Recuerdos Parte 2- Capítulo 2

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Mi padre me sostenía de forma cariñosa mientras me calmaba. De repente me despega y me mira a los ojos con miedo en su mirada. Sus ojos marrones y barba negra era lo único que podía ver en el momento. Su expresión facial me decía que había algo mas que solo la muerte de mi mamá, su esposa. Mientras lo miraba, podía oír algo en la distancia, se acercaba lenta pero seguramente. Mi papá procedió a pararme junto con el.


Padre: Leon, debes hacer algo en este preciso instante. Sube a mi cuarto, busca la caja de camuflaje que te decía tantas veces que no tocaras, mientras lo haces, ve a tu cuarto y busca tu bulto militar negro que te regale el mes pasado, ahora!


Rápido que analicé la situación, fui corriendo a la habitación de mis padres y busque en el armario la caja de camuflaje que mi papá siempre me prohibió tocar. Cuando la encontré, la cargue hasta mi cuarto donde hice búsqueda de mi bulto negro militar. Justo cuando me lo coloque en mis brazos, agarre la caja de nuevo y baje tan rápido como pude. Mientras bajaba las escaleras, veía como mi padre colocaba gabinetes frente la puerta, en las ventanas, se veían esas cosas infectadas intentando entrar a la casa. Cuando mi Padre termino de bloquear la puerta, me miro y rápido me arrebato la caja de las manos, pero no para quitármela, sino para darme algo que contenía.


Padre: Leon, toma, aun tienes el arma que tomaste de la cocina?

Leonidas: Ah.. No, esta en el piso, cuando me abrazaste, la tire.

Padre: Aquí tienes.. Munición para la pistola. Debes defenderte.


Mi padre fue y busco la pistola en un abrir y cerrar de ojos y me la dio directamente en las manos. De pronto, puso la munición extra en el bulto que tenia puesto y volvió a pararse frente a mi. Me abrazo muy fuerte y me halo hasta la cocina, donde abrió el refrigerador y tomó dos botellas de agua. Luego, fue a uno de los gabinetes y tomó dos latas de comida al azar. Cuando los tenia, fue a mi bulto y los coloco. Después, dejando de halarme fue a un gabinete separado a de la cocina y saco unas bolsas, eran comida militar hechas para hacerse en habientes difíciles de sobrevivir. Cuando tomo tres o cuatro, las puso en mi bulto y me halo hasta un cuarto donde usualmente dejábamos los recursos médicos. Mi padre tomo un bulto muy pequeño de recursos médicos y lo coloco en mi bulto.


Padre: Escuchame, Leon. Debes ser fuerte y sobrevivir, eres uno de los pocos que son inmune a la niebla, la niebla no te hará daño mientras respires, pero eso no significa que seas inmortal. Leon, esas cosas de allá fuera están desesperadas y quieren comer carne, no importa quien seas o que seas, te devoraran vivo si no te opones. Leon... Tu madre y yo estamos muy orgullosos y queremos que sigas luchando, se que eventualmente podrás unificar de nuevo a la provincia y derrotar la infección que empezó este caos. Ahora, te iras, y yo me quedare a distraer a la multitud de infectados que traje aquí. Debes irte, no mires atrás, y unifica a esta pobre y olvidada nación.


Decía mientras me halaba hasta la puerta trasera de mi casa. La abrió y me empujo encerrándose adentro. Me miro por ultima vez y se fue adentro. Yo por otro lado, di media vuelta y lentamente camine lejos de mi hogar, mirando hacia atrás como mi padre me dijo que no hiciera. Esperando que eventualmente se arrepintiera y saliera por la puerta corriendo hacia mi pidiéndome que corriera. Pero nunca sucedió, eventualmente la casa quedo bloqueada de mi vista y no pude seguir caminando tan lento, simplemente empecé a aceptar la realidad y camine hacia el bosque que había después de unos pasos luego de pasar un pequeño monte. Camine y camine hasta no poder mas y tener que sentarme. Me quite el bulto y lo deje en el suelo. Respire profundo y me recosté del árbol mas cercano. Se hacia tarde, camine por horas bajo el sol y ya estaba anocheciendo. Tome el bulto y busque entre las cosas que mi papá coloco, encontré unos guantes sin dedos de color negro. Los guantes parecían haber venido junto con el bulto por lo cual nunca me percate haberlos visto. Uno de los guantes traía una carta dentro, antes de abrir la carta, me coloque los guantes para tener mas protección del frío.


"Hola Leon,

Si lees esta carta, quiero que sepas que te amo. El bulto es de un amigo de las fuerzas especiales con el que siempre andaba cuando estuvimos en Irán. El murió defendiendo mi caravana para que pudiéramos escapar. Los guantes, eran un regalo de el para ti, siempre quiso conocerte en persona, pero nunca le daban tiempo libre para hacerlo. Si los encontraste, significa que tu mamá te conto que yo también morí. Lamento no estar ahí para ti cuando te graduaste de quinto, debí haber pedido permiso para ir, pero estaba tan enfocado en mi trabajo que no lo hice. Ahora tendrás que vivir solo con mi recuerdo, enserio lo lamento. Sabes bien que te entrene para que pudieras sobrevivir sin la ayuda de nadie, pero en esta carta te daré la ultima lección de nuestro entrenamiento. Cuando pelees, hazlo con una razón en mente, no importa cual sea, siempre y cuando sea razón suficiente para ti. Te quiero, hijo.

Tu papá."

Mientras lo leía, unas lagrimas cayeron de mi rostro al papel, lo que hizo que cerrara la carta y la apartara de mi rostro. Mi cara reflejaba tristeza y soledad, no podía creer que mi papá hubiera hecho una carta para mi en caso de que muriera. Ahora solo quedo yo, en un mundo cerca de su fin.


Fin del Flash back

Ahora va mas de un año desde que esto sucedió y yo estoy en este mundo aun sobreviviendo. Las latas de comida que tenia se acabaron y solo me queda un paquete de comida militar, gracias a que estuve saqueando hogares abandonados y tiendas que están por las calles y vecindarios. Lo que me da miedo es el morir solo y frio en este mundo que mi padre pensó que yo cambiaria.

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