C A P Í T U L O │2│

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D O S

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D O S

D u l c e    M a r í a

Luz.

Abro las cortinas del ventanal del comedor y respiro el aire que entra por la ventana. Necesitaba hacer algo diferente y de repente organizar una cena para un tipo que ni siquiera conozco se convirtió en mi escapatoria de la jaula que me había mantenido encerrada;

La empresa.

Lo único que hice ahí fue estar sentada bajo el escudriño de Alfonso. Él no me dejó sola ni un solo momento y tampoco me permitió abandonar su oficina y si, soy un desastre pero tampoco estaba en mis planes demoler el edificio o algo así.

―Señorita ―Rosé me llama.

Vuelvo a verla haciendo un gesto para que diga lo que tenga que decir―. Aún no ha elegido las bebidas para el brindis. ¿Quiere vino o champagne?

―Vino ―respondo sin pensar.

La mujer se retira dejándome sola. Vuelvo a ver la mesa bien organizada y luego el atardecer frente a mi.

Es tarde.

Decido que lo mejor es ir a vestirme adecuadamente así que subo a mi habitación, abro mi closet y visto el vestido blanco que había elegido para la ocasión.

Tengo que comportarme y soportar a mi mentor que los mas probable es que sea un señor mas arrugado que una pasa.

Tengo que ser fuerte y no irme contra sus comentarios ermitaños, tengo que tragarme mi orgullo y callar cuando cuestione mi forma de vivir, en fin, será una noche larga. Todo sea por papá.

El timbre suena y viendo el reloj sobre mi mesita de noche sé que el anciano ha llegado. Salgo de mi habitación y cuando cruzo el pasillo a las escaleras escucho voces por lo que sé que mi padre y mi hermano ya han recibido a nuestro querido invitado.

Arreglo mis rizos rojos a un solo lado y sujeto el barandal para bajar las escaleras.

Me detengo a la mitad.

Observo a las personas frente a mi sorprendida y sé, cuando todos vuelven a verme, que él también lo está.

―Oh, y ahí está mi princesa ―papá habla sacándome del pasmo.

Sonrío.

Retomo mi camino y termino de bajar las escaleras con ayuda de mi padre.

―Dulce ―él habla tomando mi mano―, él es tu mentor. Christopher.

Christopher, el hombre al que besé en la calle se llama Christopher y es mi mentor.

Oh, vaya que el mundo es pequeño.

Sonriendo, me acerco a él buscando algo en su expresión que me diga si recuerda nuestro encuentro y si, su mirada me lo dice todo y su cuello tenso también. ¿está en pánico? Genial, me va a gustar jugar con eso.

Perfecto Desastre [Vondy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora