Comienzo.

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Era un día como otros. Bueno, como otros no, se había acabado el verano, y volvía otra vez la etapa de sufrimiento y de frustración, a la que todos llaman "curso".

Pasaba a Cuarto de la ESO, mis ánimos eran mínimos. Echaba de menos a is compañeros, pero no me hubiera importado estar tres meses mas sin verlos. Nunca me importa la verdad. Supongo que me toca apechugar, y empezar el nuevo curso con mi mejor sonrisa.

10 de septiembre, 6:30.

Me desperté, me quedé como siempre desvelada, diez minutos mas en la cama. Intentando hacerme a la idea lo que estaba por venir. Cuando por fin pude ponerme de pie, fui al baño y me mire en el espejo echandome una buena pasada de agua fría en la cara, para despertarme totalmente. Al verme bien, no mejor que nunca, pero bien, me fui a mi armario y decidí ver que ropa me ponía. No estaba tan ilusionada con empezar el curso, pero siempre me ilusionó mucho mas con dar buena impresión, y mas después de verano. Estaba mucho mas morena de piel, lo que era normal, ya que soy de esas personas que cogen sol rápidamente. Mi pelo seguía igual de rubio, incluso un poco mas, y mis ojos igual de verdes, aunque lentamente iban perdiendo el brillo. Después de estar un rato pensando en que ponerme, opte por llevar los típicos leggins negros y una blusa básica blanca, con unas botas altas marrones y una chaqueta de punto larga de botones de igual color. Me mire al espejo y me vi bien, no mejor que nunca, pero bien. Rápida fui al baño otra vez y saque mi neceser, mi gran y amado neceser, el que me salva de cualquier problema de ultima hora. Saque el corrector y me lo aplique por las ojeras y por las mejillas, luego me hize una ligera raya debajo del ojo y me aplique rímel. Nunca he apostado mucho por el maquillaje, pero he de admitir,que me encanta experimentar con los ojos y probar colores y técnicas nuevas. Cuando termine solo me falto plancharme el pelo y rociarme con ese perfume que tanto amo, para mi los perfumes dicen mucho de la persona que lo lleva, por eso intento ir siempre, con el mejor olor posible. Mire el reloj y ya eran las 7:15. El bus pasaba a las 7:35, así que tenia tiempo. Fui a mi escritorio y prepare las cosas. Cuando fui a la cocina mi madre me había dejado preparado el desayuno, zumo de naranja y tostadas. Mi madre siempre se iba a trabajar temprano, sobre las 6:00, porque tiene una empresa de diseño,y siempre ocupa parte de su tiempo en ella, no la culpo, es muy importante. Al terminar de desayunar, me cepille los dientes y cogí el móvil junto a la maleta y salí de mi casa hacia la parada.

Hacia un montón de frío, mas del que me imaginaba y no paraba de temblar. Quedaban diez minutos para que pasara el bus. Lo malo de mi parada es que soy la única que vive por aquí y soy la única que coge esta parada. O eso pensaba... ¿Es cosa mía o ese chico viene directo hacia aqui? Por su pinta parece que viene al instituto como yo, tiene maleta y pinta de colegial. Se va acercando y yo sentada en la parada decido mirar hacia abajo. Derrepente se sienta al lado mio y pasa su mano por mi hombro dándome un ligero toque.

-¡Hola!, ¿esta es la parada del bus del instituto García Vitolo?- Me dice.

-Si, ¿eres nuevo?- le contesto con una sonrisa.

-Si,me acabo de mudar aquí, cosas de trabajo de mis padres y eso.

-Que bien, ya veras que te va a gustar, ¿cuantos años tienes?

-16, ¿tu?

-Igual, ¡que casualidad!

-Ya ves- y me devuelve una de sus sonrisas.

Justo al segundo suena la bocina del bus y nos subimos. Están los de siempre, y los saludo a todos. Como siempre me siento en la segunda fila, saco mis cascos y escucho musica. Cuando me quería dar cuenta ya habíamos llegado, y justo cuando me baje del bus, se oye una

Otra casualidad mas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora