ciudad, divisando cómo la nieve bañaba de blanco todos los edificios y todas las carreteras. De repente, una luz cegó mis ojos verdes.

-¿Qué ha sido eso? -me pregunté.

Unos fuegos artificiales llenaban el oscuro cielo de colores y jolgorio y aunque las vistas fuesen preciosas, mi rostro ni se inmutó.

Una vez acabaron, me quité la nieve de mi revoltoso y castaño oscuro pelo, me puse el gorro y empecé mi camino a casa.

-Este año... Quizá debería de hacer algo con mi vida... -pensé en voz alta.

VARIOS MESES DESPUÉS

Resoplando, me senté en un banco y empecé a beber agua de mi botella.

-¡Eh! ¡Knave! ¿Eres tú? -escuché a lo lejos-.

Alcé la mirada hacia la izquierda y es ahí cuando vi a dos personas viniendo hacia mí. Uno de ellos, un chico con el pelo muy corto y negro al igual que sus ojos los cuales te hacían creer siempre que estaba como poseído y, a su lado, una chica con un cabello dorado cuyo flequillo le tapaba uno de sus ojos azules, los cuales hacían que te quedases totalmente hipnotizado.

-¡Hey! -repitió el chico-.

La chica saludó con su mano y con una sonrisa de oreja a oreja.

-Buenas, Lezque -respondí-. Cuánto tiempo.

-Mira, Knave, esta es Spakk, mi novia -comentó mientras sonreía y me hacía un gesto con la mano para presentármela.

-Oh, encantado, yo soy Knave. Un antiguo amigo y compañero de clase de Lezque -dije mientras la saludaba con la mano-.

-Vaya... Hace mucho tiempo que no nos vemos, ¿eh, Knave? ¿Recuerdas las travesuras que hacíamos en clase? -comentaba mientras se reía, sin embargo, yo empezaba a incomodarme un poco, aunque asentí-. Bueno, Knave, ¿qué es de tu vida? ¿Qué haces entrenando en este parque al lado de la playa?

-Llevo viniendo aquí todo el año, me parece un buen sitio... -suspiré-. Me estoy preparando físicamente para entrar en la EMD.

-¿¿¿¡¡¡La EMD!!!??? -saltó Lezque- ¿¡En serio!?

-Sí, ¿qué pasa? -respondí sin saber qué ocurría-.

Mientras Lezque era incapaz de hablar porque no paraba de pegar saltos y tararear, Spakk rió y se dirigió a mí.

-Nosotros también vamos a intentar ingresar en la EMD -comentó Spakk-. Llevamos todo el año preparándonos con un circuito que nos preparamos nosotros mismos. Si quieres, puedes venirte con nosotros lo que queda de año antes de las pruebas de inscripción, así no entrenas solo.

-Ah, muchas gracias, pero estoy bien. Ya me he acostumbrado a entrenar aquí. -respondí-.

-Bueno, como veas, siempre que quieras venir, estás invitado -sonrió-. Solemos empezar el entrenamiento en el mirador a las ocho de la mañana.

-Lo tendré en cuenta -dije con una leve sonrisa-.

Un Amor en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora