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28 de mayo

Otra vez 28 de mayo.

Se supone que sería un día feliz, era fin de semana, era mi día libre del trabajo, y tampoco tenía que ir a la escuela, se supone que podría dormir hasta tarde. Pero no.

La empresa en la que mi hermano mayor trabaja, tuvo que organizar un evento justo un sábado por la mañana. Y tenía que ser exactamente en este día, el 28 de mayo, el día de mi cumpleaños.

–Mari, dice mamá que te apures.– Siento que mi hermana menor mueve mi hombro, para lograr despertarme.

–Lau, dile a mamá que no quiero ir.– Cubro mi cara con las sábanas, para evitar que mi hermana siga molestando.

–Nadie quiere ir, pero es importante para Frank.– Jaló la sábanas con brusquedad.– Así que arréglate, que se nos hace tarde.

Me miró amenazante y salió del cuarto que ambas compartíamos, pues al ser mujeres y estar faltos de espacio en la casa, papá y mamá decidieron que era buena idea dejarme dormir con Laura.

"Pésima idea." Pensé para mis adentros. Laura puede ser menor y tener solamente 17 años, pero es un verdadero malestar cuando se lo propone.

Mientras me vestía, recordaba en lo cómodo que era compartir habitación con Julieta, mi hermana mayor.

Ella casi nunca estaba, pues desde que comenzó a trabajar casi no se aparecía por el cuarto, solo cuando era la hora de dormir.

La desventaja, era que no tenía con quién platicar. La vida de Julieta se reducía al trabajo y a su novio. Y vaya que su novio era algo asfixiante.

Peiné mi cabello en una coleta alta y dejé mi flequillo de fuera, atorandolo detrás de mi oreja. Mientras en mi mente se repetía el día de la boda de mi hermana mayor.

"¡Suertuda Julieta! Ella no tiene que ir a este ridículo evento..."

–¡¡MARA!!– Escuché el gritó de mi madre.

–¡Ya voy!– Respondí gritando también, pues ella estaba al pie de las escaleras y yo en mi habitación con la puerta cerrada.

Antes de salir, me miré por última vez al espejo.

–Feliz cumpleaños, Mari.– Le dije a mi reflejo.– Ni siquiera en este día puedes descansar.

Tomé mi chamarra y la bolsa tipo cartera que casi siempre colgaba de mi hombro.  Aunque Julieta me dijera millones de veces que la bolsa no se usa cruzada, yo no dejaba de usarla de esa manera.

Llegué al auto de mi hermano poco antes de que este arrancara.

–¿Por qué siempre tardas tanto, Mara?– Pregunta Francisco, el causante de está tragedia.

–Porque no solo te callas y conduces.– Respondí tajante.

Escuché a mis hermanos pequeños reír por mi comentario, Francisco negó con la cabeza algo molesto y mamá me lanzó una mirada de advertencia.

– Mamá, ¿por qué papá no va?– Pregunta mi hermano menor, David.

–Él está trabajando, Dave. Ya te lo había dicho.

–Eso dice, pero la verdad es que no quiere ver tu carota fea David!!– Lau ríe por lo que dijo, y yo me uno a ella. David solo se cruzó de brazos y no nos volvió a dirigir la palabra en todo el camino.

Para ser ya unos jóvenes, mis hermanos en ocasiones actuaban muy infantil. Tanto que en ocasiones quería ahorcarlos con mis propias manos, y en otras más me decía a mi misma que no habría nada en este mundo que no haría por ese par.

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2021 ⏰

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