El comienzo (Parte Final)

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Así pues, comenzó a desvestirme, al comienzo sus manos temblaban un poco, luego de un tiempo su pulso volvió a ser el mismo, incluso puedo decir que fue mas firme.. Yo? Yo temblaba como loca, me costaba respirar, lo miraba y ahora que habíamos colocado las cartas sobre la mesa, quería lanzarme sobre Él, no quería esperar más.. para qué? si ambos sabíamos lo que queríamos; su mirada recorría mi cuerpo al  mismo tiempo que colocaba la cuerda, cuando llego a mis piernas, se detuvo, subió la mirada y sin mediar palabra... me cargo y me llevo a la cama; -Dejemos esto para otro momento- dijo casi jadeando y sin más, me beso.. un beso con sabor a prohibido e indebido, hacia de ese momento el mas caliente de mi vida, sus manos apretaban mi cintura, mientras nuestras lenguas se batían a duelo, mis manos, que ahora estaban libres, se enredaron en su cabello y tiraban de el con frenesí, mis piernas se aferraron a su cintura, nuestras respiraciones se mezclaban y mi cuerpo desnudo temblaba en sus manos.

Con destreza, se quito la camisa que llevaba y en un movimiento que ni siquiera vi, sus pantalones cayeron al suelo, dejando a la vista una fabulosa erección marcada a través de sus calzoncillos; Admito que mi imaginación no hacia justicia a lo que mis ojos veían, y vaya que no fui egoísta al imaginarlo; me coloque en el centro de la cama y mirándolo con deseo, abrí mis piernas exhibiendo mi humedad a sus ojos, sonriendo, comencé a tocarme, a jugar con mis fluidos, a lamer mis dedos y volver a colocarlos dentro y fuera repetidas veces; -Eres mas puta de lo que había imaginado, me gusta eso, parece que disfrutaremos mucho este juego entre... hermanos-. Un gemido se escapó de mis labios, escucharlo decir eso, casi me lleva al orgasmo, nunca hubiese apostado a que cumpliría la mas grande de mis fantasías.

Casi con desespero, se lanzo a la cama y se metió entre mis piernas, lamio mis dedos y aparto mi mano para colocar su caliente lengua en mi ya hinchado clítoris, mi espalda se arqueó al sentirlo, mis manos se aferraron a la sabana y mis gemidos inundaban la habitación. Tres orgasmos conté, pero se que fueron mas. -Date vuelta, te quiero en cuatro y bien abierta- dijo casi con rudeza, Yo sin mas, obedecí. -De ahora en adelante, cuando te de una orden, responderás Si, Señor, ¿entendido?-, lo mire extrañada,-¿Por qué quieres que diga eso, no soy tu esclava, además...-; -¡Cállate!- me ordenó, -De esa puerta para adentro, no solamente eres mi esclava, serás mi puta, mi perra, una mesa si me da la gana, serás lo que YO quiero que seas, ahora obedece y date vuelta- dijo con un tono de voz tan autoritario, que sencillamente me hizo amar aun mas ese momento.. a ver, ya estoy hasta el cuello en esto, ¿porqué no seguirle el juego?, pensé; -Si, Señor- respondí avergonzada pero hey!.. no fue tan malo, hasta me hizo sentir bien, me di la vuelta, levante mi culo y deje caer mi pecho a la cama, prácticamente le dije, sírvete de lo que gustes, no pensaba negarle nada al adonis que tenia detrás de mi; -Buena chica, ahora quédate quieta y disfruta- fueron sus palabras. Coloco su duro, erecto y caliente pene en la entrada de mi vagina y sin pensar mucho en el asunto entro, dos gemidos al unísono retumbaron en la habitación, una, dos, tres y mas embestidas con furia me hicieron gritar de placer, sus manos me tomaban con fuerza de las caderas, su pelvis chocaba en mis nalgas, Yo jadeaba y gemía sin parar hasta que sentí que bajo su intensidad; -¡¿Qué haces?!- pregunte casi sin voz, -¿Porqué te frenas, no me gusta así, quiero que me des duro, ¡como si me odiaras!- le dije un poco frustrada; -Creí que te estaba haciendo daño, no sabía que podías aguantar tanto.. Vaya que voy a disfrutarte, hermanita- dijo al mismo tiempo que aumentaba de nuevo la velocidad de sus embestidas y me pegaba una nalgada que seguro iba a dejarme adolorida varias horas; -Tus gemidos me vuelven loco, hermanita- me susurro al oído y entonces.. llegué, mi vagina se contrajo apretando su duro miembro y regalándole a su vez, un orgasmo a Él. 

Sus gemidos, su pene latiendo dentro de mi, su pecho sudoroso y caliente sobre mi espalda, su respiración en mi mejilla... definitivamente es un momento que guardare en mi memoria por siempre; pasados unos minutos, una culpa me invadió, me sentía extraña y al mismo tiempo me sentía en las nubes, no sabia que hacer ni como reaccionar, así que como pude me lo quite de encima, recogí mi ropa y simplemente me fui a mi habitación, iba feliz, no lo niego, pero sabia que lo que habíamos hecho, no era correcto... ¿Les confieso algo? me sentí así solo esa noche, cuando volvimos a estar solos.. los encuentros se volvían cada vez mas salvajes, miradas, roces, caricias y "típicos abrazos entre hermanos" que solo Él, al que hoy llamo, Mi Señor, y Yo, sabíamos lo que significaban.

Quizás estén preguntándose.. ¿y ustedes no tienen padres o que? pues querido lector, para nuestra suerte, nuestros queridos padres estaban fuera, celebrando su aniversario.

Mi hermano, Mi Señor, Mi Amo.. Como se lo prometí, aquí esta nuestra historia.


                                                                                                                                                                        Sra. Monnet.

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