Pasta

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El sonido de la pasta partiéndose en dos partes desiguales ocasionado por la presión de la cuchara que la mujer sostenía en la mano, envolvió por completo la habitación y, por un momento, sintió que la frágil pasta ahogada en agua hirviendo no era lo único que se había quebrado. Sus movimientos motivados por la monotonía que por alguna motivación real sintiendo como aquellos pensamientos pesimistas se deslizaban en su mente al lado de otros que se han acumulado con el paso de los años. Decide que no tiene que quedarse ahí, que tiene que moverse. Entonces sus pensamientos la dejarían en paz en esos momentos.

Sus pies enfundados en unas viejas, pero cómodas sandalias se arrastraron en un tortuoso camino por el suelo frio con rumbo a la pequeña ventana que, hasta el momento, se había mantenido cerrada y cubierta por las pesadas cortinas color oscuro que sólo hacía que el departamento se viera más sombrío. Un poco de aire fresco le vendría bien, razonó cuando recorrió al fin las cortinas y abrió la ventana. No pasó mucho tiempo para que un golpe de aire frio impactará sobre su rostro de una manera poco amable, por decirlo de alguna manera.

Aquel día, anteriormente brilloso y cálido se encontraba en un enfermizo color gris y el cielo estaba cubiertos de gordas nubes negras que amenazaban con liberar toda su carga en cualquier momento. Y eso no sería bueno, aunque a ella no le perjudicara tanto.

Pero si a su pequeño hijo. Su pequeños Pickles había salido a jugar al pequeño parque que daba justo enfrente del edificio de departamentos donde vivían - ¿se le podían llamar todavía de esa manera aquel lugar? Los vándalos y marginados habían hecho estragos - prometiéndole que se cuidaría y que no cometería la osadía de ir al bosque que estaba a su lado, pues era peligroso. Suponía que ahora que ahora que la lluvia aparecía amenazante debería ir por él antes de que eso sucediera; será una verdadera tragedia que su ropa fuera arruinada por la lluvia.

Volteó, dando un giro delicado sobre sus pies; todavía no había terminado la cena. Se acercó a la estufa donde los crudos fideos se habían cocido por el agua hirviendo y tenían semejanza a unos parásitos blancos que se retorcían, unos encima de otros. Sólo faltaría unos minutos para que terminará. Tendría que esperar sólo un par de minutos para terminar. No pasaría nada de malo si tarda en salir sólo un par de minutos ¿no?

Cómo si el destino fuera una perra fastidiosa que le gustaba llevar la contraria a todo, el silencio fue perturbado por la sirena de una patrulla de policía. Sus violáceos ojos se abrieron a su máxima capacidad y dejando la comida, fue a la sala para ver por la ventana que si le daba acceso al decrepito parque.

Abajo sólo estaba una patrulla y eso le asusto ¿Dónde estaba su hijo? Se suponía que debía estar ahí. De nuevo, el pequeño mentiroso le había visto la cara ¿Por qué traicionaba su confianza de esa manera? Se alejó de la ventana tan rápido como si fuera una amenaza y regreso a la cocina para quitar la comida del fuego. Estaba preocupada pero no podía darse el lujo de desperdiciar la comida, quemándola. Cuando se aseguró que todo estaba bien fue a la puerta. Al abrirla, se quedó quieta al ver a su hijo enfrente de ella.

—Hola Mami —saludó cordial Pickles sonriendo un poco. No podía asegurar nada de forma definitiva—. Ya regresé. Tengo hambre ¿ya está la cena?

...

Splendid sentía la adrenalina recorrer por todo su cuerpo como si una droga altamente viciosa y mortal, con la diferencia de que eso no era malo, en lo absoluto, le hacía sentir vivo. Aunque claro, eso no le excusaba de ser algo correcto ¿Quién en su sano juicio iba emocionado a una posible escena del crimen? Pequeños defectos personales, se justificaba como siempre lo hacía.

—¿Estás bien? —Una vez aguda le saca de sus ensoñaciones. Apenas habían llegado. Un pequeño suburbio a fueras de la ciudad que era consumida por la miseria al lugar al igual que el resto.

Él volteó a verlo. Giggles era el nombre de su compañera; una novata que no tenía mucho tiempo en la fuerza y, por lo tanto, aún era demasiado ingenua que acentuada a su frágil y nada conveniente apariencia para un trabajo cómo el que tenían. No podía responderle con sinceridad que aquella situación le tenía emocionado, ¡excitado! Un crimen con esa clase de naturaleza, incluso en una ciudad en ruinas, era algo extraño.

—No lo sé. —Se encogió de hombros—. Pero hay que ir ¿no? —preguntó, saliendo de la patrulla.

La joven no contestó a su pregunta y en su lugar, se limitó a salir sin mucha convicción. A diferencia de su compañero, ella se encontraba horrorizada por la situación ¿Quién podría hacerle daño a un niño? En especial en un día tan feo. Los dos se adentraron en el parque para llegar a lo que, en su pasado, había sido una cerca pues ahora estaba destruido y sus restos metálicos se hallaban mutilados y oxidados en la maleza, como el cadáver de una persona olvidada por todos.

Desde ese momento, el camino para encontrar el cuerpo fue sólo de unos escasos minutos de caminata entre los altos árboles que sólo oscurecían todo a su alrededor y daban al aspecto un ambiente más tétrico de lo que ya se tenía previsto.

El pequeño cuerpo estaba tirado en el suelo, sin una aparente ceremonia detrás de todo, sin embargo, el estado en el que se encontraba. Su cabeza se encontraba, literalmente, destrozada, lo que se asemejaba más a una mancha viscosa roja viscosa de carne molida que una cabeza. El sonido del rayo que anunciaba la llegada de una lluvia torrencial ocultó el grito de terror de Giggles y la pequeña pero sincera risa de Splendid; era un asesinato horrible, resaltando sus más obvias emociones. Luego, la lluvia cayó.

...

—Pickles ¿podrías dejar de ver la ventana? —ordenó la mujer de cabellos blancos mientras terminaba de servir la cena en la mesa.

Unos espaguetis a la boloñesa que tenían un aspecto de lo más decente, era una buena opción para la cena y lo mantendría ocupado del escándalo que sucedía afuera. Incluso había encendido la televisión cuando escucho el sonido de las sirenas de las patrullas y una ambulancia llegaban.

—Está bien —aceptó, yendo a sentarse alrededor de la cena, casi babeando al olor de la comida.

...

Lammy sonrió un poco a su hijo al verlo con tanta emoción. Otro pensamiento desagradable paso por su cabeza y tuvo que hundirlo de nuevo en su mente, junto a todos los demás pensamientos desagradables. Aunque no sabía que estaba pasando afuera, sabía que era algo muy malo. Y la calma de su hijo le hizo sentir mal, sólo esperaba que sólo estuviera exagerando.

Porque los pensamientos en que involucraba un odio hacia su propio hijo era uno de los peores que paseaban en su cerebro y ya no quería pasar por lo mismo de nuevo.

Continuara.

Hola, he regresado de la muerte.

Bueno, no de la muerte, pero creo que si de algo cercano a eso ¿saben? En estos últimos meses no la he pasado bien, lo cual no era una buena señal para escribir y ¿Qué mejor que volver con una de mis obras menos leídas? Si han leído las otras, espero volver pronto. Espero volver, pero no prometo nada, lo siento.

Nos vemos después. 

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2021 ⏰

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