Capítulo 14: El radar del amor II

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Entré en un cuarto y cogí mis botas, las cuales intercambié por el calzado que llevaba puesto, me agaché y y cerré la cremallera, al terminar me incorporé y me miré en el espejo.-todo en su sitio...-volví a mirarme-definitivamente, me alegro que lo de anoche haya sido un sueño, pensar en ello me recuerda el parentesco que me une a Sophie...-pienso.

-¿Así qué también eres un sádica pastorcilla?

-¡Wow!-me sobre-exalté tras notar presencia inesperada de Adams por el espejo- ¿bueno es qué no tienes otro hobby, que no sea hablar de mí?

-Es un simple comentario.

-Tus comentarios me resbalan como las gotas de agua...

-Entiendo...

-¡Pues si vas a mont...!-me interrumpo- ¿te apetece llevar a cabo lo que acordamos?

-¿La revancha? Creí que ya lo habías olvidado, pero me temo que no...

-Si no tienes nada que ocultar, no tienes nada que temer...

-Admiro tu determinación y eficacia a la hora de conseguir lo que quieres, pero repito, el hecho de que yo haya ganado, no significa que haya jugado sucio.

-Siempre dices lo mismo y no lo demuestras...-me hecho hacia atrás.

-Su problema es, que no ve más allá de sus narices...

-¡Con quién crees que estás hablan...!-golpeo sin querer la estantería situada encima de mí.-Auch...-hago un leve quejido de dolor sujetándome la mano derecha.

-¡Aparta de ahí!-me empuja.

-¡Ey!-me muevo unos centímetros.

-¿Ve? Lo que decía...debería fijarse más por donde anda.-sujeta la estantería con el brazo derecho que estuvo apunto de caerme encima.

-¡Se va caer!-la sujeto con fuerza con las dos manos-Creo que hay unas piezas en la caja de herramientas de mi padre con las que podemos volver a montarla.-le comento.

-Entonces ve a buscarlas.

-Espera, ya vuelvo-me doy media vuelta y busco entre los armarios de mi padre- ¿servirá esto?-le señalo un martillo, un destornillador y unos cuantos tornillos sueltos.

-Podemos intentarlo, aunque me parece que este estante, necesita tornillos más gruesos...

-¿Y si le ponemos estos espiches? Creo que así se sujetarán mejor.

-A ver.- extiende su mano y analiza de cerca los tacos de fijación.-Sí, esto servirá...-me mira seriamente esperando algo.

-¿Qué...?-levanto las manos sin saber que hacer.

-¿No pensarás que montaré esto solo?

-Bueno, la verdad es que yo no tengo experiencia en la materia...-me cruzo de brazos.

-Es tan básico como cambiar el taco y de ahí dar toques a la pared con el martilloseñala los agujeros en la pared-Yo sujeto la estantería y tú la fijas a la pared ¿o prefieres sujetar...?

-No, yo la fijo, trae.-le quito el martillo de las manos y me coloco debajo de la estantería.-¿Hay que darle unos ligeros toquecitos al espiche, no?-me giro para señalarle.

-Exacto, pero antes tienes que introducirlos un poco en la pared sino, corres el riesgo de que se tuerzan, mira, así.-introduce el taco a la pared con la yama del dedo pulgar- ¿Ves?- me mira fijamente.

-...-le miro directamente a los ojos y giro la cabeza rápidamente hasta el espiche.

-¿No es tan difícil, no?

La Fuerza del SinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora