Capítulo Único

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Dedicado a Himeutsugi y Shiyuroki

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"porque cuando llegaste

antes de quitarte la ropa

dejaste en la puerta la armadura

nadie se defiende de quien ama"

- Cinwololo

***

Hoy era el día anunciado.

El día en que Ryuunosuke Akutagawa, el perro rabioso de la Port mafia, había jurado acabar con mi vida.

O eso había creído yo cuando juntos ingresamos a un lujoso edificio cuando la tarde ya caía en la ciudad y subíamos al elevador hasta el piso 40.

Asumí que en aquel sitio se llevaría a cabo mi juicio final.



Un silencio sepulcral se apoderó de ambos luego de ingresar al elevador. Akutagawa se sitio a una distancia consideraba de mi, que me mantuve al lado de la puerta; se cruzo de brazos adaptando una postura relajada y cerro los ojos.

Dicho lenguaje corporal me aseguraba que era un experto asesino de sangre fría. Él podría matarme en cualquier instante y yo estaba a su merced dentro de ese cubículo metálico.

Pero había decidió no huir está vez, definitivamente lo enfrentaría ese día. Lucharía por mi vida.

Pero Akutagawa no efectuó movimiento alguno más aún no puede relajarme sino que todo lo contrario.

Mediante avanzábamos, gotas de sudor nacían de mis sienes y rodaban por mis mejillas, mis ojos viajaban por todo mi alrededor sin detenerse en ningún punto en específico.

Mi cuerpo entero temblaba debido al nerviosismo de la incertidumbre completamente opuesto a la indiferente tranquilidad que transmitía Akutagawa.

Su rostro estaba sereno, nada parecía perturbarlo y eso me aseguraba que definitivamente él cumpliría con su palabra aquel día.

Me estremecía al ver qué abría los ojos de repente y se acercaba a mí con paso tranquilo.

Mi cuerpo se puso en alerta preparado para lo que vendría pero en su lugar el sonido del elevador anunciando la llegaba a nuestro destino retumbó en el silencioso lugar.

Akutagawa simplemente había anticipado la llegaba a nuestro destino.

-Sígueme, Jinko - dijo lacónico, llevando ambas manos a los bolsillos de su gabardina negra abandonando el elevador.

- Ah... si - me límite a responder siguiéndolo antes que las puertas del elevador se cerrarán.

Caminamos por un largo pasillo iluminado con pequeñas y bellas lámparas.

El sonido de mi corazón latiendo con fervor dentro de mi pecho retumbaba en mis oídos provocándome mareos.

Si Akutagawa podría escucharlos también no dio muestra de ello.

A los poco minutos Akutagawa finalmente se detuvo frente a una puerta negra con letra y número dorados.

<< 8A>>

Quitó una tarjeta de uno de los bolsillos, la deslizó sobre un dispositivo cerca del picaporte. Al lado de este había una pantalla numérica tenuemente iluminada dónde Akutagawa presiono rápidamente lo que imagino sería la clave/contraseña y la puerta se abrió.

~Claro de luna ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora