Los cumpleaños en mi familia siempre han sido los peores, nuestros padres nos obligaban a vestirnos elegantes cuando apenas teníamos seis y siete años, recuerdo algunas ocasiones en las cuales se escuchaban los gritos de mi madre en la recamara de mi hermana y siempre eran los mismos.
Tanto a Mónica como a mi nos encantaba jugar y raspar nuestras rodillas, pero eso no era posible, esos días vestíamos ropa ajustada y teníamos que lidiar con Lizeth y Robert los hijos de los amigos de nuestros padres, bastantes cobardes y malcriados, fue un placer empujar por las escaleras a ese chiquillo que me sacaba de quicio y quería jugar un tonto videojuego, nunca entendía que yo solo quería leer y dibujar en mi cuarto o bajo la sombra del árbol rodeado de arbustos espinosos.
Debes mantenerte al margen frente a la clase alta, decía mi madre, mientras que mi padre solo asentía y me jalaba en dirección al cuarto para supervisar que me colocara adecuadamente cada pieza de ropa que se encontraba frente a la cama.
Mi padre nunca supo realizar el nudo en la corbata razón por la que Tania la sirvienta era la encargada de realizar esa tarea, las risas, carreras y pláticas durante mi adolescencia fueron en aquella cocina, siempre sentado en ese banco observando como ella preparaba la comida y como su vida se iba acabando, seria increible decir que ella aún vive, pero su cuerpo aún reposa en ese lugar lleno de flores donde aún no es encontrado.
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La hora de la farsa comienza,lugar donde una empatía incrédula, sonrisas y palabras dadas al aire surgen, aunque es mejor conocido como las reuniones familiares,he convencido a Katherine que me acompañe al cumpleaños de mi madre.
Espero que nadie le incomode, he tenido sueños extraños pero no se preocupe he entendido un poco de ellos.
Creo saber donde se encuentra mi ex prometida pero aun no estoy preparado para ir a buscarle
Doctora Mendoza las pastillas para poder dormir que me receto no han tenido efecto en mi.
EVANS TYLER LEE.
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Mis sobrinos juegan, sus risas son las más auténticas en este lugar, mi madre aún no pronuncia nada todos se encuentran sorprendidos por la chica que me acompaña mi madre es la primera en realizar la jugada bien esto puede parecer un interrogatorio en el cual Katherine responde de una forma acertada incluso pareciera que hubiéramos practicado por horas aquellas preguntas, mi vista en ansiosa, el sentimiento en el pecho es tan conocido que no puedo ocultar la inquietud mis ojos me engañan y se enfocan en aquel lugar repleto de flores ganando la atención de mi hermana y una mirada extraña de parte de la doctora Mendoza, trato de concentrarme en mi platillo realizó el corte en la carne prosigo a hundirlo en la salsa marinada para tomar de nuevo con el tenedor un poco de vegetales he introducirlo a mi boca mientras cierro los ojos en el proceso.
Mi mente divaga mientras me concentro en el sabor de aquella carne,pienso en su cuerpo aferrado al mío mientras que mi pelvis choca fuertemente contra la suya, sus gemidos mientras descargo mis ganas en aquella mesa de la cocina, ¿cuántas veces hicimos eso?.
Ella era mi cocinera y sirvienta, mi primer enamoramiento, un adolescente inmaduro que disfrutaba de su valle en cada oportunidad siempre llevándome al clímax de su sexo dejando que besara, lamiera y mordiera lo que estuviera a mi alcance, abro los ojos, mi amigo me demuestra lo excitado que me encuentro pero ninguna de las personas presentes en esta mesa lo ha notado.
Sonrió victorioso mientras vuelvo a introducir otro bocado a mi boca, las horas en la cocina, el baño, el sótano, es cierto, el sótano con ese olor a hierro, la pala ya lavada, los trapos escurriendo y ella tan perfecta aferrándose a mi espalda mientras sigo en ella, sus gemidos cada vez más silenciosos.
Aquel lugar lleno de flores es el primer lugar que observo,las rosas tan presentes incluso en invierno después de su desaparición, como aquel lugar se aferraba a no morir, los tallos de esos rosales con espinas tan filosas era mi maravilla, el clímax de mi adolescencia y de mi fascinación al pinchar mis dedos con el filo mientras las gotas de sangre cubrían aquella blanca nieve, su olor a hierro recordaba el sótano y ahora aquella puerta oculta de mi estantería.
Los segundos se vuelven minutos, los minutos en horas y el momento de terminar con esta fiesta llega, Katherine se despide de todos, mi madre está sumamente feliz por qué le trajera, mientras me despedía de ella susurraba que le trajera más seguido tan solo me limite a asentir no quería tener una pelea o discutir de esos temas.
El transcurso fue tranquilo, aplaudible debido a que ella se encontraba fascinada con mi familia no quiso aceptar mis disculpas por el interrogatorio del inicio, ella comprendía perfectamente las razones incluso mencionó el hecho de que si fuera lo contrario y el cumpleaños sea de un familiar suyo y no mío también hubiera sido interrogado por la mayoría de sus tíos.
Los veinte minutos más cálidos fueron en aquel puente escuchamos música y bromeamos un poco, el llegar a casa fue extraño pareciera que ninguno de los dos quería bajar del auto, pero lo hicimos entramos a casa y cada quien se despojó de sus ropas para ponernos algo más cómodo mientras nos metemos en la cama para conciliar el sueño.
Los días siguientes estuve en casa para ser precisos fueron dos, no me apetecía ir a la empresa realice algunas reuniones urgentes por línea y al terminar me dedicaba a mirar por horas aquella puerta color gris, la llave en mi mano trataba de seguir su camino para introducir el en la cerradura en algunos momentos lo hacía pero nunca dio vuelta, aún no estoy preparado para saber qué es lo que se encuentra detrás, creo saberlo pero necesito respuestas no más preguntas.
Me dispongo a salir y dirigirme a la cocina preparo la cena, al sonar mi teléfono salgo en dirección al auto para ir a recoger a Katherine, un mes fue lo que acordamos apenas llevamos unos días y se me ha hecho tan alegre mis días.
Llegó al restaurante, espero paciente por ella, la veo salir acompañada de Fernando, hablan y se despiden de beso justo frente al carro, ella sube mientras que el solo se dirige a su moto.
Puedo sentir como la sangre que recorre todo mi cuerpo comienza a calentarse, nunca le miro solo mantengo mi vista al frente al llegar a casa pasó de largo directo al baño con mi ropa lista, me despojo de la que tengo puesta giró las llaves y dejó que el agua fluya.
¿Por qué me siento tan enfadado?
Mientras el agua cae por mi cuerpo puedo escuchar de fondo como ella mueve platos, el aroma se hace presente y unos pequeños golpes hacen que casi resbale del susto.
K. Vamos termina, la cena se enfriará
E. No tengo hambre cena tu yo aún estaré aquí,- mentira claro que tengo hambre, pero por una extraña razón no quiero verle, me siento enfadado bien podría decirse que enfermo, pero la razón es algo que aún desconozco.
Al terminar o intentar apaciguar está guerra mental cierro las llaves, me cambio de una forma lenta, al terminar el espejo del baño me muestra una imagen demasiado seria, acaso es posible que mi cara tenga esta expresión de la nada, esto si que es frustrante, salgo del baño me dirijo a la sala acomodo mi almohada y la cobija en la barra se encuentra un plato aún está caliente a lado de este una pequeña nota.
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Deja de ponerte celoso y come algo extrañe tu compañía esta noche.
Katherine.
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Espera, espera ¿Celoso?, yo no soy celoso es más ¿por qué debería de serlo? Ella solo es mi compañera, por un tiempo, no siento nada por ella, vaya celoso yo por favor.
Devoro el contenido del plato y lo dejó en el fregadero, entro al baño lavo mis dientes y regreso a la sala para recostarme en el sillón y conciliar el sueño.
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TUS CURVAS
Novela JuvenilDespertar en ese cuarto de hospital sin duda fue uno de los días más extraños en mi vida, sin duda estaba equivocado soy Evans Tyler Lee y está es la historia de como mi vida se volvió un infierno, infierno que yo mismo cree. Katherine sin duda fue...