Entre cartas y favores 📷

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Aura

El sol está calentando, como todos los días, afortunadamente dentro del supermercado es frío, hay una buena ventilación. Miro la lista de compras (algo larga) pero con todo lo necesario.

Siento mi móvil vibrar, miro la pantalla iluminada indicándome que Ligia está llamando.

—Hola Ligia, ¿pasa algo?

—Señora Aura, para informarle que la leche de soya se acabó.

—¿Se acabó? Pero si acabo de ver tres cajas de un litro cada una, eso es imposible.

—Sí señora, hay tres cajas, pero lo único que había allí eran sorbos, están más que vacías.

—No puede ser, ese hombre me va a matar. Bueno, no te preocupes Ligia las compraré, ¿algo más?

—No señora eso era todo.

—Bueno, adiós Ligia nos vemos en casa.

Julián sabe sacar todos mis demonios.

—Aura solo respira —hablo para mi misma— solo son tres cajas llenas de restos que tu esposo no tuvo la decencia de desocupar y botar, solo deja basura en la cocina. Tranquila, solo respira.

Pensando que ya había terminado, camino a la sección de lácteos y busco la dichosa leche, se que es más nutritiva y más sana, pero es él quien realmente me hace enojar.

—Hola Aurita, ¿cómo estás? Hace ya algún tiempo que no te veo.

No puede ser, mi querida vecina -sarcasmo obviamente- hoy no es mi día.

—Señora Perelman, es un placer verla. Gracias por preguntar estoy muy bien, ¿cómo están en casa?

—Muy bien linda, aunque te veo más delgada, algo demacrada. Debes cuidarte. Espero poder verte más a menudo; me voy, Georgie me está esperando. Adiós querida.

—Adiós señora Perelman.

Loca vieja parlanchina, estas mas demacrada, como si ella no se viera en un espejo. Espero no pisar un pie en su casa, estúpida vieja criticona.

Son aproximadamente las tres de la tarde, las calles en Florida están en completo movimiento, afortunadamente logro transitar con tranquilidad a mi regreso a casa

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Son aproximadamente las tres de la tarde, las calles en Florida están en completo movimiento, afortunadamente logro transitar con tranquilidad a mi regreso a casa.

—¿Cómo te fue en las compras? —pregunta mi ama de llaves.

—Bien Ligia, pero me encontré con la Señora Perelman.

—Ya sabes que esa señora habla más de la cuenta —comenta Ligia mientras ordena las compras.

—Dímelo a mí.

No entiendo porque Julián se empeñó en que tenía que conocerla, al principio la vi como una oportunidad de hacer una amistad, que ella fuera mi amiga, pero su vida de señora de alcurnia y dama de sociedad no podían faltar, lo peor es su manera de hablar de aquello, para ella lo mas importante es el dinero y las falsas apariencias.

Aura [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora