Capítulo I

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El teléfono de su mesa sonó, pero Win no levantó la vista del teclado ni hizo ningún otro gesto que indicara que lo había oído. Exhalando un suspiro, Mike se puso de pie, se inclinó sobre su propio escritorio para llegar hasta el de Win, descolgó y se llevó el auricular a la oreja. Win seguía tecleando con el ceño fruncido, totalmente absorto.

-¡Winnie, es para ti! -dijo Mike secamente. Win alzó la vista y descubrió a su compañero, el cual, estirado cuan largo era por encima de la mesa y con el brazo extendido, le tendía su propio teléfono.

-¡Ay, lo siento! No lo he oído -se disculpó y le sonrió mientras agarraba el auricular.

Mike a menudo le tomaba el pelo diciéndole que vivía en otro mundo, y era verdad: con frecuencia le tocaba levantarse para contestar su teléfono porque él estaba tan concentrado que no lo oía. Mike le devolvió la sonrisa mientras se sentaba de nuevo.

-Es Off.

-Win al teléfono -dijo él a modo de saludo. Y Off Jumpol, el redactor jefe de noticias, respondió con voz cansina. 

-Sube a verme, niño.

-Voy para allá -respondió él con entusiasmo, y colgó.

-¿De nuevo te mandan fuera, conejito? -preguntó Mike.

-Eso espero -contestó Win al tiempo que se acomodaba el cabello.

Le encantaban las misiones en el extranjero, eran un regalo. Le entusiasmaban. A otros reporteros el cambio de horario los hacía polvo; a él, le ponía en órbita. Su energía y su buen humor parecían inagotables y, mientras corría hacia el despacho de Off, notó el subidón de adrenalina. El corazón le latía más deprisa y le hormigueaba todo el cuerpo de nervios.

Off alzó la vista cuando él llamó con los nudillos a la puerta abierta del despacho, y una sonrisa suavizó las duras facciones de su rostro.-¿Has venido corriendo? -preguntó mientras se ponía de pie. Fue hacia Win y cerró la puerta-. Acabo de colgar...

-A la velocidad de costumbre -dijo Win riéndose de sí mismo con él. Sus ojos color café brillaban con regocijo y sus mejillas se tornaban de color rojizo. Off miró su pequeño rostro radiante y le pasó un brazo por los hombros para darle un apretoncito. Luego le soltó.-¿Tienes algo para mí? -preguntó él, ansioso.

-Nada inmediato -replicó él mientras regresaba a su asiento. Se rió al ver cómo el rostro de Win perdía su entusiasmo-. Anímate. Tengo algo bueno para ti de todos modos. ¿Has oído hablar de la Fundación Longkaek?

-No -respondió Win sin rodeos. Frunció el entrecejo-. ¿O tal vez sí? ¿Qué Longkaek?

-Es una organización benéfica europea -empezó a decir Off, y Win lo interrumpió con gesto triunfante.

-¡Ah, ya! Ahora los localizo. Esos aristócratas que patrocinan un gran baile todos los años, ¿no?

-Exacto -confirmó Off.

- ¿Me interesa? -preguntó Win en voz alta-.

-Te interesa -aseguró Off arrastrando las palabras-. Este año la fiesta se va a celebrar en Oklahoma. La cara de Win resplandeció.

- ¡Off! ¿Samantha Coates?

-Sí -sonrió-. ¿Qué te parece, ¿eh? Casi estoy regalándote unas vacaciones. Entrevistar a la flamante esposa del ministro de Economía, acudir a la fiesta más lujosa que hayas soñado... y, además, cobrando. ¿Qué más podrías pedir?

- ¡Estupendo! -exclamó él con entusiasmo-. ¿Cuándo es?

-A finales del mes que viene -respondió con un gruñido, y encendió un cigarrillo fino-. Eso te deja tiempo de sobra para comprarte ropa adecuada para la fiesta, en el caso de que no tengas en tu guardarropa nada apropiado para asistir a un baile de gala con fines benéficos.

Vida Propia (BW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora