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El saber, le quita el poder a toda realidad. El querer, le da el placer a alguien más... de poder destrozarte. El pensar, casi siempre te lleva a una salida inconclusa y, ¿lo peor? Jamás te dejarás de equivocar. 

-Anónimo.

Cuenta regresiva...

97


En la oscuridad de mi habitación me coloqué a pensar, sobre todos los acontecimientos del día de hoy. Descubrir que Elizabeth era mi acosadora secreta provocó que me abriera con una desconocida, diría que la profesora Jauregui y yo teníamos un mínimo de confianza. Luego de saber la verdad, me preguntó sobre la carta, y si era seguro no alertar a las autoridades.

Tuve que suplicarle silencio, darle seguridad sobre mi capacidad para sobrellevar aquella situación. Le prometí que al segundo asalto peligroso para con Elizabeth, llamaría a mi padre o la denunciaría. Lauren era una mujer digna de respeto, se tomó mi problema bastante personal, quería alertar al director y hasta me pidió que redoblara la seguridad en mi edificio por si acaso algo malo sucedía.

Y en efecto, le hice caso. Al momento de pisar el edificio llamé a Louis, pidiéndole más seguridad en todo el lugar y en mi habitación. Él sin decir nada, como debía ser, acató mis órdenes e hizo lo exigido. Definitivamente me sentía mucho más tranquila ahora que tenía a alguien más con quién charlar, al menos poder compartir mis preocupaciones sobre Elizabeth y toda ésta cuestión de su acoso secreto... y ahora también físico.

Me levanté de la cama y tomé mi celular pues, había visto que alguien me ha escrito. Abrí la mensajería y noté aquél número desconocido, me alarme.

- ¡Hey! ¿Cómo te sientes? Dime que ya mucho mejor... todavía tengo miedo que termines como el joven llamado Cristóbal.

Suspiré aliviada al saber que era ella, por un segundo había olvidado que le facilité mi número, mientras estábamos hablando de todo y nada en el techo del colegio.

- Por un momento creí que eras mi acosadora favorita.

Reí por ello. Ni en el peor momento de mi vida podía dejar de ser graciosa, pero bastante pesada, eso lo sabía.

- No es chistoso señorita Pavlovsky.

Sonreí, sabía que se enojaría.

- Para mi lo es... pero cambiando de tema, ¿a qué se debe su mensaje, profe?

- Mi hija me comentó sobre una serie muy buena, es rusa, y por algún motivo bastante extraño, me acordé de ti.

Ah si, había olvidado comentarles ese pequeño detalle. Lauren era viuda, su esposo murió en un accidente de tráfico, cuando su hija apenas había cumplido los cinco años. Les tocó difícil y Lauren tuvo que criar sola de una pequeña que la familia de su difunto padre, al parecer odiaba, bueno, las odiaban a ambas y la ojiverde todavía no sabía la razón.

Pero ella no se dejó vencer. Así que sola y casi en la calle, crío a su hija y estudió por igual. Tenía que llevarla a su trabajo, maniobrar para enviarla a la guardería y así podía estudiar al menos por las tardes noches; fue una mujer realmente fuerte y aún lo es, hoy en día, logró graduarse de la universidad con honores, trabajó para una reconocida empresa y al quebrar la misma... ella salió con muchos millones encima.

Esa parte no me la explicó muy bien; pero tengo claro que algún truco barato habrá hecho para salir ganando de allí, al igual que sus compañeros de trabajo seguramente. No la juzgo, cada quién tiene una única oportunidad en su vida, y si no la atrapas al momento de llegar... más nunca la tendrás.

Infierno (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora