Capítulo 9: Infierno en Espera...

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Presente "hola"

Recuerdos: hola

Sonido: ¡PAM!

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Los siguientes días lo pasamos en aquellos caminos, las pocas provisiones se acababan, ya solo tratábamos de comer en la mañana y beber agua durante todo el día, la desesperación porque no encontráramos una aldea o un pueblo cercano comenzó a surgir en nuestras mentes, quizás era mejor; sin una población de la cual depender, no existiría un mercado y por ende no habría producción de alimentos, a pesar de que esto sonara negativo tenía su lado positivo, sin alimentos no habría militares que nos pudieran atrapar, pero tampoco tendríamos que comer y moriríamos de hambre.

No era muy buena opción que digamos, si nos quedábamos entre las montañas y formábamos nuestra propia aldea que dependiera del río, quizá pudiéramos sobrevivir, pero sin semillas y sin conocimientos exactos de la producción de alimentos, tampoco es buena idea de supervivencia.


"Quizás morir de hambre hubiera sido mejor..."


El cansancio era abrumador y más para los pequeños, quienes después de caminar todo el día y dormir en la intemperie cada noche, se habían vuelto muy callados, permanecían algo deprimidos y solo seguían el fiel paso de sus madres; Cristian siempre trataba de animarlos con datos curiosos sobre la fauna y la flora, inventado juegos y tratando de mantener los buenos ánimos del grupo, la verdad es que él siempre nos sacaba una sonrisa.

Fue un gran alivio cuando encontramos un campamento de refugiados, al terminar el primer mes después de la masacre, pudimos alimentarnos con algo más que no fuera comida en lata, descansar en camas calientes y tomar un baño para relajarnos, fue una alegría cuando las mujeres encontraron a sus familiares en ese lugar, el verlas sonreír con alivio y cariño, me hizo recordar a mi bella, cariñosa, amable y...fallecida madre.

― ¿En qué piensas? ―La voz de Cristian me saco de mis recuerdos, trayéndome a la realidad.

―Nada, solo recuerdos...

― ¿De tu familia? ―A veces me molestaba que él diera en el clavo con cada pregunta.

―Si...

― ¿Cómo eran ellos? ―Ellos, es la primera vez que Cristian me pregunta por mi familia, hace tanto que no hablo sobre ellos.

―Mi madre era una beta, ella era una mujer muy hermosa, tenía un cabello negro como la noche, ojos azul oscuro como la profundidad del río, delicada, de bella figura, de piel blanca, era amable, sonriente, cariñosa y luchadora, incluso cazo, ella sola un jabalí cuando mi padre enfermo ―reí un poco ―Era una gran madre...

― ¿Cómo tú?

―JaJaJa ―Era cierto, yo me parecía mucho más a mi madre que a mi padre, al menos físicamente.

― ¿Y tu padre, cómo era él?

―Mi padre era también un beta, era fuerte y corpulento, hasta un poco intimidan te, pero era tranquilo, inteligente, tenía el cabello castaño claro y ojos verdes. ¿Sabes? Mi madre lo esperaba cada tarde antes de comer, ella esperaba su regreso los días en que iba al bosque, a buscar ingredientes para los medicamentos que fabricaban ―Recuerdo con una sonrisa.

―Entonces tú te pareces a tu madre, con los ojos de tu padre y Nataniel es igual a tu padre, con los ojos de tu madre ¿no? ―Al momento en que le iba a responder, ocurrió algo completamente inesperado...

¡Los militares nos encontraron!

― ¡HA! ―el desastre se desató, los gritos y disparos hacia el aire se hicieron presentes en el lugar.

Cargué a mi hermano con rapidez y tomé mi bolso, traté de huir lo más rápido que pude, correr y alejarme eran mi plan.... el cual falló de inmediato, cuando un militar me tomó del brazo, jalándome hasta donde se encontraban las demás personas, todos arrodillados, muchos llorando, los niños aferrados a sus madres o familiares. Un nudo se me formó en la garganta cuando el hombre hizo que me arrodillara al lado de toda esas personas, el cómo iban pasando por al frente de cada fila viéndonos a la cara, levantando a mujeres, a niños, parecían ser los únicos que se salvarían de la muerte.

La voz del capitán sonaba fuerte, demandante ― ¡Levantar las caras, decir su genero y profesión, no quiero mentiras, ni rodeos! ―Los militares comenzaron a preguntarle uno a uno el genero, alfa, beta, alfa, beta, era lo único que mis oídos escuchaban, no había un solo omega, yo era el único y con un bebé en brazos; le rogué a todos los dioses que pudieran escucharme, que por lo que más quisieran, que el militar se detuviera antes de llegar a mí y dijera que se llevarían a todos los anteriores.

― ¡TU! ¿Nombre y profesión?

―Cristian Ivanov...soy un beta, médico ―La voz de Cristian sonaba cerca, puede ver como de inmediato lo tomaron de los brazos y se lo llevan, fuera de mi rango de visión, quizás nunca más lo vuelva a ver.


"Perdóname Cristian..."


― ¡Ey tú! ¿Cuál es tu nombre y profesión? ―El nudo se hizo más grande, no podía tragar y tampoco respirar.

― ¿Qué es lo que traes entre los brazos? ―preguntó otro de los militares. ― ¿Eso es un bebe? ―Todas esas preguntas me tenían sin habla, con la garganta reseca, con una gran crisis de ansiedad a punto de estallar.


"No tenia otra opción...tenia que hablar..."



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Ultima edit 26/12/2022

"Solos contra el mundo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora