the stars in your eyes (light up the sky)

Capítulo 1

Las personas siempre dicen que el momento en el que conoces a tu alma gemela es la parte más feliz e importante de tu vida. Existen canciones, películas, libros... todos hablando acerca del sentimiento que uno experimenta al conocer a su persona. Es diferente para cada persona; mientras algunos dicen que es como electricidad atravesando su cuerpo, para otros solo puede ser comparado al sentimiento de regresar a casa. Y, sin embargo, hay algo en lo que todos están de acuerdo: es un momento inolvidable lleno de pura alegría y júbilo.

Incluso de niño, Minho amaba escuchar tales historias, ver románticas películas cursis y pedirles a sus padres que le contaran su historia una vez más al menos dos veces cada mes. Siempre se imaginaba como iba a ser ese momento para él, quién iba a ser su alma gemela, cuál iba a ser la primera cosa que se dirían el uno al otro una vez se dieran cuenta que estaban destinados a estar juntos. Cada noche antes de dormir, en lugar de pedirle a su madre que le leyera un nuevo cuento de hadas, Minho haría todo lo posible para imaginarse su propia historia: siempre sobre su amada alma gemela, siempre una feliz, donde vivieran una larga vida juntos y murieran el mismo día.

Tuvo que esperar un tiempo hasta que el nombre de su alma gemela finalmente apareciera en su muñeca izquierda, lo que significaba que esa persona era un poco más joven de lo que era Minho. Cuando tenía cuatro, a solo un mes de su quinto cumpleaños, el pequeño sintió de repente un dolor agudo en la muñeca, pero, a diferencia de otros niños, quienes instantáneamente empezarían a llorar, él solo dejó caer el libro que estaba leyendo al piso y se quedó allí, hipnotizado, mirando como el nombre de su alma gemela quemaba su piel.

Han Jisung, fue escrito en una hermosa letra azul cursiva, el nombre quedó grabado para siempre en su muñeca a partir de ese momento. Mirando la fecha de nacimiento justo debajo del nombre, Minho se dio cuenta que su alma gemela era cinco años menor que él, y el pensamiento lo hizo sonreír. Siempre había querido tener un hermano menor: como hijo único, quería tener a alguien a quien cuidar, alguien a quien enseñarle cosas importantes y compartir sus más oscuros secretos. El universo podría haber escuchado mal su deseo, supuso, pero eso solo mejoraba las cosas; una vez ellos crecieran y conocieran al otro, Minho finalmente sería capaz de proteger a alguien, de ser un buen hyung.

Esa noche, cuando sus padres regresaron del trabajo, Minho los recibió con la sonrisa más orgullosa, levantando su muñeca hacia ellos para que vieran que al fin sabía quién era su alma gemela. Aunque intercambiaron una mirada rápida y llena de preocupación, no dijeron nada: su padre solo removió su cabello y le dijo lo maravilloso que eso era.

Desde ese momento, Minho no se durmió ni una sola noche sin antes desearle buenas noches y dulces sueños a su alma gemela. Ahora el personaje principal de todas sus historias tenía un nombre, un nombre hermoso que le parecía tan apropiado para su alma gemela. Desde ese momento, los pensamientos de Minho siempre estaban ocupados con Jisung. ¿Comió bien? ¿Tendría su nombre del mismo color? ¿Pensaba en Minho tan seguido como Minho pensaba en él? ¿Tuvo una buena fiesta de cumpleaños? ¿Cuándo sería el día en el que finalmente se conocerían?

No era como si Minho fuera impaciente, no. Era probablemente el niño más paciente del mundo, pero cuando se trataba de Jisung, él solo no podía esperar —él sentía, no, sabía— que Jisung sería una pareja perfecta para su calma y serenidad, y estaba en extremo ansioso para conocer al chico tan pronto como fuera posible.

Cuando cumplió los nueve, empezó a odiar el hecho de que Jisung fuera mucho más joven: cinco años no son una gran diferencia cuando ambos son jóvenes adultos, pero sabiendo que Jisung ni siquiera iba a la escuela aún, hacía todo un poco más complicado. No existía una manera para que ambos se conocieran hasta que crecieran, y este pensamiento casi lo hacía llorar.