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—¿Quién era? —Adrien preguntó tan pronto como Marinette se unió a él a la cama con el rostro mostrando insatisfacción.

—Alya. —Marinette respondió y su tono reflejaba claramente su humor. —Y aún está aquí.

—¿Tan tarde?

Eran las 8 pm. No era tan tarde pero no era normal para Alya, o alguno de sus amigos, que fuera sin anunciarse de antemano, y mucho menos durante mitad de semana.

—Parece que se peleó con Nino. —Marinette explicó, sin esconder la duda que tenía por la verdadera razón de la súbita visita de Alya. —Se está quedando aquí.

—No te ves muy complacida, bebé. —Adrien bromeó aun cuando sabía que no era la presencia de Alya lo que molestaba a Marinette, ya que ella haría lo que fuera por ayudar a un amigo en problemas, sino más bien por el hecho de que toda la situación parecía ser planeada.

«No era de todos los días que Alya dejaba su departamento porque tenía una pelea con su compañero, ¿verdad? »

—Creo que tiene otro motivo.

—Lamento contradecirte pero mi presencia aquí no es parte de un plan.

Adrien y Marinette giraron hacia la voz que acababa de meterse en su conversación para encontrar a Alya recostada en la puerta, cruzada de brazos y una sonrisa burlona en su rostro.

—Sí, claro. —Marinette resopló. Como si Alya fuera a admitirlo algo, en especial cuando eso arruinaría su plan actual.

—Tengo pruebas. —Alya dijo con confianza y eso hizo a Marinette sentirse curiosa.

«¿Qué clase de prueba podría tener Alya para convencerla de que no planeaba nada? Aun si no era su primer propósito venir aquí, no podía creer que Alya no se aprovecharía de la situación y las oportunidades que podían ser ofrecidas a ella. Así que lo que sea que dijera, no le creería. Alya solo se detenía cuando llegaba a su objetivo. Y eso aún no había pasado.»

Marinette estaba segura. O lo había estado hasta que vio a Alya dejándolos por unos segundos antes de regresar con una fotografía en su mano, y el corazón de Marinette latió de miedo.

«¡¿Eso no podía ser, cierto?! »

—¡No es cierto! —Marinette dijo pero pareció más como que trataba de convencerse a sí misma que no podía haber pasado. No podía recordar un momento en el que Alya pudo haber tomado una foto de Adrien y ella juntos. Íntimamente juntos.

—Entonces mírala tú misma. —Alya retó, sonriendo con clara diversión por la situación.

Fue Adrien quien sostuvo la fotografía primero, muy curioso como para quedarse en la cama hasta recuperarse como Marinette le había dicho que hiciera. Estaba sintiéndose mejor después de todo, y estaba muy ansioso y emocionado para ver el resultado del esfuerzo de Alya.

Marinette vio cuando los ojos de Adrien se iluminaron mientras una sonrisa feliz se colaba en sus labios. Al parecer puede que Alya no había estado bromeando después de todo y Marinette estaba dividida entre estar enojada por la existencia de esa foto, y sobre todo que estuviera en posesión de Alya, y gustarle la vista de Adrien sonriendo así. Se decantó por lo primero, o mejor dicho, su mente decidió por sí misma tan pronto como puso sus ojos en la fotografía y, si no hubiera estado en las manos de Adrien, ya la habría roto. Pero Adrien quizá lo había adivinado y por ello estaba enseñándosela desde lejos pero lo cerca suficiente para que Marinette pudiera verla claramente pero muy lejos para que no hiciera lo que quería hacer.

(2) The game of Love (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora