Capítulo III

732 35 2
                                    

Quebec.

Maldición, maldición, maldición.

¿Es posible que me haya mojado con tan sólo verlo?

Llego a mi departamento después de ir a ver a Will, me quito mis tacones y me dirijo a la cocina.

-Es tan atractivo, aaaaah.

Tomo una manzana, me dirijo a mi habitación y me acuesto en la cama. Estoy tan mojada en este momento que necesito tocarme para poder sacarlo de mi mente.

Me quito la ropa lo más rápido que puedo y del cajón de mi mesita de noche saco mi pequeño vibrador. En este momento le agradezco a Erick por haberme insistido en comprarlo. Lo enciendo y comienzo a pasarlo por mis pechos, jugando con mis pezones endurecidos por la excitación.

-Aaaah... Will...-gimo al pensar en sus manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.

Lentamente bajo por mi vientre, dirigiéndolo a mi pelvis, mierda, de verdad que lo necesito, lo paso por mi clítoris hinchado, lo estimulo hasta sentir ese hormigueo desde mis pies hasta mi cabeza.

Ese maldito, su voz ronca, sus ojos, sus manos... oh Dios, nadie me había hecho sentir así desde hace años. 

Realmente lo necesito.

Con cuidado introduzco el vibrador en mi vagina y comienzo a penetrarme, Dios, no es suficiente para sacarlo de mi mente, con mi otra mano libre acaricio mi clítoris, dando pequeños círculos de manera lenta.

-Aaaaah... Dios...

Incremento la velocidad y siento mi orgasmo formarse. Puedo imaginarme a Will mirándome, recargado en el marco de la puerta mientras me masturbo pensando en él, aún puedo sentir su mirada penetrante en mi cuerpo.

Unas embestidas más y el orgasmo llega. Maldita sea, estoy tan caliente en este momento que necesito más y no me refiero a un simple vibrador, al contrario, lo necesito a él.

Me quedo acostada en la cama en lo que mi respiración se regula. En el momento que estoy por quedarme dormida, logro escuchar mi celular sonar desde la cocina, lo dejo sonar por un momento hasta que vuelve a sonar, me levanto y lo tomo.

Es Erick.

-Hola.-respondo mientras me pongo una bata.

-¿Estabas haciendo ejercicio?-pregunta de repente.

No puedo decirle que me estaba masturbando con la viva imagen de la persona que se me ha encargado asesinar.

-No... ¿por?

-Será que te escuchas agitada.-hay unos segundos de silencio.-Oh no... no me digas que ya te acostaste con él.

Me dirijo a la sala y me siento en el sillón.

-No, aún no.-aunque me duela admitirlo, es lo que más deseo en este momento.

-Eso quiere decir que te estabas tocando.

-¿Qué es lo que quieres?

-JAJAJAJA en verdad eres una chica sucia.-comienza a reírse, logrando hacerme reír también por el hecho de que hace unos minutos estaba en mi habitación deseando que fuera Will quien me haga gritar y no un simple vibrador.

-Vamos Erick, si lo vieras estarías igual.-trato de sonar calmada.

-No lo creo, bueno, el punto es...

-Ajá.

-Encontré nueva información.-dice.

-Espera, iré al estudio.

Me levanto del sillón y corro a mi pequeño estudio, donde normalmente investigo a quien me indican, enciendo mi laptop y reviso los documentos de Will.

-Dime.

-Se le ha visto salir de un club.-su respiración se vuelve profunda.-No es un club donde vas a bailar o a pasar el rato con amigos o inclusive a beber toda la noche.

-¿Entonces?, ¿es un casino?

-Nada de eso... a lo que investigué, es un club donde van personas con fetiches sexuales.

"Fetiches sexuales", esa palabra se queda en mi cabeza. Acaso, ¿Will tiene ese tipo de mentalidad?, no lo aparenta si soy sincera.

-¿Qué clase de fetiches?-pregunto, con miedo a la respuesta.

-¿Haz escuchado sobre el BDSM?

¿BDSM?, es cuando te nalguean, te amarran, los daddy issues o el fetiche de los pies, ¿no?

-No realmente.-respondo un poco avergonzada.

-Investiga y cuando termines, me llamas.-cuelga.

Con temor a lo que vaya a ver o conocer sobre el tema, coloco "BDSM" en el buscador de Google, automáticamente aparecen cientos de artículos, notas y libros.

Sin saber que hacer, le doy clic al primer artículo que es una definición.

"Para empezar, el BDSM no es una práctica sexual sino que son las siglas de seis diferentes: Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo."

"...la realidad es que se trata de juegos sexuales en los que la confianza, el conocimiento mutuo y la comunicación son imprescindibles dado que tienen normas claras que se establecen previamente bajo consentimiento explícito..."

"Para el BDSM se encuentra la dinámica Dominante/esclavo. En el cuál el esclavo se deja dominar y hacer lo que su Amo-Dominante desee, todo siendo con el consentimiento del esclavo, conociendo sus límites."

-¿Pero qué carajo?



Bibliografía: https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/abci-bdsm-202001301234_noticia.html 

Oh, Por Dios! (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora