—Trastorno Distímico.
— ¿Cómo?
—Como dije, señora. —El médico pasó una mano por su cabello, como buscando las palabras correctas y simples para poder hacer que la madre de Harry, sentada frente a él, entendiera de lo que hablaba— Trastorno Distímico. Se rige por un estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día y la mayor parte de los días, es manifestado por el paciente y percibido por quienes lo rodean por al menos dos años. O bueno, un año como mínimo para niños y adolescentes, como es el caso de su hijo. ¿Llevas ya más de un año con los síntomas que conversamos, no es así Harry?
—Eh, sí... creo. —respondió Harry, mientras movía sus pies en círculos y su mirada estaba gacha. Totalmente ajeno a la conversación que su madre y el médico mantenían.
El médico pareció restarle importancia a la respuesta del chico y volvió la mirada hacia Ellie, la madre de Harry, como asumiendo tener la razón y retomando de inmediato la conversación. Ellie parecía no comprender del todo bien lo que estaba escuchando, sin embargo, asentía a cada palabra que el médico emitía.
Mientras tanto, Harry miraba vago por la ventana, esperando con ansias salir de ese consultorio y llegar a su casa, podría dormir unas cuantas horas de más.
.... .
La decisión fue tomada por la madre de Harry, luego de que convenciera a Dalton, su esposo, de que no era normal que el chico durmiera hasta las tres de la tarde, no comiera como solía hacerlo, anduviera siempre con altibajos en su estado de ánimo, que a pesar de dormir más de 10 horas se despertara como si hubiera dormido solo 3, y que su redimiendo en el colegio no estuviera siendo el de hace un año atrás.
Dalton se había negado a percibir todo aquello que le sucedía a su hijo, sin embargo, su esposa sí lo había notado después de algunos meses, y le pidió que tomaran el asunto con algo de seriedad.
—Dalton... ¿Es que no lo notas, en serio? —Se encontraban en su cama tras un largo día de no hacer nada, esos momentos eran los únicos en los que Ellie encontraba la oportunidad de mantener una conversación que se acercara a una seria, cuando estaban ya ambos juntos en la cama matrimonial agraviada que poseían.
—Agh. —Rugió— Ya mujer. ¿Qué no ves que es solo un adolescente? —Dalton nunca se tomaba los problemas reales en serio, y para él los supuestos "problemas mentales" no eran más que nimios pretextos que justificaban la debilidad humana para soportar—. Es que es normal, ya déjalo así. Ya le pasará, yo también tuve mi época en donde no quería hablarle a nadie. ¿Acaso tú no?
—Ya, ya... que sí, que sí la tuve, pero es que es diferente, Dalton. —La madre de Harry, por su parte, sí le daba más importancia a aquellos temas y se preocupaba más por el estado emocional de su pequeño—. Es diferente el no querer hablarle a nadie a.... a dormir tanto. ¿Has notado a las horas en las que despierta? Y siempre con su cara de cansancio, ya ni si quiera nos dirige la palabra, Dalton. Creo que deberíamos de preocuparnos un poco más.
—Ah. Como quieras. Si quieres ponerte en ridiculeces por cosas tan simples y normales como esas, hazlo. Llévalo al médico o como quieras, pero no cuentes conmigo. Por mi parte sigo pensando que es algo normal, pero siempre te gusta exagerar las cosas. Toda una mujer, eres toda una mujer Ellie, de eso no cabe duda. —Y se volteó de inmediato, cubriéndose con las sábanas hasta las orejas, dispuesto a dormir.
A Ellie no le molestaba, más bien le entristecía. Le entristecía el hecho de nunca poder mantener una conversación tranquila con su esposo sin que él la dejara hablando sola. Sabía que a Dalton no le gustaba conversar, siempre había sido un hombre de pocas palabras, pero ella quería al menos lograr mantener una conversación decente, mas nunca podía. La mayor parte del tiempo estaba borracho, y cuando no, parecía no querer dirigirle la palabra a su mujer.