Capitulo 4

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Día 15: 1 de abril.

Decidido. Las mujeres rubias de ojos azules y de cuerpos exuberantes, son mis humanos menos favoritas. Sobretodo, por que llenan de babas a Dean, mi Dean, y él pues le sigue el juego… 

Dean esta en la barra tonteando con una chica rubia, Sam estaba a mi lado acabándose su botella de cerveza, mientras yo iba por la tercera.

Sentía la mirada de Sam clavada en mí, pero no podía dejar de ver como esa mujer reía de los chistes de Dean y le sobaba el brazo. Odio a las rubias…

-Eh.-Me llamo Sam.- Cass ¿te encuentras bien?

-Sí…-Mentí.

Sam me miro confundido, para luego mirar en dirección a Dean. Creo que comprendió, por que abrió los ojos de forma desmesurada.

-¿Estas celoso?-Pregunto recargándose en la mesa y acercándose a mí.

Le mire por primera vez, y sentí como mis mejillas se ruborizaban. Asentí.

-No sabias que tenias esos gustos la verdad.-Admitió antes de revolverse el pelo.

Se lo ha tomado mejor de que esperaba, quizás él pueda ayudarme a enamorar a Dean. Me senté correctamente en la silla, y me acerque a Sam para que nadie oyera nuestra conversación.

-¿Qué puedo hacer Sam?-Mire en su dirección una vez más.- Tengo una difícil competencia.

Sam miro donde ahora esa mujer rubia le estaba susurrando algo en el oído a Dean.

-Bueno… Tú tampoco estas tal mal, solo que no estas entrenado.

Le mire esperanzado.

-¿Tú  crees?

-Claro, pero ¿Por qué no te buscas a otra persona?

Fruncí el ceño.

-¿Cómo voy a buscarme a otra persona si estoy enamorado?

Sam parpadeo perplejo.

-¿Co-como?-Río de forma nerviosa. – Ni siquiera has hablado con esa chica Cass.

Le mire confundido. ¿Quién ha dicho que yo este enamorada de esa tía?... Ah… Sam ha creído que me refería a la chica, en lugar de Dean.

Suspire derrotado y deje caer la cabeza sobre la mesa.

-¿Castiel?

-Quiero que me quiera ¿es tan difícil?

Note como Sam se removía incomodo en su asiento al no comprenderme.

-¡Chicos!-Nos llamo Dean. No levante la cabeza.-Nos vemos mañana.

Le mire de reojo y comprobé que salía del bar con aquella rubia. Padre por una vez en tu vida escúchame, y mátame.

Sam me dio un golpecito en el brazo, para que lo mirara.

-Vamos… Te invito a otra.-Dijo con una leve sonrisa.

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Dios mío… la cabeza me da vueltas, pero me siento mejor… por cosas como el alcohol es por lo que quiero tanto a la humanidad. Me siento capaz de hacer cualquier cosa… incluso enamorar a Dean.

Saque de mi bolsillo el móvil y llame a Dean. Tampoco estoy tan borracho, conseguí  llamarle al decimoctavo intento.

Dean tardo bastante en contestarme.

-¿Cass?-Tenia la voz muy ronca, se notaba que acababa de… de… mira, mejor ni lo dijo.

-Dean te quiero.

-Y yo, y yo… espera ¿Qué?

-Que estoy enamorado de ti, desde hace bastante en realidad.

-¿Estas borracho?

-Mucho.

-Dios Cas…-Le escuche suspirar.- ¿Dónde estas? Voy a por ti.

Mire a mi alrededor buscando una calle, o algo parecido que me dijera donde estaba. Hasta que vi la Torre Eiffel.

-En Paris.

-¿Paris? Me cago en la mierda de la tele trasportación. Vale, calma, ¿puedes volver?

-¿Dónde estas?

-Estoy en el Impala, de camino al motel donde nos alojamos.

-¿Te espero allí?

-Sí.

-¿Tardaras mucho?

-No.

-¿Te espero en tu habitación?

-Sí, sí lo que sea.

Sonreí, y me tele trasporte hasta la habitación de Dean y Sam, en el motel. Sam salto en la silla donde estaba del susto.

-¡Cass!

Perdí el equilibrio y caí de espaldas en la cama de Dean.

-Déjame morir aquí. –Dije cerrando los ojos.

La puerta se abrió dejando paso a Dean.

-¿Qué pasa?-Pregunto Sam.

-Este idiota, que me llama y me dice que me quiere, que esta en Paris y borracho como una cuba.

-Las cubas son objetos inanimados, es imposible que se emborrachen.-Dije juntando las cejas.

-Da igual Cass. Madre mía apestas más a alcohol que yo, cuando me voy de pu… de bares.-Se corrigió al ver la cara de Sam, menos mal que no me miro, por que seguramente le hubiese matado con la mirada.

-Lo mejor será que duermas un poco.-Dijo Sam.

-Buena idea.-Le apoyo Dean.

Se arrodillo a mis pies, y de quito los zapatos.

-Duerme un poco, ya te cuido yo por una vez.-Dijo con esa sonrisa que me enamoraba.

¿Que voy hacer? Si es que le quiero… y mucho.

Diario de un ángel enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora