"¡¡Volvimoooos!!"
Aquella chillona voz le hizo comprender la cuenta atrás de haces tan solo un segundo de parte del pelinegro a su lado. Se refería a la llegada de los chicos que hace ya un buen tiempo se habían alejado, por lo supuesto "Tan solo algo de comer".
Los idiotas llegaron con mantas en mano y una canasta tejida, probablemente llena de alimentos u otras cosas.
No le daba buena espina, pero no podía hacer mucho al respecto.
"¿Por qué tardaron tanto?"
Saltó rápidamente a la defensiva el rubio ceniza, pidiendo de esta forma una explicación de los recién llegados.
"Calmado fiera, de forma resumida el chico de dientes perfectos aclaró su garganta, cambiando su voz a una mucho más 'cordial' solicitamos la autorización de vuestros padres para pasar la noche en esta humilde posada"
Seguido de aquello el pelinegro les dirigió una leve reverencia, generando así que las mantas en sus brazos resbalaran y cayeran sobre su cabeza. Las risas explosivas del de ojos amarillos junto a la del mitad dragón llenaron el ambiente.
"No hay forma que pase la noche aquí con ustedes, ¿Saben que con su idiotez son capaces de incendiar todo este maldito bosque con tan solo una fogata? No gracias, no pienso arriesgarme a ello."
Katsuki ya había aceptado que pasar la noche con esos tres sería como un suicidio.
Pero quien lo detuvo de su escape para ir de vuelta al campamento lo hizo reconsiderar su decisión. El muchacho de dientes como tiburón se apoyó en unos de sus hombros con una sonrisa.
"No seas malo Bakugou, ¡No tendrás problemas con quedarte con nosotros! El tono de voz del pelinegro bajo hasta crear un susurro Cuando lo chicos se vallan a dormir podemos dar un paseo por el cielo"
El más alto tan solo respondió con un "Cómo sea" para luego volver a sentarse en el césped mientras Kaminari y Sero dejaban a un lado las cosas que habían traído desde sus hogares.
Entonces las palabras del de mayor altura entre los cuatro se hicieron presentes, como si fueran las de una madre pidiéndote un favor (de forma no muy linda), alzó la voz.
"Bien, tú rubiecito, dijo apuntando al de ojos rojizos me acompañarás en busca de algo de leña, mientras tanto ustedes dos dirigió su oscura mirada a los otros chicos se encargaran de ordenar todo aquí, ¿Entendido?"
Una sonrisa se presentó en su rostro, mientras impacientemente miraba como el rubio le lanzaba una ácida mirada. Esperando a que se levantara de su lugar.
"Bien."
Fue lo único que dijo Bakugou mientras seguía al pelinegro adentrándose al bosque, dejando detrás a Kaminari y Kirishima, quienes empezaban a tender las mantas.
-
Una vez ya se encontraban dentro del bosque y más alejados del risco Katsuki y Hanta se encontraban recogiendo ramas para hacer la fogata y no morirse congelados en la madrugada.
Ambos mantenían una leve montaña de ramas, el sonido de las hojas de los árboles y el cantar de algún pájaro más los rápidos pasos de lo que podría ser un conejo eran lo único que se escuchaba entre ellos.
"Oye Bakugou"
Y ahí se va ese silencio.
El rubio responde con un "¿Mhm?", incitando así al contrario a continuar hablando.
"¿Qué piensas de nosotros? Digo, ya sé que de tanto se tanto somos un dolor de cabeza, pero me da curiosidad que pases tanto tiempo con nosotros mientras que no le hablas a muchos otros chicos de aquí"
El rostro del pelinegro se veía pensativo, mientras que el de ojos color rubí se tomaba su tiempo para responder, para así soltar un bufido que ocultaba una leve risa y luego de aquello responder finalmente.
"¿De tanto en tanto? Que yo sepa siempre lo son, pero respondiendo de una vez, supongo que ustedes ya saben que si no me cayeran bien ya los habría mandado a volar hace mucho, así que en resumen, se podría decir que si los aprecio aunque sea un poco."
Al inicio de aquella respuestas se podía aún notar el tono socarrón del muchacho rubio ceniza, pero poco a poco éste descendió terminando en casi un inaudible susurro.
Digamos que la sonrisa de Hanta en aquel momento no se podía comparar con alguna otra ya que, aún algo impactado de que Katsuki le haya respondido en vez de cambiar el tema o ignorarlo como hacía siempre que le preguntaban, le alegraba mucho que su respuesta haya sido positiva, debido a que muchas veces el de ojos rojizos daba a entender que no los soportaba, pero tal parece que aquello no es más que una fachada de lo que realmente piensa de ellos.
La amenaza seguida a esas palabras no tardó en llegar, haciendo así que el pelinegro levantar sus manos en señal de que no diría nada y que no deseaba recibir algún golpe de parte del rubio.
Nuevamente volvieron al pacífico silencio que los rodeaba anteriormente, y luego de un rato más buscando ramas, ambos volvieron con los otros dos muchachos.
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Príncipe Dragón | Kiribaku
FantasyRondando en las montañas de la tribu de los Firewalkers, hace ya muchas generaciones, existía aquella leyenda sobre un chico dragón. Él era un humano, al menos una parte de el, siendo su otra mitad de aquella mitológica criatura. Aquel chico estaba...