En cuanto sonó el despertador, Valeria, se levantó como todas las mañanas y se preparo para la clase de hoy. Desde que era muy pequeñita, su madre la había metido en clases de ballet, y hasta el día de hoy no había parado. Hoy eran las pruebas para el equipo nacional, por lo que muchas personas se presentarían allí.
Se dirigió hacia el baño, y al mirarse en el espejo, se acordó de su madre, que siempre la decía que eran tan parecidas, que podían hacerse pasar por gemelas. Se le salieron las lágrimas de los ojos, al acordarse que nunca volvería a verla. Su madre había fallecido hace 2 semanas, por culpa del cáncer de riñón, sino fuera porque ella querría que fuera a las pruebas, la de ojos azul claro se hubiera quedado en casa, como había hecho las pasadas dos semanas, tirada en la cama llorando por la pérdida de su madre.
Bajo las escaleras, y se sirvió las tostadas, que al parecer su padre, le había preparado apenas unos minutos.
¡Valeria, -gritó su padre desde el piso de arriba- ayúdame a dormir a tu hermana mientras voy a tirar la basura!
-¡Voy papá!
Subió las escaleras, y cogió a su hermana Aitana, en sus brazos. La balanceó suavemente y poquito a poquito, fue cerrando los ojos hasta que finalmente, se durmió.
Terminó de preparar su mochila, cogió algo para picar después, y salió al coche, donde su padre la esperaba.
-¿Ya estás lista, cariño? ¿Segura que no te falta nada?
-Si, segura, papá, no te preocupes que lo tengo todo controlado.
-Vale, es que no quiero que eches a perder tu gran día.
-Ni que fuera para tanto.
-Tu madre estaría tan orgullosa de ti.
-Ya...- dijo Valeria mientras sentía que la tristeza de esta mañana volvía- Bueno, ¿nos vamos?
El resto del viaje transcurrió en silencio, y después de media hora, su padre la despertó.
-Cariño, cariño. Ya hemos llegado. ¿Quieres qué te acompañe o te dejo aquí?
-Déjame aquí, papi. Recuerda que tienes que venir a recogerme dentro de 3 horas.
-Vale, suerte, hija.
-Gracias, te quiero.- dijo Valeria, saliendo del coche destartalado que tanto amaba su padre
-Y yo.
Cruzó la calle, y entró en la escuela de baile donde se harían las pruebas. Se maravilló por la cantidad de espejos y de luces que había en la recepción. Había tanta gente, que se podrían llenar 10 autobuses con ellos. En cuanto Valeria termino de observar la sala, salió de otra la directora de la escuela.
-Lo primero, bienvenidos. Soy Chloe Bélanger, la directora de la escuela nacional de Ballet. Las pruebas se realizarán en grupos de 10 en 10 y todos los participantes tendrán que traer sus propias puntas. ¿Alguna pregunta?
Unas cuantas manos se alzaron, y la directora los observó cuidadosamente, como tomando nota.
-Usted, el de la camiseta ridícula de patos.
Un murmullo empezó a sonar, pero la directora, lo paró alzando su mano, en forma de desprecio.
-Me estaba preguntando,- empezó a decir el chico, ruborizándose- ¿Qué hacemos si...
De repente, el chico empezó a brillar, y al segundo, desapareció. De un momento a otro, todo el mundo entró en caos, algunos gritaban, otros corrían y otros pocos se escondían, pensando que así quizá, podrían evitar que lo que le había pasado al chico les pasara a ellos. Valeria se quedó en su sitio paralizada por el miedo y la incertidumbre.
Una niña de al parecer unos 7 u 8 años, empezó a brillar, y después de ella, otros muchos más. Diez segundos después, todos, desaparecieron.
Al mirar a su alrededor, Valeria, observó que del montón de personas que había, ahora, solo quedaban 4.
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Abandonadas
Teen FictionA veces, un día normal, puede transformarse en cuestión de segundos, al día donde perdiste todo lo que tenías. Y esta es una de esas veces, donde Valeria, Leire, Claire, Paulette, Camila y Malia, tendrán que sobrevivir PASE LO QUE PASE Portada en h...