Diecinueve

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Dedicado a LucyJose19
Disfruten el capítulo que está hecho con mucho cariño para ustedes.

Cuidense nos leemos pronto, besitos con sabor a chocolate.






MICAL ETHRIDGE

Me encontraba sentada a en el asiento del copiloto, mientras atrás venían mi abuela y Athena muy contentas, abrazadas.

Cantaban a todos pulmón una canción en turco que era emitida por el celular de Athena, mi abuela seguía la canción pronunciado cualquier cosa sin sentido , era divertido verlas. Sin embargo desde que las vi juntas en la la celda, abrazadas sonriendo como íntimas amigas hizo que una espinita celosa se clavara en mi pecho.

Nunca había visto sonreír a carcajadas a mi abuela como en estos últimos días desde que los hermanos Özdemir se trasladaron a nuestra casa.

Una parte mía estaba contenta de verla así alegre, la otra celosa por que mi abuela no era todo risas conmigo, siempre en silencio, algunas charlas sobre su vida, algunas anécdotas y hasta ahí era.

Apoye mi cabeza  en en el vidrio de la ventana del auto, Atesh se unió también al canto desafiando de las mujeres sin embargo el lo hacía mejor que las dos mujeres en el asiento trasero.

En medio de cantos llegamos a la casa, donde  cada uno fue a su habitación sin embargo Atesh retuvo a su hermana y comenzaron una conversación en turco en la habitación que ella ocupaba, al principio no se oía nada, segundos después ellos comenzaron a levantar la voz y mezclar los idiomas.

Por mi abuela sabía que Atesh hablaba Italiano, aparte de Turco e Inglés, asimismo el me lo confirmo y dijo que casi todos en su familia hablaba esos idiomas y conocían también  un poco de español ya que su madre  lo hablaba.

—Mmm... Mical —la abuela murmuro  pasando las manos por sus ojos, me había costado pedirle que se durmiera.

—Abuela duerme, yo iré a ver que sucede —deje un beso en su frente y deje la lámpara de su mesita de noche encendida.

A paso sigiloso si es que podía me acerqué a la puerta de la habitación de invitados, los gritos habían cesado pero se escuchaba un sollozo lastimero que provenía al parecer de Athena, cuando iba a poner el oído sobre la puerta está es abierta.

—Me iré a Italia mañana mismo, hermano mayor.

Mumuro la pelirroja frente a mi, manteniendo su mirada serena a pesar de tener los ojos un poco rojos.

—Lo siento yo...

—No quiero ser grosera, pero no me hables —limpio las gotas de agua salada que caían por su mejillas— Mañana me voy antes que la abuela despierte.

Cruzo el umbral de la puerta y camino hasta el baño de visitas donde se encerró y comenzó a llorar, hace unos minutos le tenía envidia y celos por su relación amena con mi abuela, ahora me sentía triste por como se veía, así también temia como reaccionaria la mujer que hoy duerme como un bebé.

—¿Hace cuanto estas ahí? —el tono apagado que uso mientras  pasaba las manos por su rostro, me hizo suspirar.

—Hace un par de minutos escuche los gritos, mi abuela casi se despierta así que le dije que vendría y ella siga durmiendo.

—Disculpa, esto se salió de nuestras manos yo no debí reaccionar así, ni debimos alzar la voz—cayó de espaldas sobre la cama y atrajo hacia el, él pez de color azul y amarillo que si no me equivoco se llama Flounder y es el mejor amigo de la sirenita.

LE DIJE ADIÓS A LAS CITAS AMOROSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora