Veintiuno

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Turquía - Estambul

MICAL ETHRIDGE

Hoy no me podía estar pasando esto, no a mi.

Gruñi dentro del baño, apoyando mis codos sobre mis rodillas, buscando una solución a mi pequeño problema femenino. Tenía varias opciones pero no están segura de como ejecutarlas.

Una de mis opciones era hablar a la señora que se encarga de la limpieza sin embrago tengo un problema, no se turco.

Otra opción eran las chicas Özdemir pero ninguna estaba en casa.

Mi abuela, podría ser otra opción si no se hubiese ido con Athena a pasear por ahí, me invitaron a su paseo pero preferí quedarme a esperar a Atesh que desde la mañana no lo veo.

Todas mis planes u opciones estaban perdidos.

Volví a gruñir molesta con la vida por ponerme en estos aprietos. Yo nunca me olvidaba la fecha que llegaba mi menstruación sin embargo con la última semana ajetreada antes de salir de viaje, lo olvide.

—¿Todo en orden allí adentro? —una voz masculina al otro lado de la puerta me hizo levantar el rostro mirar hacia la misma.

Podía decir que todo estaba bien y esperar que mi novio llegue a  casa o aceptar la ayuda del hombre al otro lado de la puerta para menguar el maldito dolor de mi bajo vientre.

—Necesito... Necesito toallas femeninas —toda la oración la solté rápido y sin frenos, temia que no me haya comprendido el hombre al otro lado de la puerta.

Su risa divertida hizo acto de aparición causando que mis mejillas se sonrojaran un poco más de lo que ya estaban, segundos después de como y sólo dijo ya vuelvo.

Casi quince minutos después la puerta fue abierta sólo un poco para lanzar un pequeño estuche rectangular al suelo que en una de sus caras decía Kit "para esos momentos", así como la puerta fue abierta la cerraron.

—Le pedí ayuda a una de las chicas del servicio con lo que encontrarás allí dentro, asimismo ella fue la que lanzó el kit en el baño.

Apenas escuche esas palabras como pude me estire un poco y alce el estuche del suelo, al abrirlo encontré unas bragas limpias mías.

En serio, este no era un gran día.

Ya limpia y mas cómoda conmigo misma decido pasear por el jardín de esta  gran mansión, en los días que llevamos ese ha sido mi lugar favorito  para despejar mi mente y leer un poco.

Estar en contacto con la naturaleza es relajante mañana escuchar el cantar de los pajaritos, el silbido del viento o el crujir de las hojas al ser pisadas.

—Siento irrumpir tu concentrada lectura pero quería saber si te encontrabas bien.

Mis mejillas se sonrojaran levemente por el bochornoso momento que tuve que pasar por mi despiste.

—Yo... Eh... Gracias por tu ayuda —dije cerrando el libro que estaba leyendo.

—No es nada, cada mes lidio con mis hermanas o primas —sonríe el hermano menor de mi novio, Sinam, mientras se apoya en el árbol que me hace sombra— Ese kit fue idea de Atesh y cada cierto tiempo tenemos listo unos cuantos para salvar a nuestras hermanas, primas y en algún caso a las amigas de las mismas.

—Así que andan bien preparados.

Mueve su cabeza en afirmación con las manos en sus bolsillos sin dejar su sonrisa de labios cerrados.

LE DIJE ADIÓS A LAS CITAS AMOROSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora