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—¿Qué hacemos aquí, Alya?

—¡Shh! ¡No hagas ruido! —Alya introdujo la llave en el picaporte y con cuidado abrió la puerta, haciendo el menor ruido posible. En silencio, entró, seguida de un no tan silencioso Nino.

—Te dije que no hicieras ruido, —Alya susurró, ya que Nino obviamente no estaba haciendo ningún esfuerzo para ceder su orden.

—¿Y por qué lo haría? ¿Me trajiste aquí a mitad de la noche sin explicación para jugar a los ladrones?

—No planeo robar nada, —Alya respondió en voz baja. —Solo quiero tomar unas cuantas fotografías y entonces podremos irnos.

—¿Otra vez eso?— Nino acusó. No estaba sorprendido. Había sido la obsesión de Alya desde hace unas semanas, o mejor dicho, era una meta que se había puesto a sí misma. —¿Por qué siempre me arrastras en tus planes tontos?

—No es tonto, —Alya defendió. —Es el plan perfecto.

«Y mi única oportunidad», agregó para sí misma.

Nino se alzó de hombros y siguió a Alya, aun sin hacer mucho esfuerzo por ser discreto. Casi chocó contra ella cuando Alya se detuvo frente a la habitación de Marinette antes de girar hacia él con un dedo en su boca. Nino viró los ojos pero cedió al silencioso pedido de Alya. Despertar a Marinette a esa hora no era una buena idea. Quedarse callados definitivamente parecía ser la más sabia decisión.

—¡¿Qué rayos- —Alya musitó cuando la puerta estuvo parcialmente abierta. Incluso en la oscuridad de la habitación podía ver que solo había una figura en la cama. —¿Por qué no está?

—¿Quién no está? —Nino se preguntó. No había podido echar una mirada al interior de la habitación antes de que Alya cerrara con cuidado la puerta.

—Solo hay una persona durmiendo ahí.

—¿Ah sí?

—¿No estás sorprendido?

—Quizá pelearon, —Nino supuso.

—Parecían bien antes, —Alya dijo. —O al menos como siempre. —Agregó. Porque esos dos nunca parecían estar realmente bien, incluso después de por fin estar juntos.

—Algo pudo haber pasado después del trabajo.

Las cejas de Alya se fruncieron mientras iba a la otra habitación del departamento, la cual solía ser suya hasta hace dos años. Abrió la puerta con cuidado y como esperaba, había algo en la cama. Alya supuso que era Adrien. Se maldijo antes de salir de ahí sin molestarse más en ser callada o discreta.

Con una sonrisa entretenida, Nino la siguió. Casi sentía pena por Alya. Casi. Desde ese día cuando Sabrina había cerrado la puerta de su habitación hace dos meses, privándola de su segunda oportunidad para inmortalizar esa amorosa vista de Marinette y Adrien durmiendo pacíficamente en los brazos del otro, Alya se había propuesto en tomar esa fotografía a toda costa.

Sorprendentemente lo había tomado bastante bien, solo quejándose un poco pero callándose tan pronto como Nino la silenció. Eso fue porque había pensado que ahora que Marinette y Adrien eran pareja, tendría numerosas oportunidades de tomar una fotografía de sus momentos románticos. Pero no pudo haber estado más errada.

Alya ni siquiera había tenido una oportunidad. Parecía que no mucho había cambiado entre la pareja aparte del hecho de que se habían mudado juntos y que Adrien era el modelo a largo plazo de Marinette. Pero no había ningún momento romántico entre ellos, al menos no en público. Discutían tanto como antes o mejor dicho, Adrien estaba siendo tan molesto como siempre y Marinette seguía alejándolo.

(2) The game of Love (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora