UN DUENDE ME ATACÓ.
Todo comenzó cuando cumplí 6 años, mis padres me llevaron como regalo de cumpleaños a Huasca de Ocampo, que se ubica en el Estado de Hidalgo, sabían que me gustaban las caricaturas de los pitufos y habían escuchado que ahí existe un “Museo de duendes”, por lo que pensaron que sería algo que me emocionaría y así fue.
Cuando llegamos pensé que era un sitio agradable para pasar el rato con mi familia, entramos al museo de los duendes, había muchos duendes y trols de cerámica así como crines de caballos trenzadas de las cuales se decía un duende las había realizado, terminamos el recorrido y fuimos a recorrer los alrededores.Había muchas tiendas donde se vendían figuras de hadas, duendes, trols y había uno para una función en específico como ganar fortuna, tener salud, amor etc; mi papá pensó que era buena idea obsequiarme uno con motivo de mi cumpleaños, así es que me dijo —escoge uno; elegí uno simpático, con una sonrisa de oreja a oreja, el vendedor dijo que era para la buena fortuna, que debía activarlo en el bosque y me dio una pequeña oración. Aprovechamos para activarlo ahí mismo y regresamos a casa.
Al inicio le dabamos semillas de girasol, dulces, le dejabamos billetes y monedas, de alguna manera concedía lo que pedía. De pronto preferí jugar con la figura del duende y poco a poco me aislé de mi familia, dice mi mamá que a veces me llamaba y no me encontraba en ningún lugar de la casa y algunos minutos después al preguntarme donde estaba, yo le decía que me encontraba con “mi amiguito”, cosa que no recuerdo; pero llegó un momento en el que le dije a mi mamá que ya no quería ser amiga del niño porque me daba miedo, me llevaba a la fuerza y ya no me gustaba ir con él. Mi mamá me pidió que hiciera un dibujo de “mi amigo el niño”; pero horrorizada vio un ser grotesco de color gris, ojos rojos y orejas puntiagudas.
Ese día a medio día desaparecí por algunos minutos; mi madre comenzó a buscarme y al encontrarme estaba llorando mucho y tenía mordidas en los brazos. Fuimos a mi recámara para tirar la figura del duende pero ya no estaba. Cuando llegó mi padre, se asustó mucho y buscaron a una persona que nos ayudara. Acudió un parapsicólogo renombrado de la Ciudad de México, al revisar la casa encontró el duende en mi recámara debajo de la cama y comentó que debía realizar un trabajo de desactivación del objeto así como una limpieza energética de la casa y que esa cosa quería llevarme con ella, pero por alguna razón, no lo había conseguido.
Mientras realizaban el proceso de desactivación del duende, escucharon que yo gritaba desesperada, entraron a mi recamara y con terror observaron que “algo me jalaba debajo de la cama”, sin pensarlo, mi papá se lanzó debajo para intentar sacarme, pensando que probablemente me había atorado con algo, sin embargo, mi padre comenzó a gritar también pues algo trataba de arrebatarme de sus brazos y me jalaba. Mi madre estaba desesperada sin saber que hacer, pero el parapsicólogo tomó el objeto, pronunció unas palabras y comenzó a enredarlo en un listón blanco. Finalmente pudieron sacarme, mi padre y yo teníamos marcas de mordidas y arañazos en los brazos. Se realizó una limpieza energética de la casa y el objeto fue incinerado.
Hoy en día, mi padre y yo tenemos algunas cicatrices en los brazos y comenta que el parapsicólogo les comentó que era posible que un ente del bosque se encerró en el objeto, ya que generalmente los duendes y elementales son amigables, pero que algunas otras, entidades oscuras esperan el momento para hacerse pasar por ellos, por lo que no recomendaba, llevar ese tipo de objetos a la casa.Historia enviada por: Isabella García.
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Historias Infernales 😈👿💀
ParanormalneRecopilación de distintas Historias... La leen bajo su propia responsabilidad 😉 Me puede enviar historias para que la publique, ya sean experiencias reales o fantasía escrita por ustedes, mitos, leyendas, etc.