Un gemido salió de sus labios, lo tomó desprevenido que aquel comenzara a repartir chupetones y ligeras mordidas en su cuello después de romper el caliente beso que estaban compartiendo hace unos segundos. Jadeó cuando fue arrojado a la cama del motel que habían escogido para cometer el atrevimiento de alimentarse con el fruto prohibido de la lujuria.
Ahora los desconocidos compartían un sofocante pero cariñoso abrazo, lleno de caricias, roces comprometedores de un escenario más satisfactorio para los individuos. Y por supuesto, las infantables palabras lujuriosas del menor, promesas y fantasías que esperaban ser cumplidas en una sola noche, justo en este momento.
Cuando el pelirrojo se recuperó del golpe suave que tuvo contra el esponjoso colchón, apareció una imágen que erizó los bellos de su piel. Con intencionada perversión, Tulio soltó su corbata para después abrir unos cuantos botones de su camiseta. Con esa simple imagen, la creciente erección de Juan Carlos se animaba más.
—Ahora sabrás quién es tu "papi"—La voz gruesa y ronca del más alto salió con autoridad, empoderada, lista para demandar cualquier orden que se le viniera en gana. Con esa voz, el pelirrojo sería capaz de cualquier cosa con tal de escuchar esa sexy melodía someterlo-. En este momento, el que manda aquí soy yo.
—Acércate bestia—Rogó, deseándo ver de qué era capaz ese hombre tan apuesto. Fué entonces que sus muñecas fueron atadas con la negra corbata, limitando su movilidad.
—Yo soy tu amo ahora, no rechistes—Musitó Tulio, acorralando entre la cama al más bajo, quitando en un suspiro suplicante el aire de este. Su rostro se comenzó a pasear por la piel de porcelana del pelirrojo, oliendo su agradable colonia, dejando que sintiera su caliente respiración por todo su cuello.
Y, sin previo aviso, dió un mordisco en uno de los hombros del chico, haciendo que una marca roja apareciera en la lechosa piel a pesar de la poca fuerza ejercida en su mandíbula. El gemido del menor se oyó, gozando los estímulos.
Su mano recorrió el pecho de Bodoque, paseándose por debajo de la tela sin pudor alguno, toqueteando todo lo que podía. La extremidad hasta cierto punto, que era cierto bulto. Metió su mano por el short, y luego por el boxer para jugetear con aquel pedacito de carne. Provocando un jadeo en los labios humectados y brillosos del más joven.
Con encanto, las bocas de ambos volvieron a juntarse, compitiendo con sus lenguas, luchando por tomar las riendas de aquel pecaminoso balle bucal. Cuando el aire faltó, se separaron entre gemidos. Tras algunas bocanadas de aire y suspiros, volvieron a unir sus labios con lujuria, callando los chillidos del más bajo. Probaban el dulce néctar de la manzana y el whisky mezclarse entre su saliva.Tras compartir muchos besos obsenos, el hombre mayor se acomodó en la cama, dominante ante los ojos del menor—Lame—, Soltó de manera simplona, señalando su entrepierna. Apretada, por los pantalones de vestir, esto dejaba muy en claro lo que quería.
Con algo de dificultad, se levantó y abrió los botones del pantalón que obstucalizaban la labor del chico con cabellos rojos, entre todo el éxtasis que podía alcanzar, soltó las manos de Bodoque para que estuvieran libres. Esto fué una de las mejores decisiones por su parte.
Apenas sus muñecas fueron liberadas, el susodicho bajó los boxers blancos del mayor, liberando el miembro palpitante del que lo veía desde la supremacía.
Acarició el pedazo de carne que pedía atención a gritos, esto lo emocionaba. Al momento, cuando sus manos tuvieron contacto, Tulio tembló soltando un suspiro, por el hórrido escalofrío que lo recorrió.Aquello sólo los excitó más.
Motivó a Bodoque para empezar un vaivén de caricias al pene erecto que en esos instantes deseaba cabalgar hasta quedarse sin aliento.
Cuando fueron suficientes caricias, procedió a meter el glande en su boca. Degustó su sabor, deleitándose y satisfaciendo a su paladar.
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El Bar ;; Tudoque
FanficBajo el efecto del alcohol las cosas pueden salirse un poco de control.