Todas las familias tienen sus secretos, esos que guardan debajo de la alfombra, los que piensan antes de dormir, los que causan una paranoia los primeros días pero finalmente viven su vida normal, pero ¿cuántos secretos pueden ocultar hasta estallar...
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━━Capítulo uno━━
" 𝐋𝐨 𝐡𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐝𝐨, 𝐁𝐮𝐜𝐤𝐲 "
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𝟸𝟶𝟶𝟿
La mayor de las Sallow alzo la mirada hacia su hermana menor, no reconoció a la pelinegra su rostro era carente de expresión, no había arrepentimiento, duda o miedo por el futuro solo estaba un poco más pálido de lo normal y adornado por gotas de sangre que resbalaban por sus mejillas, Genevieve no se daba cuenta de aquello o lo ignoraba perfectamente como uno ignoraría las gotas de lluvia caer en su rostro, simplemente la pelinegra se encontraba para frente al cuerpo inerte de su padre.
A los pies del cuerpo de Jacobo Sallow se encontraba la mediana de las hijas Sallow, Genevieve, la morocha simplemente observaba en silencio lo que había hecho, el rostro desfigurado de su padre, donde antes había una nariz, ojos, boca, ahora era tapado por la abundante sangre que seguía saliendo y estancándose en las cuencas, no se reconocía nada en absoluto, sus ojos recorrieron un hilo de sangre que bajo por su mejilla y se fue uniendo al charco de sangre en el suelo, este charco era producto del agujero en su esternón.
Ese fue el tiro de gracia, el que borro de la faz de la tierra el alma podrida del progenitor de las Sallow, la ojiazul bajo sus ojos hacia sus manos, completamente llenas de sangre sosteniendo fuertemente el palo de golf que fue su arma para saciar la aberración, vergüenza, asco y desagrado hacia su padre.
Dentro de todo el bullicio que se convirtió su mente recordó que no se encontraba sola, su rostro paso hacia su hermana mayor, Juliette la observaba en silencio, su rostro desencajado por la preocupación y el miedo de como terminarían ambas hermanas, claramente tras las rejas era lo que pensaba la pelirroja, Juliette observo como la mirada de la pelinegra bajaba hacia sus manos, ella también lo hizo recordando dolorosamente el arma de fuego que tenía en sus manos y la cual había impregnado de su ADN.
