Laurel

Nota del autor

El rumbo de Laurel carece de sentido, uno que se ha ido desgastando con una negligencia considerable por parte de su autor. Aunque por supuesto, no trata de otra manifestación de la naturaleza de Laurel: la ociosa búsqueda del placer, inalcanzable por su condición, pero jamás presa de los delirios y los pelmazos si no, una búsqueda con sujetos auténticos que no son si no el autor mismo. A modo de un bosquejo gigante, Laurel jamás ha tenido sentido y jamás ha estado orientado ni direccionado en valores absolutos y distinguidos. Todo si bien preso, ha resultado muy abstracto y absurdo. Dado este contexto, este libro ha estado sujeto a innumerables críticas ontológicas o literarias, al mero cuestionamiento mundano sobre los objetivos e incluso, al mismo autor preguntándose qué sucede consigo mismo. Esta última consulta, manifiesta la interna razón que articula a Laurel: esta novela, es una introspección metafórica del inconsciente. Tratándose de la literatura del inconsciente, valga la redundancia. Existiendo una primacía con el gestionamiento y aparición de símbolos y datos.
Al comienzo de este libro, todo estaba, si bien someramente, pensado. Las ideas, bien se comenta al comienzo, se han perdido. Por lo que la novela ha orientado repetidas veces su rumbo, y en el momento de esta nota, Laurel está direccionándose de nuevo. Y qué mejor manera, que el desconcierto de las cosas, sino la muestra más orgánica que puedo ofrecerle al lector, la condición humana, de la ignorancia y la carnalidad en las decisiones y, a modo de reflexión, todo resulta más o menos en una improvisación en la que constan —no siempre—, ciertas tendencias y opciones. El punto de esta nota, es informale que Laurel data de hace años, y ha tenido abandonos de días, hasta de dos años, sin siquiera retocar. Pero no se pretende dejarla en el sepulcro del olvido, puesto que Laurel constituye la identidad de alguien. Laurel, si ni siquiera sé de qué trata específicamente: c'est la vie.

Vincent Ziemánski, (2021).
1era edición.