LA WEBCAM

3. EL CASTING

Así transcurrieron otro par de semanas, cada día era más la afluencia de chicas lindas al local y yo aunque tenía mis sospechas de la actividad que allí se realizaba, no había podido comprobar nada aún.

Una tarde, Daniel se encontraba un poco ocupado y llegaron las dos chicas a las que intenté sacar información la vez pasada, una de ellas me preguntó si yo le había pedido que me permitiera trabajar con ellas, les dije que no, pues me daba pena, la mas bonita de ellas me dijo: "No te preocupes, yo me encargo de hablarle y convencerlo, pero tienes que estar dispuesta a hacer lo que los clientes te pidan".

Claro que estaba dispuesta, se veía que ellas ganaban mucho dinero y no pensaba quedarme atrás, solo yo me forjaría mi destino, mi futuro dependía de ese trabajo.
Daniel se percató que estaba hablando con ellas y se acercó rápidamente, las saludó cariñosamente y se aproximaron a la sala privada, se demoró bastante en salir de allí y su rostro se mostraba un poco malhumorado, se me acercó y me preguntó: "¿sabes lo que pasa allí dentro?" señalando la puerta del fondo, "por supuesto y quiero ser parte de ello, necesito dinero y mucho" le contesté. "Está bien, acompáñame entonces", cerró por un instante las puertas del negocio y fuimos a la sala privada, me impactó un poco lo que vi, habían 7 computadoras, y en cada una de ellas una chica, algunas en ropa interior y otras desnudas, ¡eran chicas webcam!

"Si quieres pertenecer a este mundo, debes trabajar fuerte, esto no es para todo el mundo". Me dijo una de las chicas que se me acercó y me entregó un pequeño paquete que contenía un diminuto traje de encaje rojo. "Póntelo y veamos que puedes hacer" me dijo, Daniel salió de la sala y dijo: "Te la encargo mucho Analía" dirigiéndose quien me entregó la ropa.

Había un cuatro pequeño anexo a la sala donde se encontraban unos casilleros, allí las chicas se cambiaban de ropa y guardaban sus pertenencias, me adjudicaron uno y guardé ahí mis cosas, salí con el pequeño traje puesto y sobre una mesa, habían una cantidad considerable de juguetes sexuales, unos muy básicos, otros totalmente extraños, "usa uno, el que quieras" me dijo Analía, me sentí extraña, pero no me detendría, así que tomé uno que tenia una textura un poco rugosa y algo suave, lo prendí y lo utilicé, debo admitir que la sensación fue realmente placentera y la disfruté. "Excelente, tienes talento niña" dijo, luego me explicó todo acerca de los elementos que se utilizaban allí, vibradores, lubricantes, balas vibradoras, aceites de masajes, dildos...

"Nuestro trabajo aquí es complacer a los clientes detrás de la pantalla, ellos tienen un listado de cosas que nuestras chicas pueden hacer frente a la cámara y deben pagar para poderlas ver, una vez el cliente pague debes hacerlo, esta prohibido dar nombres o datos personales a los clientes, ellos en ocasiones les envían dinero o regalos, todo se consigna a la cuenta que maneja la entidad y a cada una se le da lo suyo, en nuestra web aparecen imágenes de artículos para comprar, si algún cliente quiere darle un regalo a una de ustedes, lo pagan y nosotros se los entregamos" me explicó mientras observábamos a las demás trabajar, me enseñó la página y los detalles de los que hablaba iban desde ropa interior hasta aparatos tecnológicos de ultima generación, "¿Y el pago como es?" pregunté, "el 60% para la empresa y el 40% para ti" respondió Analía, me parecía algo injusto pero examinando las cantidades de dinero que pagaban los clientes no estaba nada mal.

Entró Daniel al cuarto y le preguntó a Ana "¿cómo les fue?" "Excelente" respondió ella, "Muy bien, entonces inicias mañana mismo, si no tienes ropa de ese estilo aquí te la dan y la van descontando de tus pagos" me dijo Daniel.

Estaba muy nerviosa pues a pesar de haber presenciado como trabajaban las demás, habían cosas que para mí serian difíciles de hacer, pero no podía dejar pasar esa oportunidad.

Me fui a casa, terminé algunas tareas que tenía pendientes y me acosté muy tarde, dormí muy poco pensando como sería mi primer día de trabajo.