Confieso que hoy hice un esfuerzo sobrehumano por levantarme más temprano y llegar antes de las clases para ir a donde mi antigua profesora de artes y preguntarle sobre Erick, me di cuenta que es quien le dicta dicha clase y de algo me debe de servir ser su favorita aunque no esté en su asignatura. Además, sé que es la única que me puede brindar información, es un tanto fisgona, también le podría preguntar a la directora, pero obviamente no me va a decir nada y presiento que me acabaría diciendo que me preocupara por llegar temprano y no por la vida privada de mis compañeros, así que mejor me evito el sermón. Ahora, que las clases se acabaron y que lo único diferente es que Erick faltó, me dirijo hacía el aula de mi exmaestra. Si no logró conseguir nada, esta tarde iré donde Samantha, igual hace mucho no voy a su casa. Excusa perfecta.
El salón de la maestra Mery aparece en mi campo de visión, así que apresuro un poco más mi paso. Una vez llego hago los toques correspondientes y segundos después escucho de su aguda voz un <<pase>>.
—Buenas tardes, profesora.— saludo y me puedo dar cuenta que el lugar solo posee su elegante presencia.
—Oh, hola, Caroline, qué sorpresa, ¿todo bien?
—Sí, solo he venido a hacerle una pequeña pregunta…
—Dime, cariño.— Me dice con dulzura.
—No quiero parecer chismosa, pero ese chico Erick Stevens, el nuevo, me intriga y no sé por qué, ¿qué sabe usted sobre él?
—Si pareces chismosa, te diré lo que sé, que no es mucho, pero no debería estarlo haciendo y lo haré solo porque eres mi favorita—me dice con gracia y complicidad porque solo nosotras sabemos que lo soy— Erick viene de otra ciudad y se trasladó por el trabajo de sus padres, sé que ya se está hablando sobre su mala conducta, pero como estudiante es excelente. Es lo único que sé, fue lo que nos dijeron el día de la junta donde decidíamos si aceptarlo o no y solo por su gran rendimiento académico, se hizo la excepción—concluye, sin embargo, en su voz puedo sentir algo de duda.
—¿Segura? No la escucho muy convencida—no pude aguantar las ganas de decirlo.
—Sí, cariño, segura.—responde con más firmeza.
—Ok, gracias, profe. Feliz tarde.— me despido amablemente y ella me dedica un asentimiento acompañado de su dulce sonrisa.
Esa información no me responde mis dudas, incluso no entiendo la nota de duda al responderme la pregunta. Insisto, aquí hay algo extraño.
***
Si ella no puede dar respuestas, renuncio a la posibilidad de que alguien más me las pueda dar. Samantha, ella es mi próxima y última persona a la cual le preguntaré sobre esto. Ya casi llego a su casa, el transporte público tuvo una falla y me dejó dos cuadras atrás, por lo que opté caminarlas. Mamá se fue de compras al supermercado y aunque moría por acompañarla, mejor le pedí permiso para venir a ver a Samy.
Una vez llego toco el timbre, no tardan en abrirme y es ella quien lo hace, no esperaba mi visita y su cara es el vivo reflejo de la sorpresa, la emoción y la confusión.
—Hola, Samy, ¿cómo estás?— le saludo con una leve sonrisa.
—¡Caro! Qué sorpresa. Estoy bien, ¿y tú?—responde volviendo de su trance— sigue, por favor.
—Espero que sea una agradable y también estoy bien, gracias— digo mientras entro a su casa.
—Siempre va a ser una agradable—afirma con su característica ternura.
Camino a su habitación me cuenta que sus padres tuvieron una emergencia en el trabajo y tuvieron que irse inmediatamente, ambos son médicos, su papá es muy gentil y su madre es una bruja, aunque por Samy me tolera ya que me he dado cuenta que no soy la compañía favorita para su hija. En fin, cuando llegamos nos recostamos en la cama y empezamos a hablar sobre nuestros fines de semana y de temas triviales. Luego, nos fundimos en un absoluto pero cómodo silencio, sin embargo, después de unos minutos me vi en la necesidad de romperlo ya que no olvidaba una de las razones por las que había venido.
