Capitulo 8.

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Guillermo entro al despacho de Borja tan lento que casi desquicia a este, si a ese pacifico hombre, casi le grita o lo empuja para que entre de una buena vez a la oficina. Cuando por fin entro, Borja se sentó en su silla y le indio al achinado que hiciera lo mismo.

-          No te voy a morder Díaz –lo observo, no entendía porque estaba tan nervioso, era tímido pero nunca se había comportado así, si daba un golpe en el escritorio juraba que este se orinaba encima, así de nervioso se veía.

-          L-Lose –sonríe y se sienta mirándolo, rogando internamente que el despido fuese rápido y que no le pidiera explicaciones de porque acepto meterse con su jefe.

-          Bien, mira Guillermo – lo miro fijo- quiero que me escuches y cuando termine puedes responder ¿vale? – lo miro un momento en silencio hasta que el otro asintió con su cabeza- Hay una oferta de trabajo en la empresa de publicidad que es socia de esta empresa, serás trasladado a esa empresa apenas este nuevo proyecto termine, se que has rechazado cada oferta de trabajo en todas las empresas importantes algunas trabajan con nosotros y otras son la competencia, no quiero saber el porqué –sonríe dándose un respiro – no es que te este corriendo, al contrario eres muy valioso en esta empresa, solo Guillermo creo que llego la hora de que todo lo que has aprendido en esta empresa le saques provecho en otros lugares, quiero que amplíes tus conocimientos, tu experiencia, eres un tío brillante y creo que aquí solo te estamos limitando ¿Qué dices Guillermo?  - este había escuchado todo muy atento, se sorprendió escuchar decir que habían ofertas de otras empresas que el supuestamente había rechazado, ¿Qué ofertas?, bueno ya no importa, lo que importa ahora era esta oferta, esta oportunidad tenía que aprovecharla, sonrió dispuesto a aceptar sin más, no había mucho que pensar, solo tenía que preguntar el salario el horario y esas cosas pero era lo de menos, por lo visto era un buen puesto de trabajo y por algo lo estaban eligiendo a él, podría a ver trasladado al gerente, a Samuel, claro el era muy inteligente y un mago en todo esto de administrar una empresa, Samuel, casi lo olvidaba, si aceptaba tendría que terminar la relación que tenia con su jefe, ya que ya no sería su jefe, ya no trabajaría en este edificio y tal vez todo se complicaba, los horarios, el lugar de trabajo de cada uno, que tan lejos quedaba la otra empresa, y si funcionaba, por cuanto tiempo, entrarían las dudas, los celos, la desconfianza, joder Guillermo ya estaba pensando como si Samuel y el fuesen una pareja, no eran pareja, solo eran amantes con un objetivo en común, sexo, suspiro decidido a dar una respuesta en ese mismo instante, nada de “déjeme pensarlo” ni tonterías, él quería el trabajo, él quería ampliar sus posibilidades, quería irse de esa empresa, ¿quería dejar a su jefe para evitar lo que ya estaba sintiendo por él?, ¿esta oferta era a caso su salvavidas? ¿su salida de emergencia?, que mal, todo se resumía a Samuel, hasta las decisiones sobre su futuro – Guillermo no necesito una respuesta ahora – Borja se había preocupado ya que el pobre estaba sudando y se había quedado tan empanado que daba miedo.

-          No…estoy bien –lo miro- Señor Luzuriaga yo…

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Un pelinegro y un castaño estaban trabajando en la sala de reuniones, estaban en silencio con un montón de papeles, carpetas y archivadores por la gran mesa, el pelinegro destacaba algunas cosas y tomaba un libro gordo con empaste de color azul y buscaba entre las páginas. Ambos estaban centrados en sus cosas, Frank revisaba las clausulas del permiso de derecho de autor que tenía el proyecto, mientras que Samuel leía y cada punto que encontraba algo dudoso lo destacaba para perfeccionarlo con algún jefe de los distintos departamentos o tal vez con Guillermo, como si lo hubiese llamado con la mente, tanto Samuel  como Frank alzaron la vista hacia la puerta que daba al pasillo y ahí estaba, venia del despacho de Borja, se detuvo justo en la puerta, los miro a ambos y sonrió alzando la mano en modo de saludo a lo que ambos correspondieron de la misma manera mirándolo como si fueran los mas idiotas del mundo, Samuel fue el primero en mirar feo a Frank, quien seguía saludando como tonto a Guillermo. 

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