Cuenta regresiva...
100
Mi padre siempre decía que el peso de tus logros, definían quién eras. Siendo un hombre rico de cuna, alto, cabello tan negro como la noche y una perfecta sonrisa. Lo tenía todo y a la vez no tenía nada, había conocido a mi madre en un club nocturno a unos cuantos días de su boda. Me contaba que mi abuelo era incluso más estricto que él, imponía respeto donde sea que estuviese, y siempre logró que mi padre hiciese lo que a él le parecía correcto.
Cómo lo era casarse con una mujer de familia pura (así llamaba, a los que nacían en el alto rango de la sociedad) heredera de muchos billones de dólares en sus cuentas bancarias, y futura dueña de una empresa que se dedicaba a la tecnología... esa sería la elegida para casarse con mi padre.
Pero mi abuelo no había contado con la destreza de mi difunta madre para enfrentar una situación ventajosa. Atrajo a mi padre como la miel a las abejas, lo sedujo casi de manera profesional y consiguió lo que ninguna otra pudo.... su corazón.
Papá dejó todo por ella, y ella lo dejó a él una vez obtuvo lo que quiso. Por supuesto que también me dejó a mí, y huyó con mucho dinero (robado) por casi siete años, fuera del país y de nuestras vidas.
Eso hasta que mi abuelo la encontró, y con eso, ella consiguió fácilmente su gran final.
Y dejando toda esa triste historia de lado, nací yo. La adoración de mi padre, la reina de mi abuelo, y futura heredera de toda su fortuna... la fortuna de ambos, por supuesto. Era casi tan importante como la reina de Inglaterra, mi padre y abuelo tenían muchos países a su merced.
Pero no precisamente por ser reyes o algo por el estilo. Tenían dinero, mucho dinero, se adueñaron de empresas, empresas realmente IMPORTANTES en todos los alrededores que tocaban. Cada día que abrían sus ojos posaban toda su fortuna en un lugar más, en un país más y por ende... absorbían mucho más poder, en distintos lugares del mundo.
Tanto, que yo era considerada una de las jóvenes más ricas de todo el mundo en aquellas estúpidas revistas de moda.
¿Mi nombre? Pero que descuido el mío, espero me disculpen. Me llamo Camila, Camila Pavlovsky, la joven número 5 en la lista de los niños y adolescentes más ricos del mundo.
Al menos era una de las cinco primeras, ¿no?
Mi padre proviene de Rusia, y es el mejor padre del mundo. ¿Mi madre? Cubana, una madre que gracias a Dios, jamás llegué a conocer. Yo era feliz, en serio que lo era, nací en Rusia, con el prestigioso apellido de mi padre, hija prodigio y el orgullo total de los Pavlovsky.
Todo lo que hacía estaba bien, todo lo que decía era lo moralmente correcto. Toda yo era la personificación de lo que esa familia tan frívola esperaba, y mi padre me lo agradecía día a día. Solo él sabía que todo eso lo hacía para dejarlo en lo alto frente a su padre, trataba de manera incansable ser la mejor y vaya que si lo lograba. Tanto así que mi abuelo hizo una fiesta en honor a la mejor nieta que alguna vez conoció, dejando en claro que su hijo había hecho un espléndido trabajo, aún así criando a una hija él solo.
Eso provocó que mi padre sonriera como nunca, él siempre buscó su aprobación, y la obtuvo por medio de mí.
Y eso por ende, me hacía feliz a mi.
Pero me había cansado. Él y todos habían obtenido algo de mi, era hora de pensar por mi propia felicidad, y eso se lo aclaré a mi padre un año luego de culminar el intermedio de los últimos cursos en secundaria, le pedí a mi padre el poder de decidir dónde tengo que estudiar... y así acabar por completo con los estudios básicos.

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Infierno (Cancelada)
Fanfiction¿Alguna vez pensaste, cómo sería tu vida, si hubieses tomado la desición correcta? ¿No? No te preocupes, tampoco yo lo había pensado... hasta ahora.