III. Avaricia

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Avaricia/Codicia

Deseo, ansia o afán desordenado de poseer y adquirir riquezas estando dispuesto, de ser necesario, a usar cualquier medio para conseguirlo y/o acumularlo, condenando cosa eternas por temporales.

El sonido de las sirenas policiacas retumbaba en su cabeza, se comenzó a odiar a si mismo, ¿por qué hacía ese tipo de cosas por amor? Sobretodo por un amor no correspondido, ahora lloraba, y no por miedo a que su vida como la conocía terminara, sino por el rechazo que sabía de más que iba a pasar, como incontables veces ocurrió en el pasado.

Gracias a las lágrimas que cubrían sus ojos, la lluvia cayendo sobre el vidrio y su pobre vista, el peliazul perdió el control, todo daba vueltas, y por segunda vez salio de aquel automóvil por medio del parabrisas, quedando casi inconsciente.

Pero a él no le importó su débil y pobre estado, con las fuerzas que obtuvo comenzó a buscar lo que había robado de aquel sitio: un montón de joyas y miles de dólares. Corrió como nunca en su vida lo había hecho, quizá con ese pequeño favor el azabache se fijaría en él y no en las prostitutas que día a día iban, quizá lo amara de vuelta.

Finalmente llegó a casa, cerró la puerta para recostarse sobre esta y respirar, su vista se tornaba cada vez más borrosa y sentía que su cabeza iba a estallar, llevó una mano a su frente y la regresó, observando su palma ahora llena de sangre.

Unos pasos se oyeron, lo cual captó la atención del ojinegro, era aquel azabache que lo traía loco, el único responsable por el que lo había perdido todo, este simplemente se acercó y con una mirada sin expresión alguna cogió la maleta para simplemente retirarse, sin decir una palabra.

A Murdoc no le importaba traicionar a quien fuera, nadie era digno de su cariño y confianza, pues ya le habían destruido varias veces su paranoica alma, por tal razón ese vacío lo llenaba con riquezas, abrió el maletín y vio cada cosa que llevaba por dentro, pero necesitaba más, lo necesitaba todo.

Stuart cansado de la actitud del mayor, de ser su marioneta por años y perder amistades como Russel y Noodle, se acercó a la habitación del contrario, no soportaba más ese corazón que con cada día se destrozaba cada vez más.

-- ¿No vas a decir nada? -- le preguntó al mayor ignorando totalmente el hecho que estaba a punto de desmayarse.

-- ¿A qué te refieres? -- respondió --. ¿Crees que te debo decir algo? Por favor, tú deberías ser más agradecido conmigo por llevarte a la fama.

-- Con el costo de vender mi alma, claro, estoy muy agradecido -- dijo con notable sarcasmo --. Alguien con ese nivel de avaricia, puede tenerlo todo menos la felicidad -- decidió adentrarse en la habitación del azabache, comenzando a recoger lo que había robado, su ofrenda de amor.

-- ¿Pero que mierda haces? -- gritó con rabia, empujando a Stuart y dejándolo en el suelo --. Vuelve a tocar algo y no volverás a ver la luz del día.

-- ¡Ámame a mí y no a esas putas! - rompió en llanto --. ¿Acaso no ves que esto lo hago por amor? ¡Te vas a quedar solo el resto de tu puta vida! -- sentía su garganta desgarrándose.

El ojinegro con sus pocas fuerzas cogió una pequeña joya pesada y se la lanzó, no soportó más aquel sentimiento, este como respuesta le dio un golpe que le dio fin a su tortura, pues finalmente cedió a un sueño profundo.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2021 ⏰

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