15. EN DEFENSA PROPIA

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Estaba feliz, mi hermana decidió quedarse, Daniel estaba mostrando sentimientos hacia mi, el negocio marchaba de maravilla y me sentía muy a gusto en la universidad.

Decidí contratar a una señora que ayudara en las labores de la casa, no me parecía justo que Luisa estuviera en esas tareas. Claro que esa persona no sabía a qué me dedicaba yo, era lo mejor.

Las salidas con Daniel eran cada vez mas frecuentes, ya la gente empezaba a murmurar que algo pasaba, pero me tenía sin cuidado. Me contó que una tarde un hombre lo abordó en la calle y le dijo que no se metiera conmigo, porque yo era una cualquiera... Él no prestó atención y siguió caminando.

No entiendo por qué la gente se mete en la vida de los demás de esa manera, yo no le hacía daño a nadie con mi trabajo; sin embargo, ahí están, siempre pendientes de lo que el prójimo hace o deja de hacer, creen tener el derecho de juzgar y criticar... ¿Tan miserables eran sus vidas que debían estar pendientes de la mía?
Las criticas y habladurías me tenían totalmente sin cuidado...

Fueron unos días de mucha calma, hasta una tarde que el ex-marido de mi hermana me abordó en la calle acompañado por tres hombres, en tono amenazante me reclamaba por estar apoyándola y me exigió que "se las devolviera".

¡Totalmente ridículo este sujeto!

Mi hermana y mi sobrina no son objetos, no son de su propiedad, ¿cómo así que se las devuelva? Estaba loco por completo.

Traté de no mostrarle temor y seguí caminando como si nada.

"¡Te vas a arrepentir maldita prostituta!" me gritó a lo lejos; yo no le presté atención y seguí mi camino hasta el local.

Daniel me notó intranquila, no pude ocultarle mi preocupación y después de su insistencia le conté lo sucedido.

"Debes denunciar a ese tipo, no hay de otra". Me dijo, yo tenía mis dudas, pues pensaba que era por amedrentar nada mas y que no sería capaz de hacer algo contra mi o mi hermana.

Pasaron varios días y ya hasta se me había olvidado el asunto. Estaba concentrada en mis clases, quería ser la mejor y destacarse como siempre.

Ya era sábado nuevamente y me fui a estudiar, amo aprender, estaba muy entusiasmada con esta nueva etapa, además estaba en busca de un par de chicas para que se unieran a mi estudio y los rumores de algunas compañeras me estaban llevado a encontrarlas pronto.

El día se pasó volando y tan pronto terminé mis clases prendí mi teléfono, siempre lo apagaba para no tener interrupciones ni distracciones; cuál fue mi sorpresa al ver una gran cantidad de llamadas perdidas de mi casa.

Me dispuse a comunicarme, Marina, la señora que contraté estaba muy angustiada, porque mi hermana recibió una llamada y se fue de prisa sin decir a donde, pero no se llevó la niña.

Inmediatamente llamé a Daniel y le conté lo sucedido, tomé un taxi y me fui a toda prisa para la casa, mi sobrina estaba bien, pero no había rastro de Luisa.

Me entró una angustia terrible, estaba segura que el ex-marido tenía que ver en esto. Fui a su casa, hice tremendo escándalo pero no recibí respuests, aparentemente no había nadie; entonces se me ocurrió ir donde mi papá, tal vez el o mi hermana sabían algo.

Llegué y mi hermana se asomo por la ventana pero no me quiso abrir, me dijo que me fuera y que no buscara problemas; me negué y empecé a golpear con fuerza la puerta, salió mi padre furioso, me gritó y me empujó tan fuerte que me caí, entre sus gritos alcancé a escuchar a Luisa pidiendo ayuda, me puse de pie y pasé por encima de él para ingresar a la casa, mi hermana se interpuso en mi camino y la hice a un lado; cerré la puerta y le crucé el pasador para que no pudieran entrar.

La escena con la que me encontré fue horrible, la tenían amarrada, estaba llena de moretones y el tipejo ese estaba ahí; me abalancé sobre el pero era mas fuerte que yo y logró tirarme al piso, me tomó por el pelo y me empujó hacia la cama.

"Vamos a ver que tan cierta es tu fama prostituta" me dijo mientras se hizo sobre mi, quería tomarme por la fuerza y no lograba soltarme de sus manos.

Tuvimos un forcejeo y en una maniobra desesperada logré darle un rodillazo en los testículos y me soltó; me dispuse a desatar a Luisa para poder huir; de repente el hombre se levantó, sacó un arma y me apuntó con ella, sentí mucho miedo, tomé un jarrón enorme y pensé lanzarlo hacia su cara, pero, de un momento a otro ella se le tiró encima a quitarle la pistola y esta se disparó, mi hermana cayó herida, mi reacción fue estrellarle el jarrón en la cabeza al tipo ese; la tomé en mis brazos y salí con ella desesperada pidiendo auxilio, mi padre no reaccionaba a todo lo que estaba sucediendo y le grité llena de dolor: "Todo esto es tu culpa".

Todos los vecinos al escuchar el disparo habían llamado a la policía, en cuestión de segundos llegaron junto a una ambulancia, inmediatamente Luisa fue trasladada al hospital, yo me fui con ella acompañadas por un policía y los demás se quedaron en la casa de mi padre.

Di todo el testimonio de lo sucedido al agente que se fue con nosotras y al llegar al hospital llamé a Daniel y a la señora Marina para ponerlos al tanto de la situación. En poco tiempo llegaron a ver lo que sucedió; el doctor salió y nos comunicó que debían hacer cirugía pues la bala había comprometido algunos órganos.

Fueron horas de angustia y desesperación, pasé toda la noche esperando noticias, le pedí el favor a Daniel que llevara Doña Marina y mi chiquita a la casa; así lo hizo y se regresó rápidamente a acompañarme. Estábamos al tanto de lo que pasara en el procedimiento, finalmente una enfermera apareció, el pronóstico no era el mejor, la cirugía se complicó y Luisa se encontraba en estado de coma.

Un agente llegó a informarme que el desgraciado ese había muerto, aparentemente el golpe que le di fue mortal, aunque había actuado en defensa propia de igual manera debía seguir un proceso judicial; en ese momento era lo que menos me importaba, solo quería que mi hermana se recuperara.

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