I Hate Love You (JakeXSamuel)

Náuseas

De nuevo se encontraba a si mismo examinando a detalle los marcados músculos de Jake. Detestaba admitirlo, pero el joven estaba bien formado y desde la primera vez que lo vio, se le hacía cada día más y más atractivo.

Desde hace un tiempo que no había nada que no le pareciera "lindo" o "apuesto" de el, desde su mirada tan penetrante, hasta sus anchos hombros.

"¿Que mierda estoy pensando?"

Sacudió la cabeza levemente de un lado a otro, intentando apartar su mirada de los pectorales del joven, una mirada tan descarada, que era sorprendente que hasta ahora nadie se haya dado cuenta del cinismo en esta.

¿Ya cuanto tiempo llevaba así? Desde hace más de un mes que las pequeñas miradas de curiosidad se habían transformado en lo que hacía ahora. En más de una ocasión lo habían encontrado absorto en sus pensamientos, admirando el físico del Joven, tanto así  que no reaccionaba hasta que alguien le alzará la voz, a veces respondiendo con un golpe o con visible molestia.

¿Pero como evitarlo? El chico tenía todo lo que el admiraba y le gustaba, desde ese cuerpo tan formidable e imponente, hasta su personalidad tan carismática pero sin dejar de ser una gran figura de autoridad, capaz de liderar a un gran grupo de personas quienes lo seguían fielmente, como si de perros falderos se tratarán.

Entre más pensara en ello, más veía cualidades tanto físicas como mentales y emocionales que admiraba de Jake. Odiaba admitirlo, pero aquello que sentía obviamente iba más haya de la admiración, ya no observaba curioso a quien en un inicio veía como un niño rico y mimado, sino que ahora lo veía como un hombre, un hombre que le hacía hervir la sangre cada vez que aparecía en sus pensamientos.

Le gustaba Jake, le gustaba y no de una manera sana, pues incluso el solo hecho de aceptar lo que sentía por el joven le provocaba náuseas. ¿Y como no habria de hacerlo? Si después de todo, ellos eran aparentemente rivales, dos sujetos que constantemente luchaban por ver quién era el mejor.

Y eso era también lo que más le emocionaba, esa pequeña pero poderosa rivalidad entre ellos, superar a Jake en todo cuanto fuera posible era lo que lo motivaba a vivir desde que lo conoció. Pero visto por el lado negativo, era evidente que aquello solo lo hacía para cubrir ese maldito complejo de inferioridad que lo carcomia.

Daría todo de si por ser si quiera la sombra de lo que Jake era, pero daría aún más por hacer a Jake suyo, por poder ser dueño de sus más dulces miradas, de esa maldita sonrisa resplandeciente, daría lo que fuera por poder poseer ese cuerpo con el que tanto soñaba y deseaba y por ser el único a quien se dirigiera de esa manera tan dulce y amistosa, justo como lo hacía ahora mismo con ese tal Jerry.

"Mierda... Será mejor que me large de aquí."

Frunció el ceño, dirigiendo una mirada feroz hacía Jerry, quien ahora mismo estaba recibiendo felicitaciones y la dulce sonrisa de Jake, por haber hecho un excelente trabajo. Aquella escena lo fastidio, esas náuseas de las que estaba ya harto hacían nuevamente su aparición, siendo provocadas ahora por los celos.

Se dio la vuelta y salio de lo que para todo Big Deal era su punto de reunión, para dirigirse a su fría y solitaria casa. Alexander lo siguió durante un rato, pidiéndole que no se fuera aún y que lo acompañará a cenar, sin embargo el se negó amablemente a la oferta. Ese pequeño regordete era el único afortunado a quien no trataba como un pedazo de mierda, quizás por qué le parecía muy patético, por qué le causaba cierta gracia o por qué le producía cierta ternura su lealtad, fuera cuál fuera la razón, aquello lo salvaba de recibir su furia y tratos crueles por los cuales se había hecho tan famoso y por lo que era conocido como "El monstruo de Gangseo".

Luego de un largo rato caminando, había llegado finalmente a casa, apenas había puesto un pie adentro y el sentimiento de soledad lo había invadido por completo. Pero así lo prefería el, prefería estar solo a qué estar viviendo con su familia, de la cual se sentía tan avergonzado que, prefería tener como figura paterna a un hombre que ni siquiera sabía de su existencia, un hombre que también representaba todo aquello que deseaba ser.

— Vaya estupidez... ¿Admiración? Mi trasero, estoy harto de esa mierda.

Se quitó su saco botandolo por ahí para después recostarse en la cama y quedarse mirando el techo pensativo.

— Admiración... Quizás sea solo eso, me niego a creer que sea algo más e incluso si es solo admiración... Sigue dándome asco pensar en el de esa maldita manera.

Nuevamente la imagen de Jake rondaba en sus pensamientos, por más que tratase, el joven era en lo único en lo que pensaba en esos días. Suspiró con pesadez y luego de intentar calmarse un rato, se levantó de la cama y comenzó a desvestirse para poder tomar una ducha fría.

"Quizás un baño me ayude a olvidar todas esas idioteces."

Pensó, en un intento por hacer que los pensamientos sobre Jake no pasarán a transformarse en fantasias extrañas que solo lo harían sentir aún más culpable y enfermo, pero ni la ducha más fría pudo sacar la imagen de aquel apuesto chico de su cabeza.

Aún recordaba vividamente cuando se conocieron, en como rápidamente pudo ver una especie de conexión entre ellos, cosa que noto desde que ambos chocaron miradas y que confirmo cuando comenzaron a pelear en medio de la calle, de una forma sincronizada, salvaje y perfecta que aún ahora recuerda con un poco de cariño. ¿Que mejor manera de saber que alguien es tu alma gemela que con unos buenos golpes? Para el, aquella primera pelea representaba eso, el día en el que había encontrado a su otra mitad, su opuesto quien le ayudaba a complementar todo aquello que a él le hacía falta.

— Te odio... Idiota...

Dijo con una enorme sonrisa de bobo dando por terminada su ducha, salió del baño y se sentó a un lado de su cama, vistiendo solamente una camisa blanca para poder fumar un cigarrillo. Esperaba al menos poder dormir bien esa noche y no terminar desvelándose por estar pensando nuevamente en ese chico alto y apuesto, de quién comenzaba a sentir algo más que una simple atracción.