—Oye, Samy, me gustaría preguntarte por qué Erick dijo, la vez que fueron a mi casa, si debía irse otra vez.
—¿Él dijo eso?— se hace la desentendida.
—Sí, quiero saber a qué se refería, es que me causa mucha curiosidad— le hago ojitos.
—Amiga, dime algo— dice incorporándose y yo imito su acción— ¿Qué sientes cuando ves a Erick? Y dime la verdad, sé cuándo mientes.
—No se vale, yo pregunté primero—protesto.
—De tu respuesta depende la mía, querida. Así que respóndeme.
—Eres imposible, Samantha, y sé que si no te respondo no me dirás nada. Te odio.
—Oh no, tú me amas y como sabes como soy me vas a responder— me regala una sonrisa triunfadora.
—Te odio—musito— y bueno, con respecto a tu pregunta, ser injusto, puedo decir que cuando lo veo me genera una extraña sensación, incluso, me atrevo a afirmar que me es familiar, como si ya lo conociera— mi amiga se remueve con cierta incomodidad—es todo, ahora responde tú.
—Caro, la verdad es que…— oh vamos, me va a decir mentiras, logro percibir su nerviosismo y duda— Erick ya había vivido aquí, cuando estábamos en la escuela primaria, quizá no te acuerdes de él porque casi no interactuaban y por eso te parece familiar, ¿me entiendes?— asiento— Perfecto, en concusión: ya lo habías visto, pero no te acuerdas de él y por eso se te hace familiar.
—¿Y lo de irse otra vez?
—Amiga, su familia y él tuvieron algunos problemas—de nuevo hay duda en su voz.
—¿Cuáles?
—Vaya se me había olvidado lo curiosa que puedes llegar a ser, pero lo siento, Caro, no puedo decírtelo, no por falta de confianza y lo sabes muy bien, sino porque no es mi asunto, eres mi mejor amiga por lo tanto sabes que jamás traicionaría la confianza de alguien.
—Oh, está bien, y sí, sé cómo eres, tú también sabes como soy y me quedaron dudas…— rio y ella se une.
—Deja de ser tan chismosa, Caroline— me da un empujoncito.
—Bueno, bueno, trataré. Igual no tengo manera de conseguir esa información y si se lo pregunto a él obviamente no me lo va a decir.
—Menos mal— al parecer dice eso inconscientemente y de inmediato le dedico una mirada con el ceño levemente fruncido— digo… emm… si… tienes toda la razón, él no te va a decir nada y pues, ¿cómo? Si apenas y se saludan—su nerviosismo es inquietante y eso siembra una nueva duda en mi ser, la cual sé que no me va a responder y si lo hace me va a decir cualquier cosa con tal de evadirme.
—Okey…— es lo único que digo.
Como ya saben, la conozco lo suficiente y sabía que no me iba a responder más. El resto de la tarde la pasamos viendo películas, sus padres llamaron a avisar que llegarían a eso de las 10:00pm y mi madre me dejó hasta esa hora, ella me va a recoger.
Siendo sincera, estuve muy callada al igual que Samantha y eso no es para nada usual en nosotras. Por mi parte quedé muy pensativa, siento que lo que ella me dijo no son mentiras, pero tampoco es la verdad. Por milésima vez, la conozco y hasta podría apostar que es así. Muy en el fondo siento que tiene sus razones y únicamente por eso no insistí (y porque no iba a decirme nada más), aunque mi curiosidad me estuviera matando, ya vería otra manera de descubrir los problemas que tuvo o aún tiene Erick. Samy no especificó que hayan sido de conducta, pero incluyó a su familia y honestamente eso me lleva a pensar que nada tienen que ver sus problemas con eso, presiento que me lo hubiera dicho, tener poca disciplina no es algo del otro mundo como para que ella lo callara.
Conclusión: Ahora si estoy loca. Ashhh.
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Azul con Miel |en Pausa|
Roman pour Adolescents"Nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una nueva historia o construir un nuevo sueño." Anónimo.