Quisiera entrar al mundo de las drogas de una forma dulce.
Quisiera entrar para saber si vale la pena.
Quisiera que la vida sea cruel pero a la vez amable...
[Las cosas no son cómo piensas, a veces la cabeza y memoria de dan una mala pasada]
Actuali...
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A veces las cosas no salen como realmente queremos.
Van bien, van mal, como sea, ¿Qué más da?
Pero hay cosas que en realidad son bien malas. ¿Qué tal un secuestro? ¿Sería algo grave? Yo creo que no, pero tal vez sí.
Es decir, estás en riesgo de muerte, pero también, puedes experimentar cosas nuevas.
¿Qué tal si tú secuestrador se enamora de tí? ¿Le darías una oportunidad?
No sería mala idea, tal vez.
Porque para ella no lo fue.
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Esto no podía ser cierto.
Un chico llegó por Juvia, al parecer tenían todo planificado, tal vez hubiera dejado que se la llevaran, tal vez porque era lo que tenia que pasar.
Pero, aún así, ¿Por qué yo también?
— Y por ella —dijo la cabello escarlata.
¿Por qué por mí?
— Ah, si, es cierto, como sea, ya saben qué hacer — dijo el chico sin camisa mostrando desinterés a mi situación, mientras que él agarraba la cintura de Juvia y la besaba de una forma un poco salvaje.
Dejé de prestar atención ante la escena casi sexual que tenía frente a mí. Y me percaté de que la pelirroja se acercaba hacia mí con un saco.
— Espera, ¿Qué van a hacer conmigo? — pregunté temerosa, esperando no tener la respuesta tan obvia.
— Secuestrarte — dijo la peliazul sin mostrarle importancia.
