Capítulo VIII

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El día del baile por la mañana, Win era un manojo de nervios. En parte, era consecuencia de llevar encerrado dos días en esa habitación tan pequeña y, en parte, se debía a tener que verse de nuevo con Bright cara a cara. Estaba seguro de que él no se había marchado; estaba esperando a que él emergiera a la superficie en el baile. Estaría furioso, y era decir poco.

Win se puso el traje de seda de color azul que había elegido para el baile y vio que le daba a sus ojos un brillo especial. Se aplicó un poco de sombra de ojos, que le daba a su mirada un aire misterioso, y se retiró el pelo hacia atrás.

Ya era casi la hora de su taxi, así que se puso los zapatos y agarró la maleta, ya que no regresaría después del baile. Bajó con cuidado por la estrecha escalera, pues no quería torcerse un tobillo. El dueño del hotel estaba sentado a la derecha de la escalera y se puso de pie cuando lo vio bajar. Lo recorrió de arriba abajo con la mirada y Win notó que se ponía tenso. Tenía la incómoda sensación de que a aquel hombre no le importaría tener un harén, ¡y que él sería como la primera concubina!

-Es peligroso para usted andar solo por esta parte de la ciudad. Acompaño al taxi, ¿sí? -dijo en su inglés rudimentario. 

-Gracias -respondió él, y notó que esa vez no se ofrecía a llevarle la maleta, pero agradeció que lo escoltara hasta el taxi, a pesar de que éste lo estaba esperando a escasos metros de la puerta del hotel. El taxista sonrió y le abrió la puerta cuando los vio acercarse.

En la puerta de entrada al recinto del palacio, tuvo que bajarse del taxi, ya que el conductor no estaba autorizado a entrar. Buscaron su nombre en la lista de invitados y un guardia lo escoltó hasta el palacio y guardó su maleta en un pequeño armario antes de conducirlo al enorme salón decorado para el baile.

Aunque era temprano, ya habían llegado algunas personas. Las mujeres llevaban vestidos de ensueño e iban cubiertas de joyas. Win se entusiasmó al ver que también había un cierto número de musulmanes entre los invitados. Estaba seguro de que no todos ellos, entre los que iban vestidos a la manera tradicional del beduino y los que iban de traje, a la occidental, eran sakaryanos. Probablemente Bright sabría quiénes eran. Y también había algunas mujeres musulmanas, bien vestidas, tranquilas, que miraban a su alrededor con sus grandes ojos negros. Le habría encantado hablar con ellas, preguntarles por sus vidas, pero tenía la sensación de que su curiosidad no sería muy bien recibida.

De repente, Win sintió un hormigueo en la mejilla izquierda y se llevó una mano al pómulo. Entonces comprendió lo que pasaba. Giró la cabeza y se encontró con la mirada furiosa de Bright. Los ojos de éste parecían de pedernal; su mandíbula, como si estuviera esculpida en granito. Win alzó la barbilla y le dio la espalda. Bright se encaminó hacia él con la ferocidad de un animal que se lanza sobre su presa.

Él se quedó dónde estaba y notó de pronto que lo agarraba por la cintura. Sus dedos no le apretaban, pero sabía muy bien que lo sujetarían con firmeza si intentaba escabullirse.

- ¿Se puede saber dónde te has metido? -gruñó una voz enfadada.

-En otro hotel -lo informó él con toda naturalidad-. Te dije desde el principio que no quería retomar nuestro matrimonio, y lo decía en serio.

-Aceptaste darnos tres días de prueba -le recordó él.

-Claro. Y habría aceptado robar un banco con tal de que dejaras de vigilarme. ¿Y qué? -levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos-. Yo te mentí a ti y tú a mí. Estamos empatados.

- ¿En qué te he mentido yo? -preguntó con brusquedad. Las aletas de la nariz se dilataron de rabia.

-Me mentiste sobre Nevvy -él le dedicó una sonrisa glacial-. No te entra en la cabeza que no me importa que hayas estado con otras personas -aquella era la mayor mentira que había dicho en su vida-, pero no soporto que me mientan. Así que prácticamente un monje, ¿no? ¿Debo creer que Nevvy te ha seguido hasta aquí, llorando desconsolada, sin que haya entre ustedes nada más que una relación puramente platónica?

Vida Propia (BW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora