Capítulo 6: Lista de sospechosos

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Lunes, 20 de enero.

Decir que he pasado un fin de semana horrible es quedarse corto, es quedarse en la superficie del problema, pero, básicamente es un buen resumen, es corto, conciso y no da lugar a malos entendimientos. No recuerdo haberlo pasado peor nunca, a excepción de la partida de mi hermano pero con él si tengo la certeza de que va a volver mientras que con Finn no puedo afirmar eso.

Finn se ha convertido en el punto final de mi vida y no sé hasta que punto estoy preparada para asumirlo.

La vida no me preparó para esto. La muerte nunca tuvo cabida en mi vida, me viven mis abuelos y tengo buena relación con toda mi familia, a pesar de que no los vea mucho porque están repartidos por todo el país y parte del mundo. Con lo máximo que he tenido que lidiar en mi vida es con el sentimiento de echar de menos a alguien, en su momento la partida de mi hermano al extranjero me devastó debido a que estábamos bastante unidos pero con el tiempo me fui adaptando y mi mayor miedo, que era perder el trato con él y ese vínculo que habíamos creado, se esfumó al darme cuenta de que hasta estando lejos no dejábamos de reforzar nuestra relación.

Sin embargo, el sentimiento de echar de menos a alguien que sabes que va a volver, con el que puedes seguir hablando —gracias a la globalización— y seguir compartiendo experiencias es muy diferente a este nuevo sentimiento de vacío que crece en mi interior porque, definitivamente, no sé lidiar con ello.

No sé lidiar con la idea del para siempre, con la idea de que no voy a volver a verlo, hablar con él o darle un abrazo, —¿cuándo fue la última vez que pude abrazar a Finn si que me rechazara?— con la idea de querer a alguien que ya no está, que tanto quise en su día y que sigo haciéndolo, ya que, por desgracia el sentimiento sigue permaneciendo en mí, a pesar de que él ya no. Supongo que ese sentimiento me acompañará continuamente por el resto de mis días. No voy a negar que me resultaría mucho más fácil no quererle pero, desgraciadamente, es algo que no puedo cambiar.

Por eso, este fin de semana ha sido horrible, me he tenido que enfrentar a una pérdida en completa soledad, sin poder compartirla con nadie que me pueda entender. No he sabido nada de Ashton en todo el fin de semana, me ha hecho la ley del silencio y no sé por qué, tampoco sé qué está pasando —porque algo está pasando— y para rematar mi padre no ha podido venir a casa, en parte agradezco que no me viera así pero necesitaba uno de sus abrazos reconfortantes, necesitaba volver a sentirme bien. Sobra decir que la palabra bien ha adoptado un nuevo significado para mí. "Bien" ahora significa estar rota por dentro pero fingiendo que no lo estás.

Frente a mí está Finn, con una gran sonrisa achinándole los ojos mientras levanta un premio de baloncesto del torneo del año pasado. Por un momento consigo imaginarlo a mi lado, arrebatándome el periódico mientras se ríe diciendo que todo el mundo en este pueblo son unos exagerados, puedo imaginarme cómo pasa su brazo por encima de mis hombros y lo pequeña que me sentía a su lado, puedo sentir como me tiraba de un mechón de pelo para llamar mi atención y molestarme en cada clase... Pero, en cambio, lo único que tengo de él es su fotografía en la portada del peródico local bajo un titular en grande donde anuncian su desaparición. Y las ganas de vomitar vuelven a instalarse en mí, acabando con la poca paz que traía de la clase de fotografía.

Hoy hemos amanecido todos con la noticia de su desaparición en primera plana del periódico, el cual está en cada maldito punto de este instituto. Ya hace cuatro días desde que encontramos su cuerpo y todavía no tengo ninguna respuesta, también es verdad que poco hemos podido hacer debido al temporal de este fin de semana que nos ha dejado a todos en casa sin poder hacer nada. Y, por lo tanto, tampoco se han podido realizar las partidas de búsquedas que había previstas para el sábado, las cuales consistían en buscarlo por carretera, estaciones de autobuses y trenes. Supongo que lo harán hoy o eso me dijo mi madre antes de irme a clase.

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