Parte 2 -SeHun-

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[1:00 am / SEHUN]

Era ya de madrugada, mi supervisor verdaderamente se había enojado por haber llegado tan tarde, pero bueno ya estaba acostumbrado a sus llamadas de atención por el mismo, probablemente me correría en algún otro momento cuando ya lo tuviese arto, luego venía a mi mente, aquel rostro, aquella sonrisa amistosa de aquel chico, tenía tiempo que no era amable incluso, no después de las cosas que me habían sucedido anteriormente, mi corazón no quería volverse a equivocar y se había cerrado completamente para todos, pronto perdí a mis amigos o a los que yo creía que lo eran.

Mi cabeza se llenaba de pensamientos tristes, que ni me di cuenta en que momento Morfeo me arrulló en sus brazos para después dormir.

[9:00 am]

El sol pegaba a mi cara, los rayos del sol molestaban en mi rostro, el móvil vibraba en el buró una y otra vez, mis ojos pesaban y ardían al mismo tiempo. Cogí el móvil, con la vista nublada observé la hora 9:00 am, volví a cerrar mis ojos mientras mi mano se hacía débil solté el móvil y este calló al piso. . . Pronto reaccioné, no era un sueño, abrí los ojos como pude.

— ¡Mierda, 9:00 am!

Exclamé mientras descubría mi cuerpo, tirando las sabanas al suelo. Seguro ahora si me corrían del trabajo, tenía que dar una buena explicación a mi supervisor el día siguiente para que me perdonase la vida. Me tiré nuevamente a la cama, observé el techo como si quisiera traspasarlo con la mirada, ya era demasiado tarde. . . me levanté de la cama y frotando mis ojos con mis manos, me levanté de aquel lugar, hubiera querido teletransportarme, correr o volar pero no podía maldita la hora en que me había quedado durmiendo hasta tarde.

—Valla SeHun sí que eres el señor de las impuntualidades. . . tendrás que dar una buena explicación a esto, ¿tendré que torcerme un pie? ¿Tirarme de las escaleras?

Me dirigí hasta la cocina, abrí la nevera no había nada, ni siquiera una rata muerta, normalmente había elegido aquel trabajo ya que aun así que llegara tarde, tendría la comida gratis, aunque comiera todos los días casi lo mismo. Ahora tenía que salir a comprar algo mi estómago molestaba con aquel rugir. . . regresé a la habitación tomé unos jeans que me puse rápidamente así como una playera cómoda, cogí el móvil y mi billetera para luego caminar hacía la salida y cogí mis sandalias.

Bajé por las escaleras, mientras escuchaba el televisor de la casera a todo volumen, en un programa muy conocido de aerobics. ¿Cómo una anciana puede hacer aerobics? Seguro en cualquier momento se quebraría algún hueso, lamentablemente yo no estaría para ayudarla, jamás dejaría entrar a alguien a su cuarto aun así se estuviese muriendo. . . al fin y al cabo no me placería ayudarla era demasiado extraña pero solía tenerle consideración puesto que solía aguantarme algo de tiempo para pagar la renta. Después de aquel incidente, salí de edificio y voltee para todos lados ya no sabía ni a donde ir en ese momento.

Decidí ir por la derecha creí haber visto una tienda cerca, bostecé una y otra vez. . . tonto cansancio. Mi vista aún estaba borrosa, bajé la vista para ver como un Gran danés pasaba a mi lado, pensando en quien rayos dejaría un perro de esos suelto. Elevé nuevamente la mirada y como en un sueño aquel chico de cabello castaño había entrado al lugar a dónde yo planeaba ir. . .

—A-ah

Me quedé titubeante, seguramente tenía cara de la persona más boba del planeta puesto que la gente que pasaba a mi alrededor me observaba un poco extraño, cambié mi andar a como pensaba que sería “normal”. Volteé para ver tras las paredes de vidrio de aquel sitio algo disimulado, no veía aquel chico, seguramente era un sueño, además que estaba haciendo acaso ese chico me interesaba[?]. . . Bobeé por un momento mientras abría la puerta de la tienda a lo cual sonó una campanilla.

Bajé la mirada, observando un montón de cosas tiradas en la entrada, una leve sonrisa maliciosa se formó sobre mis labios, que tonta es la persona que se cae en la entrada, di un leve suspiro y me bajé hasta donde se encontraban aquellas cosas y recogiéndolas una por una, elevé la mirada para entregarlas a la persona que yacía recogiendo sus pertenencias, nuestras miradas se cruzaron en aquel momento. . . quedé anonadado.

—Deberías fijarte para la próxima, casi me matas y  mi frente aún duele.

Escuché a lo lejos decir, mi mente aún bobeaba, en ese instante. . . pero luego reaccioné.

—T-tú [?]— Cuestioné al chico.

— ¿Yo? No me vas a pedir tan siquiera una disculpa [?] Es-pera yo te conozco. . . sí eres aquel chico que salió huyendo.

Mencionó el menor, mientras me señalaba y me veía fijamente con su entrecejo fruncido.

— ¿Qué? No iba perder tiempo contigo, tenía que trabajar, además no sé ni por qué te estoy dando explicaciones, ten toma tus cosas.

Agregué extendiendo mis brazos hacia el adverso, entregándole lo que había recogido.

—Eres un mal educado, deberías pedirme disculpas.

Añadió el castaño, mientras tomaba sus cosas levantándose con algo de dificultad.

—Ya, discúlpame entonces, no seas tan sentimental. . .

Rasqué mi nuca, quería saber qué hacía ese chico ahí, acaso. . .

—Toma

Oí decir al menor, mientras me entregaba un paquete de ramen.

—No es algo muy saludable, pero seguramente te agradará es mi favorita, es por aquella manzana que me diste. . . creí que debería devolverte el favor dándote algo de comer.

Cogí aquel paquete, observando y leyendo las letras del mismo (Ramen sabor sopa de camarón)

—Espera, espera yo te di algo comestible, no algo que tuvieses que preparar.

Dije, mientras mi vista era clavada en los ojos negros del contrario.

— ¿Qué? Deberías estar agradecido, que malcriado, hmm puedo hacerla en mi casa si gustas, o espera aquí hay un microondas, eres libre de prepararla ahí, no sé por qué accedo a lo que dices.

Reí internamente, al observar su reacción, quería hacerle sufrir un poco, en realidad era hacerle sufrir o solo hacer que se quedara por algún otro motivo. . . nuevamente divagaba en mis pensamientos mientras veía aquellos labios del mismo moverse articulando palabras que debido a la fuerza de mi mente no escuchaba.

Nunca me había sentido así, que era eso que sofocaba mis pensamientos. . . acaso. . .

¿Me gustaba?

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