𝐀𝐌𝐎𝐑. 𝑝𝑜𝑟𝑐𝑜 𝑔𝑎𝑙𝑙𝑖𝑎𝑟𝑑

III

Las fiestas eran la especialidad del joven Braun, por lo que aquella noche sería más que inolvidable. Durante el mes de septiembre, el cumpleaños de los hermanos Galliard daban la última hora, siendo sus amigos los encargados de realizarles la mejor reunión de todas. Era considerado un pecado faltar a la mayor celebración del año, puesto que allí pasaba de todo: tragos, baile, peleas y momentos subidos de tono. Claro, era algo de lo que Elizabeth no estaba acostumbrada, pero era buen momento para conocer mejor el entorno de Porco.

- ¡Es un gusto verte Elizabeth, te ves preciosa!

- ¡Muchas gracias Pieck! ¿Te importa si mi amigo nos puede acompañar?-señala a un chico de cabello negro y bonitas pecas.

- ¡Marco!-sin previo aviso, salta hasta donde está él para darle un fuerte abrazo.-¡No te imaginas quién estará más que feliz por verte!

- ¡Pieck, n-no es lo que piensas!-exclamó Marco con cierto sonrojo.-S-Solo somos amigos.

- Jajaja, alguien ya se puso nervioso-expresó sonriendo pícaramente.

En un abrir y cerrar de ojos, la casa empezó a llenarse de gente con ganas de vivir su mejor noche. Para el gusto de los cumpleañeros, la música resonaba por todo el lugar. El ruido de los tacones no paraban de escucharse por las escaleras y desde ya se podían visualizar a los próximos chicos que caerían ante el poder del alcohol.

Los tres jóvenes desfilaron por todo el inmenso salón hasta encontrarse con la mesa repleta de comida. Por sorpresa, Eli descubrió a una de sus amigas comiendo salvajemente las rebanadas de pizza tiradas en el mantel.

- ¡Sasha, come con cuidado, te atragantarás!

- ¡Esta de-delicioso!-dijo con algunos pedazos dentro de su boca. Acto seguido, se paró de su lugar y se dirigió donde la chica de mirada inocente para saludarla.-No creí que vendrías, sueles estar ocupada pintando o haciendo otra cosa.

- Estoy intentando probar nuevas cosas...salir de mi burbuja, podría decirse.

- ¿O acaso es por Porco?-le resaltó la última palabra con peculiar interés.

Eli no pudo evitar un fuerte rubor. Braus fue la primera en saber los sentimientos de su amiga desde hace mucho tiempo, por lo que ya suponía las verdaderas intenciones de la chica en la fiesta.-Tu cara de tomate me lo dice todo.-expresó mientras reía por la reacción de su tierna compañera.

- Hoy volvía de su viaje, por lo que acordamos vernos aquí.

- ¡¿Se besarán?! ¡Kya, sería fenomenal!-grito la de cabello castaño.

- ¡No lo grites, pueden escuchar!-La joven no podía ocultar más su nerviosismo. Se vería con él el día de su cumpleaños. Dos largas semanas pasaron para al fin volverse a reencontrar tras las repentinas declaraciones que se dieron en la escuela. La chica intentaba memorizar las palabras que le diría, mas la bulla del lugar y sus amigos que se encontraba en el camino la desconcentraban. Segundo a segundo, llegaba la hora en que los hermanos darían su entrada triunfal al salón, logrando que su ansiedad solo incrementase.

- ¡Hola chicos! ¿Que tal? ¿Puedo robarme por un rato a Sasha, por favor?

Los jóvenes voltearon para ver de quién se trataba.

- ¡Ni-Niccolo, eres tú!-a Sasha se le cruzaron las palabras apenas escucho la voz del apuesto pelirubio.

- ¡Con gusto puedes hablar con ella, está libre!-dijo Marco.

Dicho eso, ambos salieron por la parte trasera de la casa. El chico con pecas y Eli ya sospechaban lo que iba a pasar.

- Ellos dos están muy enamorados, me alegra demasiado.