Se dejó caer sobre su pecho. Sus piernas estaban abiertas, su espalda doblada y sus manos ocupadas en tocarse al ritmo en el que era embestido.
Sintió como el otro tomaba su cintura con algo de fuerza, ayudándose de su agarre para embestirle más rapidez y brusquedad.
Gimió algo adolorido, sorprendido del repentino cambio del menor. Apretó las sábanas como forma de mantener sus jadeos y gemidos controlados, intentando no perturbar a los vecinos de aquellos hombres.
En una silla cercana, la pareja de quien lo embestía observaba con atención la escena frente a sus ojos, disfrutando de ver a su esposo tener sexo con alguien más.
Tenía entre sus manos una cámara para vídeos caseros, con un pequeño foco de color rojo parpadeando lentamente.
Sintió sus mejillas calentarse inmediatamente, mostrando "la perfecta escena de timidez" para el vídeo.
Desvió la mirada de la lente de la cámara. Sintiéndose avergonzado a más no poder se hundió entre las desordenadas sábanas, asegurando que sus bochornosos gemidos serían callado por el colchón.
Una leve caricia se extendió por su vientre, dejando un excitante cosquilleo que se extendió por su sonrosada y caliente piel hasta desaparecer, dejando detrás una suave sensación que le hacía desear más.
Aún apenado e indispuesto, movió su cadera, intentando pedir de manera discreta que aquella caricia se repitiese.
Ambos le ignoraron completamente. Uno continuó embistiéndole a su total gusto, haciéndole sentir un placer desbordante que le hacía desear pedir más, y un leve dolor en su vientre. Mientras que el otro se movía de un lado a otro, en busca de grabar todos los ángulos del encuentro.
Era su primera vez participando en un trío, y también la primera siendo grabado en medio del sexo. Daría lo que fuera por alguna "inofesiva" pastilla que desapareciese sus nervios.
Sintió una de las manos soltar su cadera, subiendo en una caricia por su desnuda piel hasta situarse sobre su cabello, enredar sus dedos entre las húmedas hebras.
Gimió y se dejó tocar, permitiéndole que jalase con poca fuerza su cabello. Se mantuvo así por un par de minutos, creando jalones suaves que más que dolorosos eran satisfactorios.
Sin embargo, un jalón mucho más fuerte le obligó a ponerse en cuatro de nuevo. De inmediato se topó con la cámara, enfocando su expresión de sorpresa y dolor.
Ladeó su cabeza por la vergüenza, negándose a dar una duradera vista de su rostro hundido en el éxtasis.
— Le temes tanto a la cámara, aun cuando te ves tan erótico a través de ella. — Dijo buscando provocarle. Le ignoró, continuando en su intento por mantenerse en cuatro. — ... Abre tu boca. — Exigió con voz ronca, acercando su miembro a los labios contrarios, con la clara intención de recibir una mamada de su parte.
Le sonrió traviesamente, divertido de la propuesta de por fin hacer lo que en un trío se hacía.
Abrió tanto como pudo sus labios, cubriendo sus dientes inferiores con su lengua, listo para recibir toda la longitud del menor.
Introdujo a penas la punta del miembro a su boca, saboreando el amargo y salado sabor que salía de su glande. Engulló lentamente el cálido trozo de carne, esforzándose por no causarse arcadas por la profundidad.
El contrario no le permitió acostumbrarse, tomándose a penas unos cuantos segundos para comenzar a embestirle con completa falta de consideración.
Sintió ahogarse por la rapidez y brusquedad.
Rusia notaría que de nuevo había "pecado" en hacerle una mamada a un total desconocido.
No podía esperar a escuchar su regaño.
[...]
Presionó el código con lentitud, asegurándose de que el algo defectuoso panel detectase cada uno de los dígitos.
Tras presionar el botón de "la flechita" se escuchó un suave clic, indicándole que el seguro de la puerta acababa de abrirse.
Entró sin esperar más, bloqueando la puerta desde adentro; para, en total oscuridad, intentar avanzar en dirección a la cocina.
Escuchó el clic de uno de los interruptores de luz de un segundo a otro. Toda la sala se iluminó por las diversas luces led en el techo.
Rusia estaba sentado sobre uno de los muebles.
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Religioso || Rusia x Vaticano
FanfictionDios no existe. Vaticano acababa de descubrirlo. Ahora no le veía sentido a su vida. Pasó de nunca haber pecado, a un pecador que la Iglesia se avergonzaba de haber tenido entre sus filas. Rusia quería ayudarlo. ▪︎ Créditos del dibujo a @nya_kawaii...