Gianna no permitía que alguien ajeno ocupe el asiento bacante a su lado.
Envidia a todos los trabajadores que se sientan extenuados luego de una larga jornada laboral. Mataría por tener ese agotamiento, pero era consciente de que no existen segundas oportunidades.
Aun así tenía una leve esperanza de volver a ver a aquella persona que la salvo de cometer una locura.
- Debe ser incomodo abrazar a un desconocido, quizá lo espante y prefiera evitarme.
Le sobraban las razones para dudar de las escasas posibilidades de volverlo a ver, ocupaba ese banco desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche. El viento se llevó sus susurros de tristeza y también algunos mechones de cabello que le impidieron distinguir que una persona se le acercaba, fue después de apartar el cabello con brusquedad el momento en el que consiguió distinguir las características de la silueta.
Su ropa exageradamente abrigadora, una bufanda que le tapaba la cara a medias y un gorro de lana, una vestimenta exactamente igual a la de Año nuevo. La única variación distinguible a esa distancia era la mochila sobrecargada.
Cada vez se encontraba más próximo por lo que recogió su maletín vacío regresando sobre sus pasos para volver al departamento que aun ocupaba.
- Espera señorita ¿Puede quedarse? Me parece conocida de alguna parte.
Gianna prefiere no aclarar las cosas, a pesar del pinchazo de decepción que invade su sistema al comprobar que no la recuerda. El joven saca del bolsillo más minúsculo un sobre de papel madera que al abrirlo hecha vapor, le da un panecillo que emana calor y se sientan a comer; Gianna compra una par de cafés calientes compartiendo con el extraño.
Mientras toman el refrigerio improvisado, el joven se atraganta; Gianna lo mira preocupada extendiendo su mano para intentar ayudar, cosa que no le permite. Su faz pinta vergüenza
- Lo lamento, pero si no lo recuerda haga el favor de buscar en lo más recóndito de sus recuerdos. Nos conocimos, o algo parecido, el 31 de diciembre.
- Puedo rememorarlo perfectamente, me temía que era usted quien no podía reconocerme con anterioridad – negó en respuesta. Se disculpó con su mirar esmeralda
- Mi intención era iniciar una conversación con su persona, lamento la excusa tan penosa y la pérdida de tiempo que significo aquello
- No tengo nada que hacer.
La oración encerraba más de una cosa y Evan no se atrevió a intentar desentrañar el misterio que albergaban tales palabras.
- ¿Que trae en la mochila?
- La razón que me trajo aquí en primer lugar, puede dejar las formalidades ¿?
- Gianna – una exclamación ahogada le impidió formular pregunta. Dentro del bolsillo más grande de la mochila contenía materiales suficientes para construir... - cometas – farfullo sorprendida al contemplar semejante cantidad de colores de papel seda - ¿Por qué trae consigo tanto material?
Saca su móvil del bolsillo mostrándole la agenda digital
- 14 de enero, día del cometa; teniendo en cuenta tu anterior pregunta no es muy seguidora de las celebraciones. Llámame Evan
- En absoluto. No es un tema que me apasione
- Una tradición de mi familia era festejar la mayor cantidad de fechas, el lugar de reunión era precisamente esta plaza. Aprender algo del origen de la fecha también aunque solo se unas pocas.- La tristeza que albergaba su tono movió a Gianna para cambiar el rumbo de la conversación
- ¿Me podrías hablar más acerca del 14 de enero?
- Internet o los libros te podrán proporcionar mejor información de la que puedo darte – comenzó por dudar Evan, pero Gianna interrumpió con delicadeza sus cavilaciones
- Me será más entendible que una fría y calculadora definición.
Evan se aclara la garganta
- El día del cometa se celebra en honor a su creador, pero más allá de cualquier cosa el cometa fue el punto de inicio. Para demasiados, al primer instante de escuchar que existe un día exclusivo para el cometa, es una idea absurda, festejar un objeto de una diversión que catalogan como trivial es tonto; aunque si lo vemos de otra perspectiva el hombre jamás habría pisado la luna de no ser por esa "distracción". Ese fue el primer invento del hombre que consiguió elevarse en el aire por una cantidad de tiempo a considerar, un niño de esos tiempos seguramente al mirar su cometa se inspiró para continuar con la invención de todos los inventos por los cuales el hombre puede volar. Las personas somos como los cometas, podemos surcar los cielos sin miedo pero siempre tenemos el hilo que nos guía devuelta a nuestro hogar.
- O se estrellan y volar se vuelve una esperanza frustrada
- Se las repara y vuelven a volar, peor es perder el hilo que les mantiene seguros.
En el transcurso del relato, Evan consiguió armar dos cometas con habilidad, al mismo tiempo que los esfuerzos de Gianna eran totalmente fútiles.
Evan trato de encumbrar la cometa pero se sentó al no lograr nada más que agotarse.
- Olvide un caso, otra pueden volar pero solo vuelven al suelo una y otra vez por voluntad propia o ajena.
Gianna tomo la cometa que habían fabricado para ella y corrió recto a pesar de sus tacones, al conseguirlo le dio el hilo al joven para levantar la otra.
Las dos cometas se alzaron orgullosas y Evan complacido musito
- No eres una inútil como te piensas, Gianna.
"El tropezar te hace recapacitar acerca de la posibilidad de fracaso, pero también te permite mirar al frente con más claridad"
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Nota de autor
Claire:
Capitulo adelantado por dos días, surgieron algunos imprevistos y solucionarlos llevara mucho más tiempo de lo previsto, mejor temprano que tarde es un lema de mi familia en la hora de llegar a las reuniones a pesar de que es mi primera vez practicándola.
¿Qué tipo de cometa son?
¿Qué proyectos importantes han formado para este año?
Hasta el próximo capitulo
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Quiero Verte Otra Vez
Short StorySon dos almas distintas pero con un dolor similar. Ambos saborearon el sabor de la derrota y la decepción en formas diferentes. Sus vidas no se parecen en lo más mínimo, esto a simple vista, pero tienen en común más de lo que les gustaría. Cada día...