Emperador vader

Capitulo 11

"Ahora dime, mi ángel," la voz de Darth Vader goteaba veneno. "¿Dónde están mis hijos?"

Padmé se apartó de él. La dejó ir. Se alejó unos pasos, pero no pudo ir mucho más lejos. La habitación no era tan profunda. Se enderezó. Sus ojos parecían brillar de ira.

"¿Dónde están?" gruñó.

"No", dijo en voz baja. "¡No! ¡Nunca! ¡  Nunca  obtendrás eso de mí! ¡Nunca los tendrás!"

"¡Son  míos !" él gritó. Padmé sintió como si una presión oscura llenara la habitación. El odio parecía presionarla. "¿Te atreves a mantenerlos alejados de  mí ? ¡Su propio  padre !"

"¡Si!" Padmé gritó en respuesta. "¡Nunca los dejaría acercarse a  este  monstruo!"

"Ellos pertenecen  aquí ", gruñó Vader en voz baja. "Me pertenecen  .  Al igual que  tú  . Su lugar apropiado en esta galaxia está a  mi  lado".

"No hay nada que puedas hacer para que te diga dónde están", le dijo entre dientes.

"¿Oh?" Dijo divertido, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. "¿Probamos eso?"

El hielo dentro de ella pareció enfriarse solo. Vader se acercó a las contraventanas de la pared del fondo. Presionó un panel de control y las contraventanas comenzaron a abrirse para revelar una ventana de transpariacero. La ventana era larga, casi tan larga como la habitación. Reveló otra habitación más allá de la sala de observación en la que se encontraba.

La respiración de Padmé se volvió dolorosa. En la otra sala se sentaron nueve sillas con nueve personas en cada una. Cada persona estaba atada a la silla. Un soldado de asalto estaba detrás de cada uno. Los reconoció al instante. Fue su equipo. Los líderes de su célula rebelde. Su Lucky Ten, excepto Rion que todavía estaba en su celda. Los nueve estaban allí: el twi-lek, el rodiano, la pareja de humanos ancianos, el científico arkaniano, el soldado clon, el joven cortador humano, la extraña mujer y los talz.

Todos estaban conscientes y parecían estar mirando alrededor de la habitación. La mayoría de ellos parecían peor por el desgaste. Algunos lucían moretones. Algunos lucían raspaduras. Todos parecían demacrados y cansados.

"No," susurró.

"Probablemente tengas razón", reflexionó Vader. "Probablemente no haya nada que pueda  hacerte  para que reveles dónde has escondido a mis hijos. Probablemente te llevarías ese secreto a tu tumba. Pero tienes una flagrante debilidad, mi ángel". Hizo una pausa mientras la miraba. "Te preocupas demasiado por los demás. Como esa  escoria  en la otra celda."

Padmé miró a sus camaradas con los ojos muy abiertos. Se encontró moviéndose hacia la ventana y colocando una mano sobre el transpariacero. Sus compañeros de equipo miraban a su alrededor, claramente muy conscientes y no sedados. Sin embargo, mientras sus ojos viajaban por la ventana, nunca se detuvieron en ella. No podían ver a través de la ventana. No pudieron verla. Pero ella podía verlos. Podía ver el miedo en sus ojos.

De repente, el soldado detrás de la primera silla, sacó su desintegrador y le disparó al ocupante en la cabeza. El ex esclavo Twi'lek. Los otros individuos saltaron a las sillas restringidas y gritaron. Uno o dos empezaron a llorar. Padmé se llevó la mano a la boca, pero no lloró.