4. El comienzo

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Vale tenía que admitir lo lujosa que era la vida de los que habitaban la casa que ahora podía admirar. Una casa no, una mansión de piedra gris en medio de un espeso bosque o un lugar boscoso que ella no lograba descifrar.

Un camino hecho de piedras blancas que se perdían en una curva del bosque, una fuente de agua y que sorpresa, tenía peces de colores naranjas y rosas, el agua era transparente para que viera su reflejo, era atrayente.

—¿Te encanta ver los peces? — Sebastián apareció a lado de su reflejo haciendo que se asustará la chica.

—Un poco… solo es que son bonitos.

—Ya dijiste eso —ella sonrió y desvió la mirada hacía las personas que estaban ahora esperando cerca de las escaleras de la gran mansión, él la siguió y procedió a presentarlos— La mujer es Adriana Pimenova, es la que lleva mi agenda además de otras cosas.

La mujer de pelo castaño se inclinó y le dio una sonrisa ligera. Su actitud era distinta la primera vez que la vio en el café y no hacía mucho en la oficina de Sebastián, Vale solo asintió hacía ella.

—Este es Frank Miller, es tu chofer, lo puedes llamar cuando necesites algo o cuando quieras ir a un lugar —el señor alto fornido y calvo se inclinó ante la chica que miraba con nerviosismo— el chofer no estaba en el contrató, considéralo como un bono.

—Ah, claro...

—Y ya debes de conocer a…

—El idiota —el chico de pelo castaño la miró sorprendido por su actitud.

—Muy valiente utilizando esas palabras, creo que me dieron ganas de ir por tu hermano o por…

—No me puedes hacer nada —le sonrió la chica con burla.

El castaño se quedó inmóvil ante la información, ninguno de los nuevos sabía sobre el contenido del contrato, ni siquiera la mujer que llevaba la agenda de Sebastián.

—Que está diciendo está loca.

—Nadie puede tocarla u hacerle daño —Sebastián ya le entraba la pereza de oír al chico— ni tampoco amenazarla con su familia.

Las tres personas miraron a la chica con sorpresa y el chico en especial que parecía estar a punto de explotar.

—Como sea —Sebastián ya se sentía disgustado por perder el tiempo— él es Antoni, tenemos que irnos ya.

Los tres empleados de Sebastián no esperaron y comenzaron abordar el auto, Valentina solo se quedó quieta mirándolos. Antoni suspiró con reproche al verla.

—A dónde vamos —preguntó Vale.

—Tú eres nuestro mapa.

—Eso que significa.

—Nos llevaras a todos esos lugares que visitó Erick cuando estuvo aquí. Ese será tu primer trabajo para nosotros.

La chica asintió entrando al auto, dentro se acomodó junto a Antoni. Pronto Valentina se daría cuenta de que el carro estaba modificado, pues tenía espacio para ocho personas en un auto de cuatro, sin contar los asientos del conductor y copiloto. El auto comenzó su travesía, manejado por Frank.

Hasta bebidas del tipo licor caro se encontraba a disposición, vasos de vidrio grueso, bocinas y pantallas para el entretenimiento del Jefe. Ella intentó adivinar la clase de trabajo que tenía el tipo de enfrente.

Quizás empresarios, algún inversionista o un delincuente de las drogas, había firmado los papeles que la mantenían bajo las garras de personas peligrosas.

《《《Roll de Canela》》》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora