2 (Fin)

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Un chirrido de pájaro trajo un nuevo amanecer

Monstruo de la leche estaba encantado de descubrir que se había hecho un poco más grande. Aleteó las alas y sintió flotar un poco sus pies.

Pero no voló al final y en su lugar cayó torpemente sobre la hoja.

Y despertó a Sandía.

— "Hubbub(1), ¿Qué estás haciendo?", Preguntó con ojos soñolientos.

— "No soy Hubbub...soy un mosquito."

— "Muy bien. Bien. Cerebro de pájaro, ¿Qué estás haciendo?"

Monstruo de la leche continuó sentado en la hoja, deprimido.

—"¿Qué pasa?"

—"No puedo volar..."

Monstruo de la leche se estaba desesperando.

Oh no, mejor que este chico no sea discapacitado, pensó Sandía.

Pero él rompió en una sonrisa y dijo: —"Eso no es problema".

Luego voló en un círculo dos veces, aterrizó, agarró a Monstruo de la leche y se fue de nuevo.

Volaron juntos por primera vez. El sol vio esta extraña escena desde lo alto del cielo.

Fue la primera vez que Sandía se quedó tan cerca de él por su propia voluntad. Con su cuerpo tan apretado contra él, Monstruo de la leche de repente tuvo una extraña sensación.

—"¿Adónde vamos?"

...

— "¿Hambriento?"

Sólo entonces Monstruo de la leche se dio cuenta de que no había comido durante días.

— "!Sí!" Dio un grito contundente, tan emocionado que se sintió un poco mareado.

¿Por qué estaba emocionado? Claramente, fue debido al hambre...

Para cuando llegaron al macizo de flores, Sandía estaba un poco cansado. Se detuvieron en un pétalo de rosa, rico en color como los labios de una belleza o como la sangre.

—"¿Qué estamos comiendo?"

Monstruo de la leche preguntó, sentado en el pétalo.

—"Miel."

—"¿Miel?..."

Antes de que la pregunta terminara, Sandía se había sumergido en el centro de la flor.

Cuando Sandía reapareció, Monstruo de la leche estaba estableciéndose. Cuando vio Sandía, preguntó: —"¿Dónde está la comida?"

Sandía no hablaba. Se acercó, unió sus bocas y pasó la miel a Monstruo de la leche.

—"Mamá, ¿Qué están haciendo?", Preguntó una abeja bebé cercana a ellos.

—"Se están besando, hija mía."

Sí, se besaron. Su primer beso.

El primer beso de dos mosquitos.

Tontamente, Monstruo de la leche aceptó la comida, pero se sentía caliente como si estuviera ardiendo por todas partes.

Movió la cabeza hacia atrás y siseo: —"Tan caliente"

Sandía preguntó: —"¿Dónde?"

—"Yo...no sé...¡¿Qué diablos fue eso?!"

—"Te estaba alimentando."

—"¡Puedo comer solo!"

—"Bien, entonces muéstrame tu vuelo."

Una Historia De Dos Mosquitos MasculinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora