Soy heterosexual...o eso creo

Capítulo 2

¡MALDITA ALARMA!

Como me gustaría decir que arrojé mi teléfono para que dejara de sonar la alarma pero ¡yo soy pobre!, Así que ni loca arrojo mi teléfono.

Me levanto con mi cara de culo y voy al baño a hacer mis necesidades. Me visto con el uniforme del colegio y bajo para hacerme el desayuno.

—Buenos días hija—Dice mamá sorprendiendome.

—¿Que haces despierta?—Pregunto confundida ya que ella casi nunca se levanta temprano y mucho menos para hacerme el desayuno.

—Bueno, no podía dormir así que me pare a hacerte el desayuno—Se encoje de hombros.

«Ya no hables y aprovecha que te está haciendo el desayuno idiota»

Tienes razón, y idiota tus nalgas.

Después de desayunar salgo para esperar a Miranda que siempre me viene a buscar para ir a la cárcel llamada colegio.

•   •   •

—¿Alguien más tiene hambre?—Pregunto.

—No, solo tu tienes hambre como siempre—Responde Esteban rodando los ojos.

—¡Ya quiero que suene la campana para comer!—Digo por tercera vez.

—¿Desde cuándo esperas que suene la campana para comer?—Interroga Miranda.

—Desde que me dijeron que si me volvían a ver comiendo a escondidas me iban a sacar de clase—Me cruzo de brazos.

—Disculpe, señorita Judith, ¿Podría dejar de hablar con sus compañeros y prestar atención a la clase?—Dice la profesora de matemáticas.

—si, claro—Asiento rodando los ojos disimuladamente.

¡AH TENGO HAMBRE!

«Alza la pata y come calambre»

Ay que risa, llegó don comedia.

—Ya faltan dos minutos para que suene la campana—Me susurra Joe (que al parecer estaba escuchando la conversación).

Ay papi no me susurres que te violo.

«violalo»

Todavía no Tita, paciencia.

—¡Ay por fin!, agradecida con el de arriba—Digo tratando de que no se de cuenta que su susurro hizo que me temblaran hasta las nalgas.

«Que delicada»

Tu cállate.

Él no dijo nada, solo rió por lo bajo y me sonrió.

Ay papi dios, dame fuerzas para no ir y violarlo.

Sonó la campana y se podría decir que flash quedó loco con lo rápido que agarre mis cosas y me fui a la cafetería.

Ya en la cafetería pude devorar mi comida felizmente.

—Te vas a atragantar—Dice Esmeralda.

Esmeralda es mi mejor amiga desde hace seis años, osea, desde que ella tenía diez y yo once años.

—Cállate y déjame estar con el amor de mi vida—Respondo con la boca llena.

—No seas cochina—Esteban pone cara de asco.

Yo humildemente le saco el dedo corazón.

Cuando terminamos de comer nos levantamos para ir al salón ya que sonó la campana.

Cómo pasa normalmente (cuando estamos con Esmeralda y Esteban), se nos quedan viendo. Esto pasa por los ojos de ellos dos. Esmeralda tienes el cabello castaño oscuro liso, es morena y un poquito alta (al menos más alta que yo), pero lo que más resalta en ella son sus ojos morados, lo sé, algo poco común, pero como ya sabemos que si existe. Esteban es rubio con el cabello ondulado y corto, es blanco como la leche, es alto y gay, pero al igual que esmeralda, lo que más resalta en él son sus ojos, el nació con heterocromía, tiene un ojo azul y el otro verde, pero bueno, en mi opinión, los ojos de mis mejores amigos son únicos, hermosos e inigualables.

—Oigan, ¿se enteraron que Joe y Roselyn terminaron?—Dice Esmeralda.

No puedo creer que me este empezando a dar hambre.

«Glotona»

Si soy.

Me doy cuenta que todos me están viendo.

Espera...siento que algo debería de importarme...casi lo tengo ya va...ay mira una mariposa.

«¡Pendeja concentrate!»

Ah verdad...¿En dónde estaba?...no sé...un momento...Joe...Roselyn...terminaron...¡OH POR DIOS!.

—¿¡JOE Y ROSELYN TERMINARON!?—Pregunto sorprendida.

—Por fin se dió cuenta—Dice Miranda—. I no grites animal.

—Si amiga—Asiente Esteban— terminaron.

—Es tu oportunidad...—

—De atacar—Termina Miranda.

—¡No me interrumpas que...—

—Esperen—La interrumpo.

Veo que Esmeralda me fulmina con la mirada pero tengo cosas más importantes en que pensar.

—¿Quién terminó a quien?—Pregunto.

—Yo que se—Se encoje de hombros— Solo se que terminaron—Dice Esmeralda.

«Ahora si, violalo»

Calma Tita, ya llegará el momento.

—Entonces, ¿Que vas a hacer?—Pregunta Esteban.

—¿Yo?

Todos asienten.

—Lo que voy a hacer es...