Capítulo III

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La mañana se fue sin que ocurriera nada, aunque Win se mantenía ojo avizor, por si a Bright se le ocurría aparecer por la redacción. Tenía que confiar en que Off le avisaría de si debía desaparecer en el lavabo, pero el teléfono permanecía en silencio. A Mike lo habían mandado a cubrir una noticia fuera de la ciudad y, desde su marcha, el cubículo parecía una tumba. La tensión empezaba a hacer mella en sus nervios. A la hora del almuerzo, se comió una manzana en su mesa, pues no se atrevía a correr el riesgo de bajar a la cafetería, ni tampoco a salir del edificio. Temía tropezarse con Bright. ¡Empezaba a sentirse atrapado!

Off le llamó poco después de comer.

-Sube, Winnie. No quiero hablar de esto por teléfono.

Él se lanzó escaleras arriba. La puerta de Off estaba abierta y, como siempre, entró. Off levantó la vista de los papeles que estaba leyendo, su expresión era solemne.

-Acaba de llamarme la secretaria de Bright. Quiere tu ficha. He tenido que mandársela, no me quedaba alternativa. No ha vuelto todavía de comer, así que tienes unos minutos de gracia. Pensaba que debía avisarte.

Win tragó el nudo que se le había formado en la garganta.

-Gracias -dijo, y consiguió esbozar una especie de sonrisa-. De todas maneras, era una idea absurda intentar esconderme. Probablemente a él le dé todo igual.

Off también sonrió, pero en sus ojos había preocupación mientras veía cómo Win abandonaba su despacho.

Abstraído en sus pensamientos, mientras se decía a sí mismo que Bright iba a descubrir en breve quién era en realidad, llamó al ascensor en lugar de bajar andando. Respiró hondo y se rodeó la cintura con los brazos.

De repente, cayó en la cuenta de que estaba esperando el ascensor y de que éste subía. Se reprochó su falta de atención, dio media vuelta y se encaminó hacia la escalera, pero justo cuando estaba llegando, las puertas del ascensor se abrieron y oyó su nombre.

- ¡Win Opas-iamkajorn! ¡Espera un momento!

Giró la cabeza y se quedó mirando fijamente a Bright varios segundos, paralizado por el horror. Abrió la pesada puerta que daba acceso a la escalera con intención de escapar, pero inmediatamente se dio cuenta de la futilidad de hacer algo así. Bright lo había visto perfectamente esa vez y, por la expresión de su cara, Win sabía que lo había reconocido. No podía seguir evitándolo, ahora sabía quién era él y no dejaría pasar aquello así como así. Win soltó la puerta y se dio la vuelta para mirarlo, con la barbilla alzada en ademán desafiante.

- ¿Querías verme?

El cubrió en dos zancadas la distancia que los separaba. Parecía tenso, tenía la piel de la cara tirante y los labios apretados.

-Metawin -susurró, y sus ojos relampaguearon ferozmente.

-Win -lo corrigió él, y se echó el cabello para atrás-. Ahora me llamo Win.

Él alargó un brazo y lo agarró por la cintura. Sus dedos le comprimían las costillas.

-No sólo te llamas Win en lugar de Metawin, sino Opas-iamkajorn en lugar de Vachirawit -siseó, y él se estremeció, alarmado.

Conocía todos los tonos de voz de Bright, su ronquera la hacía especial. Podía resultar amenazadora cuando estaba enfadado, áspera cuando quería remachar algo en televisión, o grave y seductora cuando hacía el amor. Un estremecimiento recorrió a Win al oír el tono que estaba empleando. Estaba de un humor peligroso y más valía estar alerta cuando Bright Vachirawit se enfadaba.

Vida Propia (BW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora