Capítulo 3. En llamas

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Una caja de pizza, un bote de helado, y una infinidad de envolturas de caramelos, se encontraban sobre la mesa de centro, en la sala de estar de la posada de la abuela Greta, donde Lizzie y Ben veían entretenidamente una película de terror,  de las cuales Ben aclamaba ser fan. Lizzie por otra parte, estaba cubierta de pies a cabeza con una cobija, y cerraba los ojos cada vez que la música de suspenso comenzaba a sonar. 

Un ruido en la parte de arriba de la casa provocó que ambos se sobresaltaran, el ruido parecía venir del ático, lugar donde Lizzie nunca había estado.

—¿Qué fue eso? —preguntó asustada, su amigo solo se burló.

—Tal vez el monstruo salió de la película y vino por nosotros —bromeó, aunque por juzgar el rostro de Lizzie, parecía que el comentario no le había hecho ninguna gracia —. Bueno ya, solo estoy bromeando, ¿Porqué no me acompañas a revisar?

—No gracias.

—¿Prefieres quedarte aquí sola?

—Estoy soñando, ¿Qué es lo peor que podría pasar? 

 Ben insistió en ir a revisar, hasta que después de algunos minutos, Lizzie terminó accediendo. El lugar estaba oscuro y extrañamente cálido, Lizzie comenzó a sentir como si estuviera dentro de la película que acababan de ver, lo que le provocó escalofríos he hizo que diera un brinco, no dijo nada y se agarró del brazo de Ben, quien caminaba a pasos lentos con cuidado de no tropezar.

 Tras recorrer toda la habitación se encontraron con un interruptor, el chico trató de encenderlo, pero nada ocurrió, trató un par de veces más hasta que la habitación se iluminó. Al encender la luz, lo primero que vieron, fue un estante lleno de herramientas y carpetas que parecían contener documentos importantes. En la parte baja del estante, una caja de madera se hizo visible; la caja llamó la atención de los jóvenes, quienes se agacharon para poder verla más de cerca. Esta tenía unos raros símbolos grabados que ninguno de los dos pudo reconocer, pero algo en esos símbolos intrigó a los chicos, quienes intentaron abrir la caja sin éxito alguno. 

 La caja tenía una especie de candado que solo podía ser abierto con una combinación de seis dígitos. Ninguno de los dos tenía idea de cual podría ser la posible combinación, hasta que un papel cayó desde encima de uno de los estantes, hasta el sitio donde ellos se encontraban, en el papel se podían leer los números 06 18 05, los chicos intentaron con los números del papel y la caja se abrió a la primera, mostrando su contenido.

—¿Todo esto para unos pedazos de papel? qué suerte la nuestra —dijo Ben dejando escapar un suspiro. Dentro de la caja no habían más que periódicos viejos, uno de ellos ponía "Incendio en la posada de Lavender Fields deja dos muertos", Lizzie se sorprendió al ver esa noticia, nunca en su vida había escuchado hablar de un incendio en la posada.

—Qué raro, mi abuela nunca me mencionó ningún incendio en la posada.

—¿No menciona la fecha? seguramente fue hace muchos años. —El castaño le quitó el papel de las manos y comenzó a leer, mientras que ella se puso de puntillas para poder asomarse por arriba del hombro del chico.

Al ver la fecha de la noticia los dos quedaron perplejos,  18 de junio del 2005. Ambos pensaron que era algún tipo de broma, no podía ser posible que el periódico fuera del año 2005, si ellos estaban en 1996. Mientras los jóvenes intentaban entender lo sucedido, el aire comenzó a sentirse más denso, y sus pensamientos se vieron interrumpidos al verse envueltos en una espesa nube de humo que bloqueó todo a su alrededor, lo último que Lizzie pudo percibir fue una figura oscura detrás de Benjamin, y la cara de preocupación del chico.

Té escribí una cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora