CAPÍTULO 1

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Hace años que terminé el instituto, así que se me hacía muy extraño estar nuevamente en una escuela, aunque esta no sea una escuela corriente.

Hace varios días me enviaron un correo en el que nos citaban a todos los alumnos de primer año en el auditorio, así que fui allí varios minutos antes por si me perdía por el camino. Una vez llegué, me senté y miré a mi alrededor.

-No veo a Lezque ni a Spakk... -suspiré- Este chico siempre igual, llegando lo más justo posible de tiempo.

-Para tu información, he llegado con tiempo de sobra -escuché a mis espaldas repentinamente-.

Me di la vuelta y allí estaban los dos sentados a mi lado, mirándome con una sonrisa en la cara.

-¿Pero cómo? -antes de que acabara mi pregunta, Lezque me cortó-.

-¿Por qué no viniste ni un solo día a entrenar con nosotros, Knave? Te estuvimos esperando cada día desde que nos vimos ese día en el parque.

-Ah, bueno... Simplemente me gusta entrenar solo -afirmé-. No quería ser una molestia tampoco.

-No eras molestia ninguna, Knave. Nos hubiese encantado que vinieras, nos lo habríamos pasado genial -me dijo con una enorme sonrisa Spakk-.

Acto seguido, se apagaron las luces del auditorio y se encendieron los focos del escenario, habiendo allí en pie un hombre trajeado con una barba densa y grisácea que estaba a juego con su canoso, pero bien peinado cabello.

-Buenos días, jóvenes -comenzó su discurso-. Mi nombre es Zygo y soy el director de la Escuela Militar de Dúos o más conocida como EMD. Como ya sabréis, este es el nombre de la escuela ya que no sois estudiantes, sois militares. Es decir, que si es totalmente necesario, se os tendrá en cuenta en el campo de batalla.

Esto a más de uno le sorprendió y era imposible no escuchar los murmullos de muchas de las personas allí sentadas.

-Se os asignará desde el día uno un compañero y siempre trabajaréis junto a esta persona, esto lo llamamos el Sistema Dúo. Con esto buscamos la congeniación entre los soldados para un mayor porcentaje de éxito en el campo de batalla -continuó con su sermón, como si siguiésemos en silencio-. Aunque trabajéis siempre en parejas, viviréis y actuaréis oficialmente en escuadrones de cuatro integrantes formado por dos Dúos.

Puede parecer difuso, pero la cantidad de noticias que salieron en su momento con la subida de tasa de éxitos debido a este sistema de aprendizaje y trabajo fue alarmante. Con esto consiguen que los Dúos sean uno en el campo de batalla y, al juntarlo con otra pareja en el día a día, hacen que se compenetren como si fuesen inteligencias artificiales o fuesen capaces de leerse la mente los unos a los otros, ya que se conocen muy bien.

-Por último se os hará entrega de un carné que os identifica como militares y alumnos de esta escuela. En él podréis ver vuestro nombre completo, cargo y escuadrón. Vuestras habitaciones están enumeradas de forma que coincida con la del escuadrón. Podéis marchar a instalaros una vez se os haga entrega de la identificación. Muchas gracias.

Volvieron las luces y se apagaron los focos y, a su vez, se nos fue la imagen de Zygo, el director de la escuela.

Entonces una mujer con gafas y una cola de caballo castaña se nos acercó para darnos los carnés a Spakk, a Lezque y a mí.

-Knave Knight, soldado, escuadrón 016 -leí en mi identificación-.

-¿Escuadrón 016? ¡Genial, estamos juntos! -exclamó Lezque con una sonrisa de oreja a oreja.

-Sí que es casualidad que nos hayan puesto a los tres juntos, ¿no? -preguntó Spakk-.

Lezque empezó a reírse.

-¿Cómo que casualidad, cariño? Si había una pestaña para poner si teníamos preferencia por alguien para Dúo y otra pestaña para el escuadrón.

-¿Ah, sí? ¡Pues me entero ahora! -comenzó a reírse sin control Spakk-.

Mientras ellos se reían, yo me perdí en mis pensamientos.

Si te dan la opción de poner preferencias, los amigos estarán todos juntos. Así que, la persona que venga con nosotros tres, ¿estará igual de sola que yo? ¿Le costará hablar tanto como a mí? Será mi Dúo para siempre, así que espero que nos llevemos bien.

-Oye, Knave, ¡oye! ¡Eeeeh! ¡Oyeeee! -Lezque me despertó de mis pensamientos con un chasquido en mi cara-. ¿Dónde estaba tu mente?

-Perdón, estaba en mi mundo -respondí-.

-Nos hemos dado cuenta, Knave -se comenzaron a reír ambos-. Bueno, ¿vamos a instalarnos o qué?

-¡Eso, vamos! -exclamó Lezque-.

Se levantó pegando un grito de la emoción. Tras él, iba Spakk, tan radiante como siempre. En cambio, yo, iba a un ritmo mucho mas pausado, echándole un vistazo a todo aquello que me llamaba la atención.

Llegué a la habitación y me sorprendió ver a Lezque ya tumbado en la cama con todo desempaquetado. Spakk seguía con su maleta, sacando la ropa que le quedaba y metiéndola en el armario.

La habitación constaba de dos literas, una a la izquierda y otra a la derecha con sus dos respectivos armarios y sus dos mesitas de noche.

Para cuando decidí ponerme a desempaquetar, Spakk ya había acabado y se había subido a la cama superior para descansar. Al poco rato, escuchamos una voz dulce y entrecortada en la puerta.

-Disculpad...

Nos giramos todos a mirarla.

-Soy Beaunit, encantada.

Spakk y Lezque respondieron al momento devolviendo el saludo y dando sus nombres, sin embargo yo, me quedé estupefacto.

Sus ojos verdes hicieron que de repente me sintiese en mitad de un bosque, respirando un aire tan puro que incluso me ampliaba los pulmones.

Su cabello pelirrojo me transmitía una felicidad nostálgica que lograba que recordase los tiempos en los que jugaba de pequeño al fútbol.

Su tez blanca y sus pecas me hicieron volar por el aire en un avión cuyo destino era el calor de la curva de su sonrisa.

-Eh... ¿Hola? -me dijo, estupefacta-.

Cuando quise darme cuenta, la tenía delante mía mirándome fijamente.

-Ah, perdón, perdón, hola, soy Knave, encantado -respondí-.

-Mucho gusto, Dúo -añadió sonriente y extendiéndome la mano-.

-Mucho gusto -dije dándole la mano-.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2021 ⏰

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